El expresidente de la Cambra de Comerç de Barcelona Antoni Negre i Villavecchia ha muerto este martes. Fue miembro de la burguesía catalana y presidió la Cambra desde 1991 en el 2002. El ente ha reconocido su trabajo para "defender los intereses generales de la economía" y su compromiso para hacer de la Lonja de Mar de Barcelona su sede corporativa. Retirado de la vida activa a causa de un desafortunado accidente doméstico que le tuvo en estado de coma inducido durante varios meses, Negre influyó decisivamente en el destino de la Cambra, organismo del cual recelaban las patronales.

También fue uno de los impulsores del crecimiento de la Fira de Barcelona, amenazada por la madrileña IFEMA y por las luchas protagonizadas por las dos administraciones que querían dominarla: por una parte la Generalitat de Catalunya al frente de la que estaba Jordi Pujol, y por otra el Ayuntamiento de Barcelona, del cual Pasqual Maragall era el alcalde. Una de las entidades creadas durante su mandato fue el Consorcio de Promoción Turística de Barcelona en 1993, hoy con el sello Barcelona Turisme. Además de la Cambra formaron parte de esta entidad, el Ayuntamiento y la Fundación Barcelona Promoción.

Después de un primer mandato renovó el cargo en la Cambra en 1994 hasta 1998 y en los siguientes comicios del organismo cameral. Al mismo tiempo fue presidente del Consejo de Cambras desde 1991 hasta el 2002. De 1996 hasta finales de 1998 fue nombrado presidente de Eurocámaras, la asociación que reúne en Bruselas además de 1.200 cámaras de comercio europeas. En 2003, lo que entonces fuera 'presidente' de la Generelitat, Jordi Pujol, le entregó la Medalla de Oro de la Cambra de Comerç, y en noviembre de 2006 recibió la medalla de oro del Consejo de Cambras.

El conseller de Empresa y Trabajo de la Generalitat, Roger Torrent, ha lamentado su muerte en un tuit en el cual le ha descrito como un "profesional comprometido con la economía del país".

torrente

La Cambra Oficial de Comercio, Industria y Navegación de Barcelona, más conocida como Cambra de Comerç de Barcelona, es una corporación de derecho público fundada en 1886 con sede en Barcelona (España), tiene como función principal defender los intereses generales de las empresas y proporcionar las actuaciones necesarias para el fomento del comercio y la industria. Sus antecedentes históricos, no obstante, se remontan al Consulado del Mar o la Real Junta Particular de Comercio, que se remontan directamente a la edad media. Tiene la suya suyo en el Palau de la Lonja de Barcelona. En 1985 recibió la Cruz de Sant Jordi de la Generalitat de Catalunya.

Forman parte de la Cambra todas las empresas, nacionales o extranjeras, que ejercen actividades comerciales, industriales o navieras en la demarcación de la Cambra. La demarcación de la Cambra incluye la provincia de Barcelona excepto las comarcas del Bages y del Vallés Occidental. Según el censo de noviembre de 2006, 335.422 empresas integraban el censo de la Cambra de Comerç de Barcelona. Junto con el resto de cámaras catalanas, forma parte del Consejo General de Cambras de Catalunya, de la cual ostenta la presidencia.

La Cambra y el catalán

El presidente de Òmnium Cultural, Jordi Cuixart, se reunió con la presidenta de la Cambra de Comerç de Barcelona, Mònica Roca, para firmar un convenio de colaboración donde las dos entidades se comprometen a fomentar el uso de la lengua catalana en el mundo de la empresa y entre el tejido productivo. Según Cuixart, "el catalán tiene que ser la lengua habitual de las empresas y los comercios del país". Asimismo, ha asegurado que "la sociedad civil y la empresa es corresponsable de la defensa de los derechos lingüísticos y de conseguir que el catalán deje de ser una lengua minorizada".

Las dos entidades pusieron de manifiesto los retos que el catalán todavía tiene en el mundo empresarial, razón por la cual se han comprometido a llevar a cabo estrategias para promocionar el uso. También pondrán a disposición de empresas y comercios, documentos, contratos y plantillas, a menudo, difíciles de encontrar en catalán a fin de que los puedan incorporar en sus procedimientos administrativos. Al mismo tiempo, colaborarán para identificar los principales factores que frenan el uso del catalán en el mundo empresarial y diagnosticar las actuaciones más prioritarias. El convenio hace "un llamamiento" a las empresas de Catalunya "para que incorporen el catalán como lengua de uso habitual en sus relaciones internas, así como con proveedores y clientes. Concretamente, el acuerdo tendrá una duración inicial de dos años y se prevé la creación de una comisión paritaria de trabajo y seguimiento que se reunirá periódicamente.