El economista y activista por la justicia social y la paz Arcadi Oliveres (1945) ha muerto a los 76 años este martes. Oliveres también había sido profesor de Economía en la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB). .
Incansable defensor de los derechos humanos, Oliveres vinculó gran parte de su vida a la asociación de pensamiento social cristiano Justícia i Pau, en la cual empezó a militar en 1981 y fue su presidente durante trece años (del 2001 al 2013).
El pasado martes 4 de febrero, la familia anunció que Oliveres estaba "gravemente enfermo" y abrió una web para poderle hacer llegar mensajes de apoyo. A raíz de estos mensajes, Oliveres mostró su agradecimiento a las personas que le habían escrito en unas declaraciones a TV3. "Sabemos que todo tiene dificultades, que no será fácil la salida, sabemos que mi familia, que me quiere mucho, seguirá sufriendo, pero sabemos que se habrá hecho todo lo que se ha podido. Para mí, oye, muy contento", dijo a la cadena pública, donde se le veía con una actitud serena y tranquila.
Disfrutando de la vida
Por otra parte, en una entrevista con Albert Om, para RAC 1, aseguró que estaba saboreando los últimos días de su vida en casa con la familia y los amigos. Por ello, a pesar de reconocer que "tenía miedo", Oliveres manifestó que estaba "más feliz que nunca" al tiempo que enfatizó: "Poca gente tiene la oportunidad de decir adiós a la vida como yo".
A pesar de estar enfermo, Oliveres no se perdió la cita electoral del 14-F y confesó que había votado a la CUP. "Yo, no, pero todos vosotros veréis la República", profetizó.
También, mostró su indignación con la precariedad en la que sobreviven algunas personas. "A mí lo que más me molesta es que tenemos un mundo donde la gente podría vivir con dignidad, pero lo vamos destruyendo cada día", defendió Oliveres.
Asimismo aprovechó la ocasión para enviar un mensaje a todas aquellas personas que escriben en el muro que han habilitado para hacerle llegar palabras de apoyo: "No perdáis nunca la esperanza".
Trayectoria profesional
Oliveres deja un importante legado tanto en la universidad como en el mundo del activismo. Licenciado en Ciencias Económicas el 1968, los diez primeros años de su vida laboral trabajó en una empresa familiar que tuvo que cerrar por la crisis del petróleo. Esto le obligó a buscar un nuevo trabajo y, como él mismo reconoció recientemente en una entrevista en la revista de la UAB, entró en este centro educativo por un anuncio que vio en un diario.
En un primer momento, a inicios de los ochenta, Oliveres ejerció como profesor en la Escola d'Empresarials de Sabadell, una entidad con personalidad propia que después quedó incorporada a la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB). El activista, que fue profesor titular del Departamento de Economía Aplicada, trabajó durante 36 años en esta facultad hasta que se jubiló el 31 de agosto del 2016.
Llevó su lucha por una sociedad más justa dentro de la Universidad, a la que seguía vinculado como presidente honorífico de la Fundació Autònoma de Barcelona (FAS), que en el 2020 cumplió 20 años. Ahora bien, se suspendió la ceremonia de aniversario por la pandemia de Covid.
"Para mí, el momento de mayor alegría que me dio la universidad fue cuando el claustro de la UAB declaró persona no grata a José María Aznar", manifestó en una entrevista publicada en la web de la UAB realizada para conmemorar las dos décadas de vida de la FAS.
Una vida entregada al activismo
Oliveres se inició en el activismo desde muy joven y en contra del régimen franquista, seguramente, inspirado por sus profesores de primaria y secundaria en la Escola Pia en la calle Diputació, como el sacerdote, filósofo y activista no violento Lluís Maria Xirinacs, o el también sacerdote y filósofo Octavi Fulla, que fue galardonado con la Creu de Sant Jordi en 1994.
En 1966 se integró en el Sindicat Democràtic d'Estudiants de Barcelona (SDEUB), con el cual participó en La Caputxinada. Estos hechos, que tuvieron lugar del 11 al 12 de marzo de 1966 en el Convento de los Padres Capuchinos de Sarrià, reunió a más de 450 estudiantes, profesores e intelectuales en una asamblea constituyente para dar vida a la SDEUB. Ahora bien, la policía estableció un sitio y, posteriormente, asaltó el convento.
Su lucha lo llevo ante la justicia, ya que 1968 fue procesado y absuelto por el Tribunal de Orden Público (TOP), una corte del final del franquismo que tenía como misión reprimir los delitos considerados de carácter político.
