¿Qué diferencia hay entre una alpaca y una llama? ¿Se come su carne? ¿Por qué escupen? ¿Cuánto cuesta mantenerlas? Estas eran algunas de las preguntas que nos rondaban por la cabeza desde aquel primer reportaje que hizo Núria Bacardit para| el TN Comarcas de TV3 donde nos descubría Maria Àngels Caus y su rebaño de alpacas. Era el año 2021 y su autenticidad, con frases tan genuinas como "quina verdura és això" o sus carcajadas escandalosas y su carácter carismático la convirtieron en un personaje muy atractivo para las cámaras. Muchos periodistas se hicieron eco de aquel primer reportaje y Maria Àngels no desperdició la oportunidad. Mientras la mayoría veíamos una mujer pintoresca acaparando los focos y disfrutando de su momento de fama, en realidad ella ya estaba construyendo su comunidad virtual en las redes sociales con unos seguidores, que, actualmente, pagan para visitarla y eso le ha permitido ampliar su granja de alpacas.

Cuatro años después, nos hemos plantado a Cercs, en el Berguedà, para conocerla a ella, a sus alpacas y entender como su aparición en televisión (y gracias a su astucia) le han cambiado la vida, radicalmente; convirtiéndose, así, en una mujer emprendedora y visionaria que ha conseguido poner su granja de alpacas en el mapa.
Llegamos puntuales a la 13 h y mientras Júlia aparca, me acerco a una familia que se acaba de despedir de Maria Àngels. Son una pareja con mellizos de unos nueve años. Me explican que es la segunda vez que vienen y que quieren volver más adelante. No son los únicos que se marchan entusiasmados, detrás de ellos aparecen tres parejas que van a buscar el coche. Han venido a hacer un pícnic e interactuar con las alpacas, parece que la experiencia les ha gustado a todos porque se marchan satisfechos. La han conocido a través de Instagram.
Aquí en nuestra casa nada es normal, ya lo veis
Tenemos ganas de conocerla, pero antes de llegar a la puerta nos saluda Jordi, la pareja de Maria Àngels, desde el tractor. Sabe que venimos y nos invita a entrar mientras él sigue trasteando. Maria Àngels nos recibe con los brazos abiertos y nos hace pasar rápidamente. Está agradecida de abrirnos las puertas de su casa y enseguida se pone a charlar. De entrada nos enseña la cabaña que han construido expresamente para la gente que viene a visitar las alpacas. Es de madera, rústica con unas mesas hechas con la madera reciclada de los árboles que había alrededor y una barra que separa la cocina. La mayoría de utensilios tienen forma de alpaca, no les falta ningún detalle. Y dentro de la cabaña nos encontramos a Chueca, una llama que, mareada con tantas alpacas, se refugia con Buu, su cría de seis meses, que la persigue para mamar. Cada animal tiene su nombre y su historia. "Desde que abrimos las puertas de casa en el 2021 hacemos participar a la gente en Instagram y ellos votan los nombres de las alpacas que nacen. Aquí en nuestra casa nada es normal, ¿ya lo veis, eh"? Maria Àngels es exactamente como nos lo imaginábamos.

Normalmente, vienen grupos reducidos de hasta 14 personas y los lunes y martes cerramos. Lo tenemos todo reservado hasta mayo
El paisaje es espectacular y el sol nos abraza, parece que el día nos acompañará. Las diecinueve alpacas y dos llamas campan a su aire. Son animales dóciles, sociables, suaves y no huelen a nada. Maria Àngels las ama a todas por igual, no tiene ninguna de preferida, se sabe el nombre y conoce bien la personalidad de cada una de ellas y las besa y abraza. "Era mi sueño tener alpacas", nos explica. Mientras charla, antes de engancharle el micrófono a la sudadera (que tiene un estampado de una alpaca). Hoy la han visitado tres parejas y una familia de cuatro, es decir, han venido a desayunar 10 personas y han pagado 25 € por cabeza. "Normalmente, venden grupos reducidos de hasta 14 personas, lss separamos en dos grupos, y los lunes y el martes cerramos. No quiero que las alpacas se mareen y tienen que descansar". Prefiere no hablar de dinero, pero yo no puedo evitar hacer números rápidos y solo con las visitas salen unos ingresos de unos 1.800 € semanales (sin tener en cuenta todos los gastos). Vienen empresas para hacer team building, grupos escolares, familias, todo el mundo que ama los animales está invitado. "Lo tenemos todo reservado hasta mayo, y ahora he contratado a una chica para que nos eche una mano". El negocio, si es que se puede decir así, funciona. Pero no solo tiene alpacas y llamas, también convive con cuatro o cinco perros que están acostumbrados a la gente y una colonia de treinta gatos.

