El monje del monasterio de Poblet Francesc Martínez-Soria, ha muerto este sábado a las 9 de la noche a los 88 años en el Hospital Joan XXIII de Tarragona, según ha informado el monasterio en un comunicado. El eclesiástico nació en Barcelona el 18 de julio de 1934 y era el único hijo que el actor Paco Martínez Soria tuvo con su mujer, Consuelo Ramos Sánchez. Aunque su nombre original era Francesc d'Assís Martínez Ramos, su padre decidió cambiar los apellidos por los de Martínez-Soria Ramos a fin de que no se perdieran. El monje ha ejercido varias funciones en Poblet, pero se hospedaba en la enfermería desde hacía unos años, ya que sufría una enfermedad. El monasterio ha detallado que "durante su última enfermedad no le ha sido ahorrado el sufrimiento, que ha sido para él un camino de purificación y de preparación para el gozo que no se acaba."
Martínez-Soria empezó a estudiar Farmacia, pero con 21 años abandonó los estudios para ingresar al noviciado de los escolapios de Moià, y siete años después, en 1962, fue ordenado presbítero en Salamanca. En una entrevista en El Periódico, Martínez-Soria explicó que su padre se sorprendió al saber que abandonaba los estudios y quería dedicarse a la Iglesia, pero que finalmente fue quien mejor entendió su religiosidad. Para su madre, en cambio, que nunca había ido a misa, fue más difícil de aceptar.
El "padre Paco"
Sin embargo, y después de años en la Escola Pia de Santa Anna, en Mataró, donde era conocido como el "padre Paco", decidió dejar de ser escolapio porque cada vez rezaba menos y consideraba que había ido perdiendo la espiritualidad. "Tenía moto, iba a bañarme en la playa, era profesor de judo", contaba Martínez-Soria sobre las actividades que llevaba a cabo y que eran incompatibles con la vida que se espera de un escolapio. Pero una visita al monasterio de Poblet lo cambió todo y entonces quiso convertirse en monje. Así, en 1991, cuando sus padres ya habían muerto, vistió el hábito cisterciense, y tres años después, en 1994, hizo la profesión como monje cisterciense en Poblet, según ha explicado el monasterio. Allí ha sido sacristán, responsable de la tienda de recuerdos, refectolero, hospedador, y, antes de jubilarse, responsable de la lavandería. Además, durante su estancia en la enfermería en los últimos años, desde Poblet han destacado "su disponibilidad para ayudar en lo que podía a los otros enfermos, velándolos o acompañándolos espiritualmente".
La comunidad de monjes de Poblet también ha asegurado que a Martínez-Soria lo recordarán por su "carácter abierto y jovial", por su capacidad de "conectar con las personas" y por el hecho de que siempre estaba "activo y disponible" para los servicios comunitarios, para la fidelidad a la santa misa y al oficio divino. "Se esforzaba por limar las asperezas de su temperamento fuerte, y hay que decir que poseía una calidad muy buena: sabía ver y poner de relieve las cosas positivas de los otros", han remarcado desde el monasterio.