El año 1971 fundó la Associació de Veïns de l'Eixample Esquerra, así como se unió a las filas de Cristians pel Socialisme. Tres años más tarde, se involucró en la organización internacional católica Pax Christi. Además, en 1977 formó parte de la creación de la Asociación Catalana de Solidaridad y Ayuda al Refugiado, de la cual ha sido miembro activo hasta los últimos momentos de su vida.
Estas son algunas de las numerosas asociaciones y entidades en las cuales participó este firme crítico del sistema capitalista, pero en la que centró buena parte de su trayectoria fue en Justícia i Pau, que nació en 1968. Esta entidad "trabaja para promover una sociedad más justa y una cultura sólida de los derechos humanos y de la paz desde la perspectiva del Evangelio y el pensamiento social cristiano", detalla en su web, donde añade que persigue sensibilizar a la ciudadanía, así como incidir sobre los poderes públicos.
En 1981, Oliveres inició su militancia en esta ONG, de la que fue nombrado vicepresidente en 1986, un cargo que ocupó hasta 1999. Además, su vinculación con la entidad lo llevó a ser el presidente de la comisión general de Justicia y Paz de España de 1999 al 2003. Con la muerte de Joan Gomis, fue elegido para substituirlo como presidente, unas funciones que desarrolló hasta el 2014.
Entre sus principales batallas, se encuentran el reclamo de entregar un 0,7% del PIB a los países más pobres, la lucha por la objeción fiscal al gasto militar, la objeción de conciencia y la insumisión, la cancelación de la deuda externa, el fomento de la paz, la mejora de la vida de los inmigrantes, así como la promoción de la banca ética.
El salto en el mundo de la política
Oliveres fue una de las voces claves durante el movimiento del 15-M, junto con la monja Teresa Forcades, con quien en 2013 creó el movimiento político Procés Constituent. Este tenía como objetivo propiciar un cambio de modelo político, social y económico en Catalunya.
El 10 de abril se presentó el Manifest per un procés constituent a Catalunya, que consistía en un decálogo que tenía entre los puntos claves: expropiar a la banca privada, instaurar unos salarios, pensiones y viviendas dignas, la implementación de una democracia participativa, así como iniciar el camino hacia una reconversión ecológica de la economía. También abogaba por una Catalunya fuera de la OTAN y sin ejército.
Una parte de este movimiento, finalmente, se integró en Barcelona en Comú y otra a la CUP. También, se ha aliado con otras formaciones como Catalunya Sí que es Pot, un conjunto de diferentes fuerzas de izquierda integrado por En Comú Podem, Iniciativa, EUiA, Podem y Equo, le ofreció a Oliveres liderar la candidatura a la presidencia a la Generalitat en las elecciones del 2015, pero este se negó.
Este movimiento sigue vive y el pasado 12 de marzo realizó un acto en el cual participó Oliveres.
También ha llevado sus reclamos a la pluma, ya que es escritor de numerosos libros, entre los cuales destacan Nord-sud, diagnòstic i perspectives (1989); El ciclo armamentista en España (2001); ¿Quién debe a quién? Deuda ecológica y deuda externa (2004); Aldea global, justicia parcial (2004); El meu camí cap a la utopia (2009) o Diguem prou! (2013).
El activista también ha recibido numerosos reconocimientos a lo largo de su trayectoria como los premios de la Fundació Lluís Companys (2001), el galardón del Centre Internacional Escarré per les Minories Ètniques i Nacionals (2006), Premi Internacional Alfons Comín (2011), el Premi Pere Casaldàliga per la solidaritat, que otorga el Festival Internacional de Cinema Solidari, (2013) o el Premi Memorial Àlex Seglers (2016) de la UAB.
Además, en abril del 2018 recibió en el Parlament de Catalunya el Premi Internacional per la Pau, que concede el Institut Català Internacional per la Pau. Un año después, el Ayuntamiento de Barcelona le concedió la Medalla de Oro al Mérito Cívico.
El 1 de febrero se publicó su último libro: Paraules d'Arcadi (Angle Editorial). En este hace un repaso de las principales crisis tanto globales como locales, por lo que habla de la pandemia de la Covid o los refugiados, así como de los presos políticos.
"La gente con el libro que haga lo que quiera, pero que se lea el prólogo", enfatizó recientemente en una entrevista en TV3. En este, sus nietos de diez y once años explican el pensamiento de su abuelo y cómo cree que debería ser el mundo.