Estar quemados, la tendencia que arrasa entre los docentes. Más de un tercio de los profesionales de la educación en Catalunya, el 36%, están pensando en dejarlo y trabajar en otro sector. Así lo muestra una encuesta elaborada por el sindicato mayoritario de docentes en Catalunya, USTEC·STEs (IAC), y presentada este jueves, para la cual han entrevistado en torno a 14.000 maestros y profesores. De estos docentes entrevistados, alrededor de un cuarto —27% de hombres y 22% de mujeres— se plantean dejar la profesión este mismo año, y el 37% lo harían por otra actividad laboral de estatus y salario similares, no necesariamente por una mejora de condiciones.

Entre los factores que propician esta fuga de talento en la educación están, según alegan los propios docentes en la encuesta, el ambiente de trabajo y los conflictos (43%), donde identifican una falta de autoridad ante el alumnado, las familias y las direcciones; la carga mental (25%), ya que hablan de desgaste psicológico en su día a día, y la burocracia (19%), que perciben como una carga de trabajo extra con poca o nula utilidad.

Xavier Díez, doctor en Historia Contemporánea y coordinador del estudio, ha afirmado este jueves en la presentación de los datos ante la prensa que la docencia se ha convertido en una profesión "degradada" y cada vez menos atractiva a la que dedicarse porque se ha "proletarizado". En este sentido, explica que cualquier profesional con una formación con salida laboral fuera de la docencia acaba dejando el aula para ir a trabajar a una oficina en otro sector. Especialmente con matemáticos o informáticos, si bien señala que cada vez ocurre más con docentes de otras especialidades. Desde el sindicato docente hablan de una "gran renuncia", utilizando el término popularizado tras la pandemia de la COVID, y alertan de que eso "hipoteca el futuro de la escuela".

Díez y la portavoz de USTEC, Iolanda Segura, han señalado que los docentes han perdido autoridad ante la sociedad, las familias y los alumnos, que presionan y ponen en cuestión el criterio formativo y conciben la educación como un servicio comercial que pagan para recibir y quieren condicionar cómo es. También señalan, en este sentido, al Departament d'Educació, el cual, dicen, impone las metodologías a aplicar y marca todo detalle en detrimento del criterio y la libertad de cátedra del docente. Así, se sienten atacados por el Departament, que los "desautoriza". Donde hay mejores datos de satisfacción docente, según muestra la encuesta, es en las escuelas oficiales de idiomas, ya que "la tarea docente está mucho más acotada y clara", no existen las mismas presiones burocráticas y son más independientes pedagógicamente. Donde están los peores, en los institutos escuela, "una apuesta ideológica del Departament con Esquerra Republicana (ERC)" de la que, afirma Díez, los docentes "huyen como de la peste" por su horario partido, que genera muchas incidencias por indisciplina en los mediodías y las tardes.

El desgaste de los docentes es uno de los fenómenos que ellos mismos y los expertos advierten habitualmente. Recientemente, el profesor de Filosofía y escritor Damià Bardera alertó de ello en una entrevista con El Nacional, en la que decía que "cada vez hay más desprestigio" en la docencia. "No tenemos gente porque se ha vaciado el trabajo de sentido. Y depende de dónde te toque trabajar, estás totalmente desprotegido en el aula". Alertaba también sobre la falta de disciplina entre el alumnado y lo hostiles que eran algunos entornos educativos. "¿Quién quieres que tenga ganas a las ocho de la mañana de sentirse insultado? ¿O de entrar con tensión en el aula? Hay gente que empieza a las ocho de la mañana y antes de las dos y media, ya ha ido a despedirse a la dirección diciendo "ostras, no es lo que me esperaba". La gente, si se ha sacado una carrera que tiene salida laboral que no sea la docencia, pues se marcha. ¿Normal, quién tiene ganas de aguantar eso?", argumentaba.

