Cuando la doble puerta del pasillo de entrada que lleva al panóptico central se cierra, te cae todo el peso de la historia encima. Seguramente es un peso muy diferente al que les cae a los millares de presos que a lo largo de los últimos 100 años han entrado y pasado por la Modelo.
La prisión de preventivos de Barcelona pasará definitivamente a la historia el 8 de junio, justo el día antes de que celebre los 104 años desde su apertura. Un siglo de vida de la Modelo que cuenta con la historia de miles de reclusos. Unos, presos políticos encarcelados durante la represión y el régimen franquista, otros ladrones de nombre y renombre. Pero también muchas historias anónimas e invisibles que pasean como fantasmas por las galerías, ahora ya prácticamente vacías de la Modelo.
La Modelo es la prisión que nació como símbolo de la modernidad y que siempre estuvo marcada por la masificación, los motines, los conflictos internos y la falta de recursos económicos. La vida de la Modelo ha estado marcada por los cambios sociales y dentro, en cada una de las celdas, se ha escrito parte de la historia de Catalunya. Y es que tal como dicen los educadores que hace años que trabajan, la prisión no deja de ser un reflejo de la sociedad.
La vida en la Modelo estos días es bastante diferente a lo que ha sido los últimos años. La prisión llena hasta el colapso de hace unos años no tiene nada que ver con las galerías medio vacías que hay actualmente. Servicios Penitenciarios "ha procurado explicar muy bien que cerraban la Modelo para mejorar la vida de los internos y funcionarios" y que "el cierre es en beneficio de la calidad de vida de ellos", dice Armand Calderó, director de Presons de la Generalitat.
Justo antes de comer, a las 13 horas, entra en la antigua galería de presos peligrosos uno de los internos. Hace 4 meses que está en la Modelo, y le es bastante igual si cierra o no, ni cómo es la vida dentro. Quiere ser libre y tener cosas que hacer, para no pensar. Eso es lo que cambiará de su vida entre rejas cuando se vaya a Brians 1. Lo encerraron provisionalmente después de detenerlo por haber cometido un robo con fuerza y está pendiente de juicio. Después de pensárselo mucho nos viene a ver a la galería 5.
En el fondo de la galería, en un rincón, se espera haciendo un cigarrillo otro interno. Los presos pueden fumar dentro de los pasillos porque la prisión es su lugar de vida y la ley antitabaco así lo especifica. Se acerca y nos explica que hace 3 meses que está en la Modelo, que lo detuvieron por un tema de drogas y que sólo quiere trabajar para enviar dinero a su país.
La rutina de la prisión se mezcla estos días con las visitas y las entradas controladas de los medios de comunicación que quieren captar por última vez la vida en la Modelo. Nos encontramos con Magda Oranich que conversa con el director general de Serveis Penitenciaris. "Siempre hay visitas a las prisiones, lo cual nos gusta, también, porque podemos explicar lo que hacemos en los centros penitenciarios", dice Armand Calderó.
La porno de los viernes, el fútbol y Gran Hermano
A las 14h nos encontramos con el recuento de presos. No se entretienen mucho. Quieren echar la siesta y están todos a punto dentro de la celda. Hasta las cuatro y media no saldrán. Unos aprovechan para dormir, otros para mirar la tele. Algunos de ellos enganchados a telenovelas: "Hubo una época que no se movían ni se oían porque hacían Pasión de gavilanes", explica la funcionaria que nos acompaña hasta la galería 3 que lleva al emblemático patio de la palmera. Allí están las cabinas de teléfono desde donde los presos pueden llamar a los teléfonos autorizados.
Las nuevas tecnologías han hecho que ahora se pueda controlar mucho mejor a quién llaman. Hay reclusos por violencia contra las mujeres que tienen prohibido llamar a las víctimas, pero antiguamente se hacían marcar el número por otro compañero y conseguir entrar en contacto con ellas.
Aunque el sistema penitenciario catalán es de reinserción, una prisión es una prisión, y hay unas rutinas que se tienen que seguir. Hay dos recuentos diarios después de las comidas, unas horas de cierre en la celdas, otras de actividades, taller o patio y poca cosa más. Los viernes empiezan las visitas y los presos tienen las salas de comunicaciones. Las del cristal en el medio, como las de las películas; la sala para familias con sofás; y la habitación del vis a vis, con una cama, una mesilla de noche y poca cosa más.
"Antes los viernes por la noche sí que eran tranquilos", dice uno de los funcionarios que tiene que hacer el recuento en la galería 1, mientras recuerda la película porno de los viernes por la noche del Canal+. Pasa una cosa parecida con el fútbol, con más jaleo, pero todo el mundo se encierra las celdas sin pensar en nada más.
Los presos se pueden comprar una tele en la prisión. Una de las educadoras nos explica que es un gran bálsamo y que incluso ha hecho con ellos varios trabajos de socialización. "Durante la época del primer Gran Hermano trabajamos los rasgos de personalidad del ganador, Ismael Beiro".
Símbolo de la represión política
La prisión Modelo de Barcelona se empezó a construir en 1887 y se inauguró el 9 de junio de 1904. Su nombre refleja que el centro fue concebido como una prisión pionera, que tenía que marcar la línea del nuevo sistema penitenciario español. Entonces el complejo se situaba en las afueras de la ciudad, en un solar ubicado en la confluencia de las calles Provença, Entença, Rosselló y Nicaragua. Es un ejemplo paradigmático del estilo arquitectónico de las prisiones de la época. Sigue el sistema celular, radial y panóptico diseñado para garantizar el control visual de todo el complejo desde un solo punto central, habitualmente una torre de vigilancia. En 1908 la Modelo se amplía con 200 celdas para presos condenados por sentencia.
