El santuario de Montserrat, paraje emblemático de Catalunya por el cual cada año pasaban más de dos millones de peregrinos y turistas, ha cerrado el año 2020 con solo 723.000 visitantes, es decir, un 74% menos de los 2,7 millones que recibió en el 2019, por culpa de las restricciones de la Covid.
Josep Altayó Agustí, gerente de la empresa del monasterio benedictino que gestiona los servicios del recinto del Santuario de Montserrat, El Agrícola Regional (El ARSA), ha explicado que el impacto de la epidemia a Montserrat ha sido "mucho grande". "Las medidas restrictivas iniciales de la pandemia, con un confinamiento de marzo en mayo del 2020, afectaron radicalmente a las favorables previsiones que teníamos justo antes de Semana Santa", según Altayó, que recuerda que las previsiones eran fregar ya a los tres millones de visitantes después de un gradual aumento desde el año 2002, cuando se superaron los dos millones de turistas.
"Teníamos muchas reservas y pedidos cerrados y esperábamos visitas abundantes de público local e internacional, y se tuvo que cancelar todo el enfoque de la temporada", ha lamentado el gerente, que se encarga de la gestión de todo el recinto del monasterio.
Tiempos inciertos
La situación obligó además a aplicar un Expediente de Regulación Temporal de Ocupación (ERTE) a la mayoría de los 295 trabajadores del recinto y empezar a reducir gastos, lo cual nunca habían imaginado y "no nos podíamos llegar a creer". "Inicialmente, fue una sorpresa y un choque porque no lo esperábamos. Teníamos muchas previsiones y altas expectativas, pero inevitablemente hubo una caída de los visitantes muy importante, desapareció el mercado turístico internacional y la movilidad quedó reducida a cero", ha rememorado Altayó.
Según el gerente de EL ARSA, "el comienzo fue bastante duro porque, además, no sabíamos cuándo acabaría todo o cómo podríamos reaccionar una vez volviera a activarse, así que íbamos alargando la esperanza a ciegas". Tuvieron que cerrar hoteles, bares, tiendas, museo y servicios de la montaña de Montaña de Montserrat, que el 19 de marzo presentó, un ERTE que afectó a la totalidad de su plantilla, 295 trabajadores.
Cuando las restricciones fueron disminuyendo, el recinto del Santuario pudo reabrir el 24 de junio con las medidas sanitarias pertinentes y un aforo reducido que requería de cita previa, después de lo que Altayó ha descrito como "una larga espera y mucha incertidumbre". El monasterio, su recinto y sus establecimientos para visitantes pudieron mantenerse abiertos durante menos de cuatro meses, ya que volvieron a cerrar el 14 de octubre, cuando se impusieron de nuevo las restricciones de movilidad comarcales y municipales el fin de semana, y todavía hoy siguen cerrados.
Las consecuencias
Como consecuencia, el flujo de visitantes ha disminuido notablemente, ya que, según Altayó, "en el 2019 llegaron a venir a Montserrat 2.700.000 visitantes, y en el 2020 tuvimos aproximadamente 700.000 visitantes, un 74% menos". "Eso ha tenido un impacto considerable en las ventas y la caída de los ingresos ha estado muy importante, lo cual nos lo ha hecho pasar muy mal, aunque somos conscientes de que nos ha perjudicado igual que a muchos otros negocios", ha reconocido al gerente de la empresa de Montserrat.
"Cómo nos afectará a la situación en un futuro próximo?. Seguro que afectará, porque incluso hemos tenido que recurrir|recorrer a pedir financiación para poder mantener los gastos fundamentales", confesa Altayó. "Si no volvemos a una situación como la que teníamos en el 2019, puede haber una repercusión económica importante tanto para los trabajadores como para el Monasterio de Montserrat", ha advertido.
Para el 2021, el equipo de gestión ha planeado una estrategia con la cual trabajarán para llegar, al menos, al millón de visitantes, básicamente de turistas catalanes, porque no cuentan con el hecho de que haya movilidad internacional hasta después del verano.