Desde que se decretó el estado de alarma y, en consecuencia, el confinamiento total de la población a finales de marzo —excepto en los servicios esenciales—, se han reducido significativamente las cifras respecto a la movilidad y al transporte; sin embargo qué implica eso? ¿Qué ventajas supone para el medio ambiente? ¿Y para nuestra salud? ¿Qué cambios se han producido? ¿Cómo nos moveremos en el futuro?
Xavier Codina, experto en proyectos de movilidad y Nacho Guilera, experto en ciudad y territorio de Anthesis Lavola, nos ayudan a identificar qué ha comportado la bajada importante que se ha registrado en términos de movilidad —tanto públicos como privados—, y cómo este nuevo paradigma, condicionará los modelos de movilidad que se utilizarán de ahora en adelante.
Codina explica que la movilidad ha percibido un cambio importante en diferentes peldaños. "El primero, cuando las escuelas y centros educativos cerraron, donde ya se observó una clara reducción de la movilidad, en torno al 55-60% en el tráfico privado y superior en el caso del transporte público. El siguiente peldaño se produjo a finales de marzo, con la aprobación en el Consejo de Ministros del confinamiento total de la población, donde la reducción llegó al 70-75% respecto al uso del vehículo privado y al 95-98% en relación con el transporte público".
Unas cifras que según Codina, han generado un "impacto muy directo y de forma desigual, con respecto a los sectores, como por el tipo de transporte". El experto nos dice que hay actividades donde la reducción ha sido prácticamente total, como podrían ser los centros comerciales, a diferencia de otros, como tiendas de comestibles o farmacias donde la reducción no ha sido tan significativa, en torno al 40-45%.
¿En un contexto de emergencia climática, qué implica esta reducción a nivel ambiental?
Nacho Guilera, experto en ciudad y territorio, explica que "la primera y más evidente es la reducción de la contaminación atmosférica". Guilera nos detalla que "en las últimas semanas, Barcelona está obteniendo los mejores registros de calidad del aire de los últimos años, un hecho que explica la relación directa que tiene la movilidad con la generación de contaminantes atmosféricos, los cuales tienen un perjuicio directo y demostrado sobre la salud de la ciudadanía". El experto señala que una situación como la actual, es evidente que no se puede mantener, pero que al menos ha servido para visualizar lo que podría ser una ciudad sin tráfico.
El teletrabajo: ¿una nueva forma de trabajar?
Codina reflexiona en torno a las cifras que ha mostrado la crisis del coronavirus con respecto a los desplazamientos en los sitios de trabajo. El experto en movilidad, señala que "a nivel estatal hay una población ocupada de 20 millones de personas y, en plena crisis del coronavirus, la movilidad se nos reduce del orden que sólo 5-6 millones de personas se mueven, pero no son los único que trabajan. El nivel de personas que sigue en activo es en torno a los 12-13 millones. Un diferencial del 40% de la población ocupada que ha saltado de su lugar de trabajo habitual al teletrabajo".
En torno al 40% de la población ocupada ha dado el salto al teletrabajo
Un método de trabajo que, según el experto, tiene mucho recorrido con respecto a la situación precedente, donde la implementación del teletrabajo era muy baja —en torno al 7% de los trabajadores de forma ocasional—, en comparación con otros países. "Ahora se ha puesto de manifiesto que la potencialidad de esta medida y la del ahorro del CO2 que comporta, las emisiones de carbono vinculadas a la movilidad, son muy importantes".
La potencialidad del teletrabajo
Los expertos apuntan que hay encuestas que ponen de manifiesto que desde el punto de vista del trabajador como desde el punto de vista del empresario, el teletrabajo no repercute en una disminución de la actividad, sino que comporta muchas más ventajas de las que uno puede llegar a imaginarse.
En condiciones habituales, haciendo un paréntesis de la crisis donde nos encontramos, "el teletrabajo nos permite un avance importante en relación a los costes de tiempo y dinero del trabajador para desplazarse a su sitio de trabajo", apunta Codina, que según la media mensual que observan en muchos planes de movilidad, se sitúa en torno a los 80-100€ por el desplazamiento casa-trabajo. Unos trayectos donde, de media, se invierten 20-25 minutos por viaje, casi una hora al cabo del día, "un tiempo que si se puede evitar, podríamos destinar al uso personal". Otras ventajas, son una menor accidentalidad o bien una mayor conciliación familiar, un tiempo añadido que puedes dedicar a la familia o al entorno más próximo.
Guilera cree que las empresas aprenderán a ver la parte positiva de todas estas estrategias del teletrabajo, un hecho que tal y como espera, se pueda ir incorporando en las rutinas del día a día para muchos trabajadores que tengan esta opción.
La movilidad del futuro
El experto en movilidad apunta que el panorama del uso de los modelos de transporte que se utilizaban con anterioridad a la llegada de la pandemia, costarán de reproducirse. "El coche capta más fácilmente la recuperación de la movilidad, se percibe por el usuario como un sistema seguro, así como la movilidad no motorizada; ir a pie, en bicicleta o patinete," detalla Codina. ¿Y el transporte público? "Aquí habrá más trabajo que hacer... Es un transporte que a pesar de que supone muchas ventajas ambientales, tiene una elevada capacidad y, tal y como están las cosas, con respecto a las distancias mínimas costará más poder reproducirse con los niveles previos a la llegada del coronavirus". Un hecho en el que ya trabaja la administración, con el objetivo de evitar aglomeraciones y garantizar la seguridad ciudadana.
Guilera considera que tal como detalla Codina, "para los meses posteriores a la crisis, existe la previsión que el transporte público pueda sufrir un retroceso por el miedo de la gente", una buena época según el experto, que puede servir para potenciar el hecho de ir a pie, en bicicleta, patinete, etc. Son sistemas que estaban creciendo y que de ahora en adelante, se pueden utilizar mucho más, quedándose como modelos permanentes y estructurales dentro de la sociedad actual.
Por eso, los expertos recomiendan realizar todos aquellos trayectos que no supongan largos desplazamientos a pie, en bicicleta o en patinete, entre otros, garantizando la seguridad ciudadana y contribuyendo así a mantener las bajas emisiones que ha comportado la drástica reducción de la movilidad debido el coronavirus. Un plan donde el mismo Ayuntamiento de Barcelona ya ha empezado a trabajar, creando unos nuevos 30.000 metros cuadrados para peatones, más kilómetros de carriles bicicleta y la consecuente reducción de las vías destinadas al uso de vehículos privados. Un modelo que pretende evolucionar hacia una ciudad más sostenible, donde el uso del vehículo privado quede más restringido y se utilicen alternativas que garanticen menos emisiones en el medio ambiente. Un hecho que comporta una consecuente mejora del estado de salud de los ciudadanos y ayuda a permitir las distancias mínimas de seguridad para evitar la propagación del virus.