Es muy bestia lo del río Besòs. Las afectaciones medioambientales del incendio de la química Ditecsa de Montornès y el vertido de disolventes y aceites al río se conocerán la semana que viene. Las portadas de los diarios de Barcelona, sin embargo, lo destacan con razón —El Periódico y Ara por encima del resto— porque el diagnóstico inicial es muy duro, muy cruel: se han perdido entre 20 y 30 años de limpieza y repoblación de la fauna y del tejido vegetal.
Es una gran desgracia. En dos o tres horas se ha ido al garete el esfuerzo de dos o tres décadas que transformaron aquella cloaca a cielo abierto en un río digno de ese nombre. Hay que esperar que el caso no sea usado como arma arrojadiza en manos de la mala política, sino una tarea común de depuración de responsabilidades y recuperación de todo lo que se ha perdido a causa de este desastre medioambiental que alguien ha denominado mini-Chernòbil, porque no sólo es una calamidad ecológica sino una degradación del valor social del río y su entorno que los vecinos padecerán, como lo padecieron en otros tiempos no tan lejanos.
En Noticia de jornal, Chico Buarque canta que a dor da gente não sai no jornal, el dolor de la gente no sale en los diarios. Se hace extraño que esta noticia no abra las portadas de La Vanguardia y El Punt Avui, que demuestran menos sensibilidad que sus competidores. Por contraste, en las redes sociales las reacciones han sido de intensa indignación y son, seguramente sin querer, la mejor crítica a algunas portadas de hoy: