Recientemente, un editorial de Jordi Basté ha levantado cierta polvareda. He venido a levantar más. El director y presentador de El Món a RAC1, en su "Delantal" del 15 de febrero, titulado "Subir a Barcelona", se quejaba —y con razón—que cómo podía ser que el último AVE del día Girona-Barcelona fuera a las 19 h (minuto arriba, minuto abajo). Él había sido invitado a un acto periodístico en el norte y tuvo que desplazarse en coche porque, si no, no tenía como volver a casa al acabar. ¡Ay, querido Jordi!, como sueles decir tú cada mañana en antena para despertar-nos: Bienvenidos en el mundo (real).
Jordi Basté, que ha hecho editoriales muy buenos a favor del Ebre, se quejaba hace poco de la conexión ferroviaria con Girona, quizás sin conocer la realidad del sur
En primer lugar, eso que en Girona ahora parece tan extraordinario, tienes que saber que en el sur del país es el pan nuestro de cada día. Querría decirte también que a las 21.19 h tenías el último tren, un Media Distancia que llegaba a Barcelona a las 22.39 h. El trayecto es de una hora y veinte (no como en AVE, cierto, que es de unos 45 minutos) pero te habría podido de perlas. ¡Ya firmaríamos nosotros para viajar en un regional al que le costara tan poco! Quizás era desconocimiento. En todo caso, no es culpa tuya: se nos está inoculando una necesidad imperiosa de viajar en alta velocidad como si en el mundo no hubiera nada más. La planificación es nefasta y la pagamos todos. Me pregunto a qué te podríamos invitar que te sea atractivo para que vinieras a las Terres de l'Ebre y así verías que tu odisea ferroviaria gerundense es un masaje comparada con la realidad del tren en el sur. Ahora bien, con un Delantal no tendrás bastante, ya te aviso. ¿Bajas?
Basté ha recibido críticas por aquel editorial, por mimar una tierra ya de por sí bastante tenida en cuenta. También estoy de acuerdo. Igualmente querría decir, sin embargo, que el mismo periodista ha hecho como mínimo dos editoriales —que yo recuerde— sobre el Ebre y el sur que a mí me pusieron la carne de gallina y que le agradecí públicamente. La primera fue el 5 de febrero de 2016 con motivo de una manifestación en lucha por el Ebre y en defensa de "Lo río es vida". La otra fue el 28 de junio de 2019 con motivo del incendio forestal en la Ribera d'Ebre y se tituló "Benedetti". Escuchadlos. Son muy buenos.
Un poco de historia ferroviaria reciente
En las Terres de l'Ebre, cuando hemos pedido mejores servicios ferroviarios —o sea, desde siempre— se nos ha dicho que primero había que terminar una infraestructura más decente, si no, era imposible. De acuerdo, veámoslo. El año 1997 entró en funcionamiento el Corredor del Mediterráneo, que, como se ha demostrado, será mucho mediterráneo pero poco corredor. Pues bien, a partir de aquel momento, Tortosa se quedó sin trenes de largo recorrido y paralelamente se desmanteló la vía que pasaba por Amposta, Freginals y Santa Bàrbara. Había que correr más, hacer variantes que esquivaran los territorios prescindibles y que pareciera que se iba más rápido, a costa de los de siempre. Progreso, le llaman algunos. Al mismo tiempo, aquel 1997, nació el Euromed, que empezó a circular entre Barcelona y Valencia, pasando de largo del Ebre: entre Castelló y Tarragona no hacía ninguna parada. Eso son 200 km de vacío. Muy bien parados no salimos, no, con la nueva infraestructura. Mejores vías comportaron eliminación de estaciones y menos trenes. Inexplicable.
Mientras tanto, el año 1992 se creaba el AVE Madrid-Sevilla. La línea hacia Barcelona no se inauguraría hasta el 2008 (prisa no tenían mucho). Pero no, amigos, el AVE tampoco pasa por las Terres de l'Ebre. La excusa es que solo une capitales de provincia, pero ejemplos como Tardienta (Huesca), Puente Genil (Córdoba) o Figueres (Girona) demuestran que cuando les conviene pueden hacer excepciones a la norma. Así, nos encontramos que el AVE no pasa por el Ebre y que el Euromed pasa, pero de largo. La única lucecita es que, después de años de reivindicación y acciones de protesta, el 12 de noviembre del 2016, el primer Euromed hizo parada en el Ebre (20 años más tarde, que se dice pronto). La estación de l'Aldea-Amposta-Tortosa veía como, por primera vez, un tren rápido daba servicio al territorio y cada día paraban 8 de los 16 Euromed que circulaban. La alegría nos duró poco.