La música calma las fieras
Todo empezó a raíz de un reportaje en la televisión en el quel descubrió que en Cantabria y en Euskadi había estos animales y se enamoró, y convenció Jordi, a su compañero, para ir a conocerlas. Así fue como en el año 2014 iniciaron su granja de alpacas y llamas con la compra de Barnaby (llama) enSan Pedro del Romeral y de dos alpacas vascas que nacieron en Carranza. "Las cogí como hobby para nosotros, y poco a poco las hemos ido haciendo criar." Así fue como iniciaron su pequeño rebaño que ahora cuenta con veintiún animales.
¡Con la ilusión que me hacía tener alpacas y se me escapaban por mi risa! No querían saber nada de mí
El día que llegó a casa y las dejó libres se le escapaban todo el rato. "No querían saber nada de mí, pensad que me ponía a reír y salían por patas. Yo decía: ¡es que yo tengo esta risa, yo no puedo cambiarlo, con la ilusión que me hacía tener alpacas, y ahora se escapan por mi risa! Yo se lo explicaba: nos conoceremos, pasaremos muchas horas con vosotras y nos amaremos". Y así fue como se las ganó, con mucha paciencia y utilizando una técnica de Terry Crawford, una educadora de los Estados Unidos, que proponía poner música a los animales porque les ayuda a calmarse. "Al principio si yo ponía la música aquí, ellas se ponían en otro lado y me espiaban, pero poco a poco, como son muy chismosas, se acercaban y se tendían a mi lado". Maria Àngels explica que les ponía todo tipo de música, "música catalana pero reguetón no, eh" y sobre todo la radio.
Les ponía música catalana para calmarlas, pero reguetón no
¿Qué diferencia hay entre una alpaca y una llama?
Ambos animales son camélido sudamericanos, pero tienen varias diferencias notables. Las llamas suelen ser mayores, pueden medir 2,8 metros de altura y pesar entre 130 y 200 kg. Tienen un cuerpo más robusto, el hocico alargado y las orejas largas y curvadas. En cambio, las alpacas son más pequeñas, de unos 1,4 metros de altura y con un peso de entre 55 y 90 kg, el hocico más corto y las orejas más cortas y rectas. Con respecto al pelaje, las llamas lo tienen más áspero y menos denso y la de las alpacas es mucho más suave, fino y denso, lo cual hace que su lana sea más valiosa para fabricar tejidos.