Hasta 16 horas de trabajo en casa y trabajo los fines de semana

Sobre la carga de trabajo, la encuesta también señala que los docentes dedican habitualmente muchas horas extra a casa, para corregir, preparar clases o rellenar papeleo para el Departament. El 29% hace entre 9 y 12 horas de trabajo semanal en casa y el 24%, más de 13 horas. Incluso un 10,7% dedica más de 16 horas. Esto también incluye el fin de semana: el 64% trabaja 6 días a la semana y el 17% lo hace los 7 días —especialmente entre los profesores de bachillerato—. Su jornada tiene que ser de 37 horas y media, de las cuales, por ejemplo, en primaria tienen que ser 30 presenciales en el centro.

Otro aspecto del que alertan los docentes es la falta de democracia en los centros educativos, de manera que la dirección tendría plenos poderes para configurar el equipo docente y, por lo tanto, todos los interinos y docentes sin plaza definitiva se encuentran en una situación en la que "su trabajo depende de callar", como alertaba Bardera. Como si se tratara de una empresa privada, en definitiva. En este sentido, el 41% de los docentes encuestados consideran insatisfactoria la democracia interna en escuelas e institutos, ante un 31% que ya ven bien como funciona y un 27% que no contesta. Díez ha explicado que los docentes veteranos son los más insatisfechos en este sentido, porque recuerdan que 20 años atrás la situación era diferente. "Antes, el director era un portavoz del centro hacia la administración, ahora es un representante de la administración en el centro", ha apuntado.

Las ganas de irse, inversamente proporcionales al sueldo

Aparte, el malestar tiene también una vertiente económica, material. El 60% de los docentes con problemas económicos, habitualmente vinculados a depender de sustituciones, interinidad e inestabilidad laboral, consideran que tienen una mala salud mental. También se nota esta vertiente en quienes se plantean o tienen intención de dejar la profesión. Los docentes que viven en un piso compartido tienen casi el doble de predisposición a abandonar el sector —el 44%, ante el 27% que tiene una vivienda en propiedad—. La predisposición a abandonar la docencia, de hecho, es inversamente proporcional al nivel de ingresos. Entre los que tienen ingresos familiares inferiores a 1.800 € mensuales, la voluntad de abandonar es del 50%, mientras que disminuye hasta el 26% entre aquellos a quienes les entran en casa en torno a 5.000 € cada mes.

La reclamación salarial es otro punto destacado por la USTEC, que lamenta que un maestro recién entrado cobra 1.500 euros al mes netos, "lo que en Barcelona implica estar en situación de pobreza". Apuntan al hecho de que el docente ha perdido en los últimos años en torno a un 20% de su capacidad adquisitiva por el aumento del coste de vida, que no se ha visto acompañado en la retribución que reciben.

Protocolo para casos de violencia, quitar poder a las direcciones y estabilizar a todos

Ante este panorama negativo, el sindicato aprovecha para lanzar varias propuestas de mejora y conseguir retener talento en la educación y que la docencia sea de nuevo una profesión atractiva y de prestigio. En este sentido, USTEC reclama reducir la burocracia innecesaria para evaluar, utilizar aplicaciones o elaborar memorias, más inversión para aumentar plantillas y poder reducir ratios de alumno por docente y, así, blindar la jornada continuada en todos los centros o más días para preparar el curso. También establecer un protocolo de respuesta unificado si hay violencia hacia el docente o imposibilitar que las direcciones "puedan escoger arbitrariamente" al profesorado —esto presiona a las mujeres para que renuncien a medidas de conciliación, denuncian—. En este sentido, la demanda habitual es derogar el decreto de plantillas y eliminar las plazas perfiladas que sirven, dicen, para escoger a dedo al personal. Por descontado, acabar con "el abuso de la interinidad" y estabilizar a todo el personal, o también revertir los recortes del 2010.

Desde USTEC señalan que la situación es "delicada, pero no crítica" y que, por lo tanto, ahora lo importante es corregir una situación que "es reversible". Segura ha concluido que "con voluntad política podría haber una reversión". Finalmente, han alargado la mano a la consellera Esther Niubó para abordar los resultados de la encuesta.