Lloret de Mar, Manresa, Reus, Figueres, Molins de Rei... los últimos días las imágenes peleas, los apuñalamientos, saqueos y los ataques directos a la policía han centrado la actualidad y han puesto en alerta a la sociedad en general y también a los Mossos d'Esquadra. Los enfrentamientos tras la fiesta mayor en Molins de Rey, donde se vivieron momentos críticos con el asalto de un grupo de jóvenes en un concesionario de Renault, que quedó picadillo, o la pelea en el paseo de Pere III, en el centro de Manresa, en la capital del Bages, han hecho colmar el vaso de una preocupación que los responsables políticos siempre prefieren esconder bajo la alfombra para evitar, aseguran, "estigmatizar" a los colectivos que están detrás de estos lamentables hechos, aunque no estén relacionados entre ellos.
Pero las imágenes, la mayoría de ellas avanzadas por ElCaso.cat, han hecho hacer casi inaplazable el debate y la propuesta de soluciones para los consistorios, muchas veces superados por la situación, y también a la policía de Catalunya, los Mossos d'Esquadra. Durante toda la semana la Prefectura liderada por el comisario jefe Eduard Sallent ha monitoreado los incidentes y los ha analizado y este jueves a primera hora convocaron, en Ègara, el Complejo Central de los Mossos en Sabadell, a todos los máximos mandos del cuerpo, de las comisarías generales y también a todas los jefes de región de todo el país.
La cumbre de alto nivel ha servido para ponerse manos a la obra en una, aseguran, "emergencia" de violencia gratuita que los analistas de los Mossos ya habían detectado, pero que ahora, con un fin de semana negro -una decena de heridos graves por arma blanca, saqueos y un muerto- y la fiesta mayor de la Mare de Dèu de la Mercè, en Barcelona, que también acabó con diversos apuñalados, ha aflorado en la opinión pública. La reunión ha servido para adoptar nuevas medidas para afrontar los problemas derivados de este tipo de enfrentamientos en la vía pública, sea con peleas con armas blancas o los ataques violentos contra la policía en la finalización de fiestas mayores -Molins de Rei ha vivido las imágenes más duras, pero hay que recordar que Barcelona, durante dos días de fiesta mayor también se tuvo que desplegar la Brimo y el ARRO para dispersar alborotadores que quemaban contenedores y reventaban estaciones del TRAM a la Diagonal.
Inteligencia policial para analizar el riesgo
Los Mossos tienen claro un hecho importante. Todos los episodios registrados por todo el país están aislados, es decir, no tienen relación directa. No están organizados de manera coordinada entre los diversos grupos participantes -cómo podría ser en el caso de disturbios políticos extendidos por todo el país- y, también aseguran, no responden a patrones comunes de actuación, más allá que en todos los casos hay un denominador común que es la "violencia gratuita". La pelea de Manresa se genera entre dos grupos de habituales, algunos de ellos con antecedentes por hurtos y robos, que inician un enfrentamiento muy violento en medio de la calle, en el centro de la capital después de una degradación del barrio antiguo con ocupaciones y sustitución de la población local por personas extranjeras y sin arraigo.
En Vic, con cuatro heridos por navajazos, entre personas de nacionalidad india, por un conflicto relacionado con una pareja de esta comunidad y problemas entre familias. En Molins de Rei, en cambio, el ataque tiene más semejanza con los disturbios de Mercè, dónde grupos de personas, no organizados y que no se conocen entre ellos, y de manera individual, se suman para protagonizar incidentes y ataques directos contra la policía. Es este último caso, el de Molins, y posible efecto contagio en otras ciudades, lo que ocupa más a la policía por la imprevisibilidad de los hechos.
El reto de que genera este tipo de violencia, sobre todo el de Molins, que no es de raíz política ni trasfondos sociales, y que es relativamente nuevo, es mayúsculo. Son brotes que pueden ser imprevisibles y que se generan sin una organización, pública o clandestina, tal como se desprende de los hechos de los últimos días. Es por eso que la Prefectura de los Mossos d'Esquadra ha pedido a las diferentes Unidades Regionales de Análisis de la Seguridad orientar la inteligencia policial no únicamente sobre la criminalidad avanzada o el terrorismo, sino abrirla a la seguridad ciudadana con el fin de detectar situaciones que pueden ser de riesgo y que estarían vinculadas a la delincuencia ordinaria en el ámbito social como los ataques de Molins, las peleas de Manresa, Vic y Lloret o los disturbios de Mercè.
