Barcelona acoge muchos espacios simbólicos de gran interés histórico, cultural y social. Unos lugares que la convierten en una ciudad ideal para descubrir y redescubrir todos sus rincones, paseando y visitando como turistas las fachadas modernistas del Eixample o el casco antiguo de Ciutat Vella entre otros. Pero ¿sabemos qué se esconde bajo el suelo de esta histórica y emblemática ciudad, donde viven 1.664.182 habitantes?
Bajo la superficie de 100,3 km2 que tiene la capital catalana, se encuentran una inmensa cantidad de túneles y entramados construidos, conocidos y desconocidos por buena parte de la población. Los más frecuentados, son los que engloban la red de metro, los parkings subterráneos e incluso, los túneles del alcantarillado —que se pueden visitar en época libre de Covid-19—, pero hay muchos otros a los que ciudadanos y turistas no tienen acceso, y conforman buena parte de una ciudad que no se ve, de una ciudad paralela construida bajo nuestros pies.
Rosina Vinyes (Barcelona, 1982) es arquitecta doctorada en urbanismo por la Universidad Politécnica de Catalunya. Vinyes es autora de la tesis "Barcelona oculta: la relevancia del subsuelo en una gran ciudad contemporánea", publicada en el 2015, y que ofrece por primera vez un plano entero de todo el subsuelo construido a lo largo de la ciudad. "¡De hecho, este plano podría ser el de una otra ciudad! No reconocerás ni tu propio barrio", dice sonriendo su autora.
La arquitecta apunta como en nuestro día a día convivimos con una estrecha relación con el subsuelo de las ciudades. A nivel personal, "desde que nos despertamos por la mañana y encendemos la luz —que nos viene de unos cableados que se encuentran enterrados en la calle—, hasta que acabamos la noche haciendo unas copas en un bar en el subsuelo, o volviendo a casa en metro o dejando el coche al parking". Vinyes reflexiona sobre la vinculación que tenemos con este espacio construido bajo tierra, del que considera que tenemos un desconocimiento importante, que provoca la pérdida de muchas oportunidades con el fin de mejorar la calidad de vida de los ciudadanos.
El proceso de elaboración del plano
Cartografiar una superficie que se encuentra a simple vista, puede resultar relativamente fácil por su accesibilidad y la visibilidad de los elementos y estructuras que lo integran, pero elaborar un plano del subsuelo, resulta mucho más complejo y pesado, teniendo en cuenta su accesibilidad y los permisos y solicitudes que en muchos casos se tienen que pedir para poder acceder.
"Lo que más me costó fue pedir la información de servicios y obtenerlos, así como determinar el subsuelo privado, todo el que hay bajo los edificios, porque se tiene que ir consultando parcela por parcela". A partir de fragmentos más reducidos y después de consultar licencias, Vinyes hizo una estimación según cada parcela con el fin de extrapolar el conjunto de la ciudad. "Miré todas las parcelas de la ciudad, pero no podría visitar todos los parkings privados".
Los aparcamientos (públicos y privados) ocupan la parte más importante del subsuelo de la ciudad, una auténtica paradoja cuando el coche se encuentra cada vez más amenazado. Vinyes se cuestiona y reflexiona sobre qué se hará de estos espacios, cuando el coche deje de ser el protagonista de la ciudad, y plantea alternativas cómo tener en cuenta que "la planta -1, también se puede convertir en un espacio comercial, en cines, etc. o para cualquier espacio que procure para el interés general".
Plaza Catalunya: un escándalo de formas y elementos
En el punto más céntrico de la capital catalana, en plaza Catalunya, se encuentra el eje comercial más importante, así como la confluencia de varias redes de transporte —tan a nivel superficial como subterráneo—. Un punto determinante donde la experta en urbanismo, alerta que el subsuelo de la zona, no tiene nada que ver con la imagen que se ofrece en la superficie de la misma plaza.
"Bajo plaza Catalunya confluye el metro, ferrocarriles, Rodalies, un aparcamiento, una comisaría de la guardia urbana, un punto de turismo... La cuestión no es que haya muchas cosas, es que no se hablan nada entre ellas", apunta Vinyes, que considera que "la falta de un proyecto común, es determinante para la mejora de los millares de usuarios que la frecuentan a diario".
Ordenar el subsuelo, mejora las oportunidades
La arquitecta y urbanista de la UPC, considera que el subsuelo es un espacio desperdiciado, "lo tratamos como un desperdicio urbano, con dejadez, como si no tuviera ningún valor". La pérdida de oportunidades es la principal conclusión que la autora de "Barcelona oculta: la relevancia del subsuelo en una gran ciudad contemporánea" extrae después de siete años elaborando la tesis, un trabajo que le ha permitido constatar como "hay una falta de relación entre los elementos y, por lo tanto, una pérdida de oportunidades".
"El pasillo infinito del metro de Paseo de Gracia, está pared con pared con el parking. Imagínate hacer del parking, locales comerciales. ¡El pasillo mejoraría mucho más y no sería nada tétrico"!, ejemplariza Vinyes, como alternativas con el fin de mejorar la planta -1 de una zona céntrica y muy frecuentada.
La permeabilidad del suelo
La experta en urbanismo dedica un capítulo de la tesis en señalar y alertar de que si se sigue ocupando el subsuelo de forma desmesurada, sin control y sin ningún tipo de orden, se acabarán haciendo ciudades impermeables donde el agua no se podrá filtrar en el suelo. "Según cómo construyas el subsuelo, interrumpes el ciclo del agua".
En Poblenou, uno de los barrios más próximos a la línea costera, el nivel freático se encuentra a partir de los dos sótanos bajo tierra, explica Vinyes. "Si se construye a más profundidad, tienes que estar bombardeando agua todo el día hacia la alcantarilla, y esto está pasando en muchos edificios que se están construyendo".
Un agua que se dirige hacia una red de alcantarillado urbana que tiene un total de 1.620 km, por donde se evacuan las aguas residuales y pluviales, constituyendo así una red de sistema unitario de mallas, donde el agua puede circular por varios caminos diferentes. Según fuentes del Ayuntamiento de Barcelona, "el agua es conducida a partir de esta red de alcantarillado hacia la línea de la costa, donde es interceptada por una alcantarilla que las conduce hacia la depuradora del Prat y del Besòs".
Un subsuelo muy amplio y diverso, dónde se encuentra agua, cableados, ratas, desperdicios, metros, coches, almacenes, bares, restaurantes, oficinas, gimnasios, personas y, en definitiva, una vida paralela que en muchos casos se desarrolla sin ser conscientes, con una relación permanente con la superficie donde tomamos el sol paseando entre plazas y calles.