A partir de la Guerra Civil de 1936-1939, la prisión Modelo acogió, además de los delincuentes comunes, a muchos presos políticos y sindicales del régimen franquista hasta el punto de cuadruplicar su capacidad óptima de reclusos. Muchos célebres personajes de la vida política, social y cultural contemporánea de Catalunya pasaron durante el franquismo por sus dependencias. Constituye uno de los símbolos de la represión política franquista en la ciudad, junto con el castillo de Montjuïc.
En 1906 ocurre el primer motín, causado por la práctica abusiva del aislamiento de los presos, y en 1908, la primera ejecución, la del terrorista Joan Rull. El año siguiente, después de la Semana Trágica, Francesc Ferrer i Guàrdia es juzgado y condenado a la Modelo, donde encierran también a un gran número de presuntos participantes en la revuelta. Durante la Segunda República pasan también por la Modelo el president Companys y Joan García Oliver, ministro con Largo Caballero, entre otros políticos impulsores de los Fets d'Octubre de 1934.
La celda 443
La última ejecución que se hace en la Modelo es de Salvador Puig Antich. Fue también la última de Franco. Y se hizo a garrote vil, en una sala donde normalmente se recibían las visitas adaptada para la ejecución. Las imágenes vienen a la memoria recordando la película Salvador que muestra el proceso a Puig Antich. Salvador Puig Antich estuvo 4 meses en la prisión Modelo, en la celda 443 de la que entonces era la galería de presos peligrosos: la galería 5.
Después de morir él, la celda la ocupó Iñaki Pérez Beotegi, Wilson, el cerebro del atentado de ETA contra Luís Carrero Blanco. Casualidad o no... la ejecución de Puig Antich siempre se relacionó como un golpe de rabia y venganza del régimen por el atentado que causó la muerte de Carrero Blanco.
A lo largo de todos estos años, la celda 443 ha sido ocupada por centenares de presos. Los presos peligrosos pasaron a la galería 6, y la 5 se destinó a ingresos.
Las celdas de la galería 5, originariamente para presos peligrosos, tienen cinco metros cuadrados y una reja de seguridad en el interior, aparte de la puerta blindada.
El motín del Vaquilla
De entre los millares de presos que han pasado por la Modelo, hay de renombre. Como la de Juan José Moreno Cuenca, el Vaquilla. El delincuente más famoso de España de los años ochenta. Eran años convulsos también para la Modelo donde los motines, las drogas y el SIDA hacían vida en la prisión.
El 13 de abril de 1984, al mediodía, Juan José Moreno Cuenca iba a la ducha acompañado de un funcionario. De dentro del champú que llevaba en la mano sacó un cuchillo con el que amenazó al guardia para que le diera las llaves de todas las celdas. El Vaquilla hizo salir a todos los presos de la galería 5, todos los presos peligrosos de la Modelo y dentro de las celdas encerró a los cuatro funcionarios que los vigilaban.
El motín de 6 horas se acabó cuando el director de la Modelo accedió a una de las peticiones: heroína.
El Vaquilla entró con 15 años a la Modelo y estuvo ingresado en la galería 1 de menores de la prisión. De más mayor estudió Derecho, en la misma Modelo, donde estuvo hasta pasado el motín, cuando lo trasladaron a Lleida, de donde protagonizó una huida.
Historias de la Modelo
Aquel verano la Modelo vivió otro episodio histórico: el asesinato del mafioso francés Raymond Vaccarazi. Le dispararon desde fuera de la prisión cuando estaba en la ventana de su celda.
Los años ochenta fueron años convulsos en la Modelo, una prisión que acarreaba todavía la herencia franquista y que no contaba todavía con los programas de reinserción de presos. Así, centenares de hombres de diferentes edades, sin nada que hacer en todo el día, y sólo pensando en drogarse idearon varios métodos para entrar la droga a la Modelo. Desde en los vis a vis, hasta tirar las bolsas por la valla de los patios. Un método mejorado, a medida que la seguridad de la prisión iba intentando evitar que entrara la droga. Los presos se hacían tirar los paquetes desde edificios altos. Y cuando se taparon los patios con las redes, idearon el método de poner la droga dentro de cubitos que caían en el patio cuando el hielo se deshacía.
En la Modelo se hizo una huelga de hambre y una de brazos caídos para reclamar la reforma penitenciaria. La Modelo era una prisión donde se dejaba a los presos reunirse para organizar actos reivindicativos.
El año 1984 la Generalitat asumió las competencias de las prisiones catalanas. Fue entonces cuando se empezó la transformación hacia el orden y el modelo de reinserción aunque no fue ni fácil ni inmediato y los problemas de masificación persistieron.
Hasta hace muy poco todavía ha habido episodios únicos: hace dos meses un preso subió al tejado y estuvo ahí todo el día.
Desde hace un mes que ya no ingresan reclusos y ya han empezado los traslados de los presos a Can Brians, un centro de 1991, que es ya el nuevo centro de preventivos.
La prisión va quedando vacía. El jueves, 8 de junio, se cerrará definitivamente y no quedará nada dentro. De la Modelo no se ha salvado ni la emblemática palmera de uno de los patios. El escarabajo hocicudo ha acabado con ella.