En los últimos tres años, hemos pasado de 8 Euromed a solo 4 trenes Avant y ahora ya no hay ningún servicio de alta velocidad
Decíamos antes que las carencias en la infraestructura eran la excusa para no poder mejorar el servicio. El primer ejemplo lo rebate. Continuamos, pues. De nuevo, comprobémoslo. La última mejora en la línea de la costa fue en el 2020 (les costó 23 años ponerse, nada, un soplido) y fue desdoblar, por fin, el único tramo de vía única que había en el supuesto corredor que no corre, concretamente el tramo Vandellòs-Tarragona. Un cuello de botella que había dado imágenes deplorables de gente andando por las vías intentando huir de las incontables averías. Se nos había prometido que entonces sí, entonces sería el momento del Ebre, con una flamante doble vía de nueva construcción. Pues bien, el 13 de enero de 2020 se inauguró este tramo y aquel mismo día los 8 Euromed que tanto habían costado de conseguir volvieron a pasar de largo. Y así hasta hoy, que todavía dura el desierto.
Del Ebre a Barcelona en tren se tarda más ahora que hace 30 años
O sea: el 12 de noviembre de 2016 paraba el primer Euromed y el 13 de enero de 2020, justo cuando entraba en funcionamiento la nueva vía, lo eliminaban. Eso son 3 años, 2 meses y 1 día. Como una condena. Por no hablar de que, también desde entonces, los regionales no recuperan el tiempo de viaje perdido y que entre el Ebre y Barcelona se tarda más ahora que en 1993. Por lo tanto, cada vez que se ha hecho una mejora en la infraestructura hemos perdido trenes y tiempo de viaje. No tienen mucha credibilidad. De hecho, tarda menos un AVE en hacer Barcelona-Madrid que un regional en recorrer Barcelona-Tortosa o Barcelona-Flix. Muy vertebrado no es que tengamos el país, no.
Adelante y atrás
La aventura no acaba aquí. El 3 de febrero, al cabo de veinte días de haber anulado los 8 Euromed, pusieron en funcionamiento 4 Avant, como para compensar. De entrada ya habíamos perdido la mitad de los trenes, como por arte de magia. Pero lo peor estaba por llegar: el 6 de marzo eliminaban 2 de estos 4 y solo diez días más tarde (el 17 de marzo) los eliminaban todos. Ni los famosos cien días de gracia le dieron. El Avant le ha durado al Ebre a penas un mes. Lo quitaron con la excusa de la covid, que con la pandemia para recortar derechos y libertades le ha ido muy bien al capitalismo, y ahora recupéralos si te atreves.
Por todo eso —y muchos más agravios que no caben en un solo artículo— se ha emprendido una iniciativa ciudadana que trata de recuperar, como mínimo, uno de los Avant que hemos perdido (que nos han arrebatado, mejor dicho). El colectivo Diàspora Ebrenca, formado por jóvenes de las Terres de l'Ebre que estudian o trabajan fuera, y la Plataforma Trens Dignes —que esta semana cumplimos 9 años de vida— han emprendido una campaña por internet con el fin de conseguir esta reivindicación histórica. De razones no nos sobran: luchar por el equilibrio territorial, evitar el despoblamiento, apostar por el teletrabajo, mejorar la calidad de vida, el derecho al transporte público de calidad, etc. La iniciativa se llama "Hem perdut lo tren" y podéis leer el manifiesto aquí y firmarlo, y dar apoyo si lo consideráis oportuno. Toda ayuda es poca.
He empezado con RAC1 y acabaré con Catalunya Ràdio, mi dialing suele hacer este recorrido partiendo de muchas y varias variables. Hace poco, en el programa El Suplement, el director y presentador, Roger Escapa, comentaba la jugada cinematográfica con un compañero enviado a Valencia con motivo de los premios Goya. Los dos se extrañaban mucho de que los asistentes catalanes a la gala tadaran 3 horas para volver a Barcelona desde la capital del Turia. Pues si supieran que este tren que ellos pueden usar yo solo puedo ver como pasa de largo de mi estación...
Ay, amigos, eso también es tener espíritu de fin de semana, aquel que tanto pregona el lema del programa. El espíritu de la diáspora del Ebre que cada viernes y domingo intenta desplazarse en transporte público arriba y abajo. Y si moverse por Catalunya en tren es una odisea, unir Catalunya con el País Valencià ya es utopía. De Homero a Thomas More a la velocidad del siglo que nacieron estos escritores. Las Terres de l'Ebre somos territorio de encrucijada pero eso en lugar de ser una ventaja ha resultado ser una rémora. No se nos utiliza como bisagra, sino como reducto. Una tangente, más que el núcleo de la patria que soñamos completa.