Los mandos de los Mossos creen que la inteligencia policial tiene que ser clave para abordar estos incidentes haciendo un seguimiento como se hacía, hasta ahora, por ejemplo, en manifestaciones o movilizaciones. Antes de cada concentración de carácter político o social, al nivel que fuera necesario, se evaluaba el riesgo y se organizaba el dispositivo según estas necesidades: activando unidades centrales como la Brigada Móvil o los drones, por ejemplo. Ahora, Sallent ha ordenado también hacer este análisis y trabajar con nuevas herramientas de valoración de riesgo también este tipo de incidentes donde, muchas veces, la participación de jóvenes extranjeros o jóvenes desarraigados, hijos de inmigración de segunda generación, que todavía los hacen más imprevisibles y críticos, teniendo en cuenta la realidad social de los protagonistas. Es una apuesta del cuerpo, en un nuevo modelo policial, apostar por la digitalización y la inteligencia para actuar con prevención y no solo a reacción.
Más controles para evitar armas blancas
De momento, para evitar nuevos incidentes y, sobre todo, el efecto contagio de Molins de Rei, los Mossos reforzarán los dispositivos que se organizan en fiestas mayores con más unidades de orden público como la Brimo y el ARRO, para responder a posibles incidentes, y está previsto que se incrementen los controles policiales en las zonas próximas a las fiestas y se incrementará la presencia en vías rápidas y estaciones de tren para controlar y filtrar la llegada de posibles violentos. El refuerzo de la fuerza con unidades de orden público en puntos calientes permitirá, también, hacer más controles de paso incardinados en la detección de armas blancas, uno de los elementos claves en esta escalada de violencia que se ha detectado los últimos meses.
Desde febrero de 2023 que está en marcha el plan Daga de los Mossos d'Esquadra para combatir, en pie de calle, con controles más estrictos y saturación con presencia policial algunos de los puntos críticos, el uso de armas blancas. Cada vez es más habitual que las personas lleven este tipo de armas encima, hecho que hace que, en el caso de una pelea, rápidamente pueda escalar, haciendo uso y generando mucho más daño, incluso letal, a la otra persona. Durante estos primeros meses de aplicación del Daga, según datos de los Mossos, se han retirado casi 6.000 armas blancas. El dato preocupa. Desde enero hasta el mes de agosto de este año han crecido un 12% el número de armas blancas intervenidas. Este incremento, segundos los análisis de los Mossos, también está relacionado con la violencia generada por el incremento de negocio ilícito en torno a la marihuana, un hecho que se ha instalado en nuestra casa y que de manera capilar está llegando a muchos estratos de la sociedad.
Más agentes de orden público
Las Áreas Regionales de Recursos Operativos (ARRO) y la Brigada Móvil ampliarán sus efectivos policiales en los meses que vienen. La Brigada Móvil, tal como lo contempla el nuevo Decreto de reestructuración de la Policía, tiene por primera vez como principal objetivo hacer seguridad ciudadana y, en este sentido, se potencia su crecimiento con el objetivo de dar respuesta a todos estos fenómenos emergentes que tienen un impacto sobre la seguridad o la percepción de esta. La Prefectura de Sallent quiere que la Brimo y el ARRO, además de hacer sus tareas, en controles de masas y también en asaltos de colaboración con las unidades de investigación, también tienen que ser más proactivos en tareas de control de paso, identificaciones y patrullaje en zonas donde la seguridad pueda estar comprometida. En algunos municipios del área metropolitana de Barcelona ya se han destinado efectivos de la Brimo con el fin de poder colaborar y reforzar las intervenciones que tienen que hacer las unidades de Seguridad Ciudadana en algunas zonas que parecen convertirse en no-go zones.