Miles de personas protestan en Palma contra el turismo masivo y llaman la atención internacional, después de la movilización histórica de mayo. Unas 50.000 personas según los organizadores (más de 20.000, según la policía española) han salido en las calles de la capital mallorquina este domingo para protestar contra la masificación turística en la isla, la caída de los salarios, la pérdida de calidad de vida, los atascos en carreteras y playas, el ruido, el consumo del territorio y el precio tanto de la vivienda como del alquiler.
La manifestación ha sido convocada por la plataforma Menys turisme, més vida y se han adherido un total de 111 entidades ecologistas, vecinal, sindical, educativo y cultural, entre las cuales el Grup Balear d'Ornitologia (GOB) y Mallorca Platja Tour. Bajo el lema "Cambiemos el rumbo, pongamos límites al turismo", la protesta ha empezado a las 19.00 horas, ha recorrido las principales calles (turistificadas) y ha finalizado en el centro de la ciudad.
En plena temporada turística y con miles de turistas que llegan cada día al archipiélago para disfrutar tanto del sol como de las playas, la manifestación ha querido ser "un punto de inflexión, un golpe sobre la mesa y el inicio de acciones y movilizaciones en las cuatro islas, no solo en Mallorca". Así se ha expresado el portavoz de la organización, Pere Joan Femenia, que ha añadido que "el objetivo de la protesta es cambiar el rumbo". "La gente está harta de un modelo económico que no tiene en cuenta los problemas que el turismo causa a los residentes", ha explicado.
Femenia ha propuesto medidas "concretas", como limitar la llegada de vuelos (este fin de semana han operado 4.786 vuelos en los tres aeropuertos baleares), la cifra de cruceros, el alquiler de coches y de viviendas vacacionales y "controlar" la compra de casas a los no residentes. "La gente quiere un punto final", ha dicho, porque alcanzar este año la visita de 20 millones de turistas es "insostenible". El portavoz también ha lamentado que "hace muchos años" que la riqueza que genera el sector no se reparte entre la población, que tiene muchas dificultades para comprar o alquilar un piso.
Acciones concretas contra el turismo masivo
Muchos mallorquines se han movilizado para exigir un "cambio de rumbo" a las administraciones, con pancartas y cánticos. También han llevado cruceros y aviones a escala, así como la casa "del futuro" para denunciar que el turismo es "precariedad laboral, masificación, desigualdad social, destrucción del territorio, aniquilación de la cultura autóctona, dependencia económica y contaminación". Ha habido otros lemas como "Más turismo que nunca, la explotación de siempre", "No es turismofobia, es mallorquicidio", "Tu lujo es nuestra miseria" o "Mallorca no está en venta".
El paso de la manifestación por el centro de la ciudad ha pillado por sorpresa muchos turistas, algunos de los cuales han aprovechado la ocasión para hacer fotografías mientras disfrutaban de un helado. Algunos comercios han cerrado las ventanas para evitar cualquier posible incidente, aunque la protesta ha sido del todo pacífica. La movilización ha sido seguida con interés por medios de comunicación internacionales, especialmente alemanes y británicos. De hecho, ha provocado una discusión entre los partidos conservadores y ecologistas alemanes.
Más allá de la extensa atención a los medios que ha hecho Femenia, al final de la manifestación se ha leído un manifiesto para volver a exigir a los responsables políticos "acciones claras enfocadas a poner límites e iniciar el cambio de rumbo de modelo económico". Un modelo económico que "nos expulsa, nos precariza, destroza nuestro territorio, consume recursos que no tenemos y nos vierte a la dependencia de un solo sector económico que nos hace una sociedad vulnerable y sin alternativas":
El manifiesto también ha puesto énfasis en denunciar el "drama" en el acceso a la vivienda, el "empobrecimiento" de los trabajadores y la "legalización de hasta 50.000 construcciones con infracciones urbanísticas en suelo rústico", a la vez que ha puesto el foco sobre la necesidad de "poner límites" para garantizar un "desarrollo sostenible". Es decir, "un modelo justo, igualitario", que atienda "la actual crisis ecológica y social" mediante el "decrecimiento turístico y la diversificación de la economía" con criterios de "justicia social" con medidas como "la regulación de la compra-venta de vivienda a no residentes, dejar de invertir dinero público en ampliación de infraestructuras y en promoción turística, decrecimiento en cifra de vuelos y moratoria de cruceros, establecimiento de máximo de vehículos de alquiler" y un largo etcétera. En definitiva, Menys turisme, més vida ha concluido con un nuevo llamamiento a la movilización para alcanzar un cambio "real" en las políticas turísticas y económicas, así como en la forma que se gestionan los recursos en Balears, "para conseguir una sociedad más justa, más igualitaria, que entienda que sin un medio ambiente sano no hay futuro posible". Y ha recordado que "una sociedad activa y combativa, una sociedad cohesionada que trabaja por el bien común, con una cultura y lengua vivas y activas, una sociedad inclusiva y acogedora lo tiene todo para conseguirlo todo".