La pandemia del coronavirus ha cambiado nuestra manera de hacer. La catedrática de Sociología de la Universitat de Barcelona Marta Soler, hasta este viernes presidenta de la Asociación Europea de Sociología (ESA), explica que la covid nos ha hecho analizar y verificar más las informaciones que han salido al respecto y a buscar evidencias científicas. La Asociación Europea de Sociología ha organizado esta semana un congreso de sociología que ha acabado con la participación de 4.000 personas y en formato online. En este sentido, Soler destaca que "han transformado las dificultades en grandes oportunidades".

Foto: Sergi Alcàzar

¿Qué tal?

Bien, siguiendo esta nueva normalidad, ajetreada. Teníamos que organizar un congreso que tenía que ser en Barcelona y lo hemos hecho online con 4.000 participantes. Hemos transformado las dificultades en grandes oportunidades siendo el mayor congreso que se ha hecho de sociología en la historia de la Asociación Europea.

No sé si la pandemia, las medidas y las restricciones ha hecho que nos preguntáramos más como estamos o qué tal.

Sí que nos lo preguntamos más. Nos lo preguntamos más, nos preocupamos. Hemos pasado un tiempo que ha hecho que nos planteemos muchas cosas. Ha habido muchas nuevas reflexiones, cómo queremos vivir, quiénes son nuestras amistades, en quién confiamos, qué pasa en nuestro entorno. Son cosas que han cambiado.

Hay niños que por la calle solo han visto personas con mascarillas. ¿Eso puede afectar?

Hay mucha investigación. Yo puedo hablar del ámbito de la sociología. Lo que está pasando es que la persona tiene una gran capacidad de adaptación. No es la primera vez que nos encontramos con cosas difíciles. Llevar mascarilla no es el problema más importante con el que los niños se pueden encontrar.

La persona tiene una gran capacidad de adaptación

Se ha criminalizado mucho a los jóvenes durante la pandemia. Se les ha culpado de algunas cosas. ¿Ha podido afectar eso a su manera de relacionarse ahora? Botellones, restricciones...

Lo que dice la investigación internacional en sociología es que la sociedad es diversa. Eso lo que hace es que ante situaciones como la que hemos vivido reacciona de maneras diferentes. Hay jóvenes que no han podido ir a los locales, y han hecho fiestas en la calle. Pero también hay una gran parte de jóvenes que han hecho un proceso de reflexión para ver qué tipo de relaciones quieren y pueden tener.

 

¿Se les ha cargado de demasiada responsabilidad?

No sé si diría que tienen más responsabilidad, sino que ha habido un proceso de reflexión mayor. La sociedad, en general la ciudadanía, se ha hecho más responsable de saber cuáles son las evidencias científicas. Sobre el coronavirus, lo que dicen los científicos y se ha publicado en una revista de sociología, demuestra que en Internet y Twitter circulan más noticias falsas que verdaderas, pero hay más retuits de las verdaderas o que hacen 'fact checking' (verificadas). La ciudadanía busca qué dice la ciencia y la evidencia y no se quiere dejar llevar. La ciudadanía se ha hecho responsable de buscar verdades. En este sentido, ha avanzado mucho.

Foto: Sergi Alcàzar

Del coronavirus, prácticamente no sabíamos nada. Ahora parece que hemos aprendido algo...

Una de las cosas que se están estudiando desde la sociología son las libertades. Corre por las redes que nos limita las libertades, pero por otra parte hay investigación publicada y tener más información —tanto con respecto a lo que comentábamos ahora, como tener más información sobre con quién nos hacemos amigos o con quién nos relacionamos— hace que las personas sean más libres y que no se tengan que dejar llevar por el discurso de qué toca hacer. Las personas tienen más información y pueden decidir con quién se quieren relacionar, amistades o relaciones afectivas mientras que muchos jóvenes se han dejado o se dejan llevar y son víctimas de un discurso coercitivo que los lleva hacia botellones o relaciones que no quieren. Las personas se vuelven más reflexivas gracias a la situación límite que nos ha llevado muchos problemas porque los problemas son grandes y graves, pero nos abre oportunidades de repensarnos.

Comentábamos que el coronavirus nos ha enseñado alguna cosa. ¿Ha comportado también desigualdades?

Está por todas partes que nos viene un impacto en desigualdades económicas, personas que han sufrido ERTE, en las puertas de una crisis económica que afecta directamente a muchas personas. Las desigualdades han aumentado, ha habido pérdida de puestos de trabajo, inseguridad..., las cosas están en precario.

 

¿Es difícil de decir, sin embargo, la cosa podría ir a peor, con respecto a relaciones humanas?

Como comentaba antes, la sociedad es muy plural y muy diversa. Los datos están claros la desigualdad de la situación afecta a las personas y al ser una sociedad plural también reaccionamos de manera diferente. No hay una sola fórmula. No habrá una crisis emocional. Hay personas que han encontrado nuevas fórmulas para relacionarse. La época del confinamiento fue muy dura. Personas mayores, familias encontraron maneras de buscar nuevas formas de hacer vida social. Eso queda en el tiempo. Abuelos que han aprendido a utilizar la tecnología. Un estudio que se publicó en una revista científica destacaba que las escuelas buscaron fórmulas de estar conectados y un estudio a escala internacional analizó posibles situaciones de abuso o dificultades de las casas. Nuevas formas y nuevas oportunidades de relacionarnos.

Hay comportamientos adquiridos que hemos aprendido deprisa. Llevar mascarilla, distancia social... ¿Son cosas que quedarán? ¿Nos afectarán a cómo nos relacionamos a partir de ahora?

El hecho de que no sea obligatorio y la gente la lleve también es parte de la libertad. Cuando se impone, al principio, se decía desde organismos que no era necesario y había publicaciones que hablaban de la importancia de la mascarilla para evitar contagio. Vemos, sin embargo, que había personas que empezaron a intentar comprar o adquirir mascarillas porque veían lo que pasaba en China. Cuando se decía que no era necesario, no había ninguna base científica.

El hecho de que no sea obligatorio y la gente la lleve también es parte de la libertad

Foto: Sergi Alcàzar

Después se dijo que sí. La ciudadanía estaba confundida. Y fueron a buscar evidencias. Ahora se pueden decir cosas, y la sociedad empieza a buscar evidencias y hace lo que cree que es mejor. Otro dato es que se hizo un estudio de la UE sobre el comportamiento. Confiaban más en los científicos que en organismos públicos. Si mucha gente lleva mascarilla, es porque están informados y deciden.

Ha habido diferencias entre el comportamiento de la primera ola y la quinta

Es verdad que antes había más desconocimiento, ahora hay más información, pero no solo porque se transmita desde el ámbito institucional, sino porque la buscan. Las personas quieren saber qué es verdad en el ámbito científico y qué no. Salen plataformas ciudadanas de fact checking de lo que dice la ciencia. No es lo que dicen los organismos o la prensa, sino que se buscan evidencias. En vez de leer lo que sale en las redes se buscan evidencias científicas. En este sentido, se ve que la ciudadanía quiere entender y quiere hacer este puente para tener directamente la evidencia científica.