La mejor lana del mundo, suave y sin anilina
La lana de alpaca es de las mejores del mundo, es muy suave, no contiene anilina, que es la grasa que desprende la lana de oveja, y no pica. ¿Comercializáis la lana? Le pregunto. "Las esquilamos siempre en verano. De hecho, nos compramos la máquina y lo hacíamos nosotros. Pero el año pasado tuvimos la gran suerte de encontrar a un chico que nos lo hace, porque ahora ya tenemos muchas y se nos hace pesado. Nosotros tardábamos una hora por alpaca y él lo hace en 15 minutos. Es importante esquilarlas porque si no te pueden coger ácaros, pasan mucho calor en verano". Maria Àngels da la lana a una mujer que extrae el hilo, pero no la comercializa.
Cercs está a mil metros de altitud, "a pesar de que ellas, en su país, en el Perú, Chile, Bolivia y los Andes están entre 2.000 y 3.000 metros de altitud, son animales que se adaptan muy bien porque allí pasan de temperaturas de 0 grados a 30 en un mismo día". ¿Y cómo gestionan el calor, en verano? "Los meses de verano pacen a primera hora de la mañana y las horas en que pica más el sol buscan las sombras, debajo los árboles, en la cuadra, porque las paredes son tan gruesas que a dentro están frescas. Mientras que en invierno aprovechan más las horas de Sol".
En Europa la carne de alpaca y llama está prohibida
No las hacen criar para vender en otras granjas, no aprovechan su lana, tampoco han probado nunca su carne ni se plantean venderse ninguna. De hecho, nos explica que en Europa la carne de alpaca y llama está prohibida. En el Perú, Bolivia, Chile y los Andes a las llamas las utilizan como medio de transporte, "les ponen unas alforjas en la espalda y las usan para subir los alimentos a los Andes, y en algunos casos por su carne, en cambio, las alpacas son usadas, exclusivamente para su lana". Pero Maria Àngels las tiene de mascotas y las trata como miembros de su familia. Y con respecto a los veterinarios tienen dos, uno que es de vacas, cabras y de ovejas, "de rumiantes, porque la alpaca y la llama son rumiantes", y el otro, especializado en caballos, que les hace analíticas en su clínica, pero no han encontrado ninguno especializado en camélidos.
¿Qué coste tiene mantener una alpaca y cómo se alimentan?
Aunque la finca donde viven es muy grande con zonas boscosas "les proporcionamos hierba seca y alternamos con alfalfa seca, sobre todo para las madres gestantes que están dando a mamar a los bebés" Ellas necesitan su espacio, necesitan un campo enorme, ser libres. Pagan 250 € por una ranchera de hierba seca y alfalfa que les dura entre dos y tres semanas. También las alimenta con cereales, "son sus golosinas". Copos de maíz picados, avena, algarrobas, soja, guisantes y "es muy importante también que tengan su piedra de sales minerales, para que se puedan regular". Son como las cabras, unas grandes gestoras forestales, es decir, cuando ven zarzas se comen las hojas y dejan el tronco con los pinchos". También les encantan las bellotas, las ramas de encina y de pino". Y Maria Àngels las consiente, les lleva un cubo cada día llena de zanahorias cortadas pequeñas. "El azúcar que contiene la zanahoria no les afecta a la vista, y de vez en cuando también cae alguna manzana.

Tres estómagos y tres tipos de escupitajos: su manera de comunicarse
Hace rato que estamos aquí, y se hace difícil dejar de mirarlas. Algunas tienen flequillo y los dientes muy salidos. Son cómicas. Campan libre por el prado hasta que Maria Àngels las llama con un bol de cereales en las manos y entonces se vuelven locas. Se tienen que hacer sitio para conseguir cereales y, para hacerlo, algunas escupen. "Ellas tienen tres tipos de escupitajos. Son rumiantes, tienen tres estómagos. El primer escupitajo es de aire, es de viento, simplemente no tiran nada, pero sí que te avisan. Eh, no me robes mi comida, no me quites mi sitio, no tengo ganas de jugar. Es una advertencia, un aviso. El segundo escupitajo consiste en trozos de hierbas enteros, que todavía no han sido procesados, y aquí dices, eh, se está enfadando un poco más. Y el tercer escupitajo es un vómito del tercer estómago, que es comida ya triturada y procesada con los ácidos del estómago. Cuando hacen este tipo de escupitajo tienen que esperar unos quince minutos para volver a comer. Y la alpaca que recibe el escupitajo le da mucho asco, se va corriendo a revolcarse, a limpiarse. Es su manera de comunicarse.
De ser camarera en un bar de Berga a gestionar un rebaño de 21 alpacas
Su vida cambió por completo de un día por el otro. "Yo me dedicaba al mundo de la restauración, trabajaba en un bar en Berga, y salir a la televisión me permitió abrir las puertas de casa, y gestionar las visitas, que me generan unos ingresos que me permiten dedicarme al rebaño por completo". Explica que no se habría imaginado nunca que podría cumplir este sueño.
Cuando veo que la gente que nos visita se marcha feliz, me vey a dormir tan contenta que a ellas, a las niñas, se lo digo todos los días, les estoy agradecida y les doy besos
"No tengo palabras para agradecer a todo el mundo el hecho de que nos vengan tantas visitas y que esté gustando tanto". Sus palabras lo dicen todo, es una mujer feliz que hace lo que le gusta, que transmite el amor por sus animales y está agradecida a la gente que le permite sacar adelante el proyecto. Me explica que fue el alcalde de Cercs quién le habló a Núria Bacardit de ella y sus alpacas. El día que la periodista vino a conocerla, estaba tan nerviosa que le dijo, "tengo el culo que no me entra una lenteja". Pero su naturalidad se ganó a los espectadores. Y a partir de aquí fue recibiendo llamadas de gente interesada en conocer sus alpacas y hacer visitas y fue cuando decidió abrir las puertas de su casa. Inicialmente, empezaron con los paseos con alpacas y ahora lo ha extendido a los pícnics.

