Entre las diversas informaciones confusas que se mezclaban ayer tarde sobre el dispositivo policial, está el coche que se saltó un control y que atropelló a una mossa, a quien le rompió el fémur.

Aunque el mayor de los Mossos, Josep Lluís Trapero, informó de que no tenía nada que ver con el atentado, la confirmación de madrugada del conseller Joaquim Forn de que el hombre que encontraron en el interior del vehículo no estaba herido por los tiros de los Mossos, ha abierto una nueva trama y una nueva línea de investigación paralela a la del atentado.

La policía encontró a un hombre apuñalado en el asiento trasero. Como estaba activado todo el dispositivo policial antiterrorista, los Mossos mantuvieron el cuerpo dentro del coche a la espera de que los Tedax revisaran si había explosivos. Durante toda la tarde hubo la duda de quién era el conductor, por qué se había saltado el control y cómo, si los Mossos lo habían abatido al final de la Diagonal, el coche había aparecido en Sant Just Desvern.

Ahora parece que la hipótesis que toma fuerza es que alguien mató al ocupante del vehículo y que lo condujo para salir de Barcelona. Con el cuerpo en el interior, se saltó el control policial, y más adelante abandonó el vehículo.

Se desconoce la identidad de la víctima mortal y también la del presunto conductor que se saltó el control y que después huyó. Y aunque en uno primer momento se aseguró de que los hechos no tenían nada que ver con el atentado, no se puede descartar nada porque está la investigación abierta y porque todavía no se ha encontrado al conductor de la furgoneta del ataque en La Rambla.

Los hechos

El sospechoso se saltó hacia las 19.45 horas el dispositivo de control de salida establecido en la avenida Diagonal de Barcelona después del atentado, momento en el que atropelló a dos agentes. Entonces, los agentes del dispositivo antiterrorista dispararon contra el conductor del vehículo, que pudo proseguir su marcha. El coche con el cuerpo sin vida fue localizado a la altura del edificio Walden de Sant Just Desvern (Baix Llobregat), a unos tres kilómetros de donde estaba establecido el control.