En pleno debate sobre el control de los Mossos de la seguridad ciudadana, el orden público y la investigación en puertos y aeropuertos de Cataluña, un tema que ha puesto en pie de guerra a los partidos nacionalistas, que, a la vez, son los que dependen de los gobiernos socialistas en Cataluña y Madrid, la policía catalana sigue avanzando en este despliegue. La Generalitat ha ampliado el pantalón flotante destinado a las embarcaciones de la Policía Marítima de Mossos d'Esquadra en el puerto de Vilanova i la Geltrú, en el Garraf.

Esta actuación permitirá una mejor atención y seguridad marítima, ya que se dispondrá de suficiente espacio para amarrar dos embarcaciones patrulleras y otras auxiliares simultáneamente. La reforma ha sumado dos tramos de pantalón, que aumentan la longitud total a 40 metros, con un ancho de 2,5 metros. La inversión para esta ampliación ha sido de 100.000 euros, financiados por Ports de la Generalitat, según han explicado desde el departamento de Territorio, Vivienda y Transición Ecológica. La nueva infraestructura, situada en el extremo del muelle transversal de la dársena pesquera, proporciona un acceso directo a través de una pasarela de madera y mejora la capacidad operativa de la Policía Marítima, que actualmente cuenta con una mayor dotación de efectivos para garantizar la seguridad del litoral catalán y en plena guerra con la Guardia Civil por el control del mar, una competencia que, hasta ahora, nadie discutía en el Instituto Armado.

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Manel Nadal, máximo representante del Govern en la presentación de la ampliación del pantalón / Cedida

La Policía Marítima de Mossos d'Esquadra, creada a finales de 2019, tiene como objetivo garantizar la seguridad y el cumplimiento de la normativa en el ámbito marítimo y portuario de Cataluña. La única unidad especializada en este ámbito, actúa en tareas de seguridad ciudadana en el mar, vigilancia de la navegación, inspección de la pesca y el medio ambiente, así como en salvamento marítimo. Las bases náuticas de la Policía Marítima están ubicadas en Palamós, en el Baix Empordà, en l'Ametlla de Mar, en el Baix Ebre, y esta de Vilanova i la Geltrú, en el Garraf, donde está la patrullera Narcís Monturiol, que ha retornado después de la Copa América, y cubren más de 500 kilómetros de costa catalana.

Bajo perfil del Govern y de Interior

A pesar de esta novedad, que se encamina a la mejora de las capacidades de la Policía Marítima de los Mossos, desde el Govern se ha querido dar poca relevancia y ningún consejero ni el mismo director general de la Policía, Josep Lluís Trapero, ha asistido al acto de presentación. El encargado de hacerse la foto ha sido el secretario de Movilidad e Infraestructuras y presidente de Ports de la Generalitat, Manel Nadal, con el alcalde de Vilanova i la Geltrú, Juan Luis Ruiz, y el intendente Antoni Sánchez, subcap de la Comissaria General d'Intervenció de Mossos d'Esquadra, de quien depende la Policía Marítima y también otras unidades especiales como el Grup Especial d'Intervenció (GEI) o la Brigada Móvil (Brimo).

La consellera Núria Parlon, titular de Interior y Seguridad Pública, aunque oficialmente asegura que el Govern de Salvador Illa quiere todas las competencias, se ha mostrado fría con la transferencia de las competencias pactadas con el ministerio para controlar, desde los Mossos, los puertos y los aeropuertos. En la última Junta de Seguridad de Cataluña, cuando estaba previsto un acuerdo en esta línea con el ministro Fernando Grande-Marlaska, el departamento de Interior lo frenó. El presidente, presionado por sus socios de investidura y Junts, dio marcha atrás y prometió una nueva reunión bilateral con el Estado para firmarlo. Por ahora, la Junta de Seguridad de Cataluña aún no se ha convocado, aunque la consellera Parlon, la semana pasada, puso fecha a la transferencia: el mes de septiembre. En el Parlamento, el presidente volvió a insistir en que se firmará el acuerdo con el ministerio español.