Entonces todavía estaban tramitando licencias y permisos, ni siquiera habían empezado a construir la cabaña donde gestionan los pícnics. Y ahora, cuatro años después, quieren abrir un proyecto nuevo, construir dos habitaciones, una en forma de alpaca y la otra en forma de llama para permitir pasar la noche a los visitantes, como si fuera un hotel temático.
¿Cuánto vive una alpaca? La muerte forma parte de la vida
Las alpacas viven unos 20-25 años. "Kaila es la alpaca mayor que tenemos, es una yaya que en octubre cumplirá dieciséis años. Y admite que después de once años conviviendo con alpacas, alguna también se le ha muerto. "Es la parte negativa, que algún día alguna se pone enferma y por mucho que llames al veterinario y hagas todo lo posible, puede morir. Después de tantos años, hemos tenido muchos aprendizajes, hemos tenido mucha felicidad, pero también algunos disgustos.
Mientras charlamos, Maria Àngels sostiene un bol con cereales y las alpacas se ponen las botas. "Mira, aquí tengo a Cassi y a Kenny, que son muy descaradas, Oro, que es un follonero, es que todo tiene que ser para él, no tiene filtros. Es que no puedo con vosotras".
¿Hacen muchas travesuras? "Como van libres, se van donde quieren, ahí abajo, en la parte de los huertos, se cuelan y si encuentran alguna verdura la roban, y nos hacen enfadar".

Como soy tan feliz, no tengo la necesidad de marcharme de viaje, sería bastante inviable
Seguimos paseando y no dejo de pensar en las vueltas que da la vida y qué importante es hacer lo que a uno le gusta. Maria Àngels es de las personas más felices que conozco, desprende felicidad, está en calma con ella misma y disfruta de las pequeñas cosas con su excéntrica familia. Me explica que tiene la capacidad para reírse de ella misma y que el humor la ayuda mucho a vivir". Pero no puede hacer viajes ni marcharse de vacaciones. "Cuando arrancamos este proyecto, ya sabíamos dónde nos metíamos. Ya habíamos viajado bastante, pero ahora solo nos podemos marchar dos o tres días, una semana es bastante inviable, pero como soy feliz tampoco tengo la necesidad de marcharme".
Las cacas de alpaca, una fuente de nutrientes para el huerto
Las alpacas, aparte de tener un gusto musical bastante ecléctico, también son muy limpias. Sus cacas son bolitas negras como las de las ovejas y cabras, se parecen a los conguitos, brillantes, y a diferencia de otros animales la hacen siempre en el mismo sitio, como si tuvieran letrinas. "Tienen lavabos, allí donde va una van todas. Eso lo hacen porque en estado natural, en el Perú, Bolivia, Chile y los Andes, tienen un depredador natural, el puma, y para que este no las encuentre, todas hacen caca en el mismo sitio, y así no dejan rastro por todas partes". Y como es bien sabido, en el campo no se tira nada y Maria Àngels y Jordi utilizan el estiércol de abono para el huerto, porque "Es uno abono muy bajo en nitratos".
Ya hace dos horas que lo mareamos con preguntas y consideramos que tenemos bastante información, así que mientras ella limpia la cocina donde ha preparado los pícnics de los visitantes, nos despedimos y tiramos para el coche, eso sí, con una última fotografía para inmortalizar el momento y le prometemos que la visitaremos cuando ya tenga construidas las habitaciones para los futuros huéspedes.
