La olotina Maria Branyas, la persona más longeva del mundo, ha muerto a la edad 117 años. Según han adelantado varios medios de la Garrotxa, la familia no había hecho pública la noticia hasta este martes, cuando ha sido incinerada esta mañana en la más estricta intimidad en el cementerio de Olot. La catalana era considerada la persona más longeva del mundo, según el Gerontology Research Group, que se dedica a hacer un ranking de las personas más viejas del planeta. Consiguió el título en enero del 2023, después de la muerte de Lucie Randon, a los 118 años. Ahora, le cogerá el testigo la japonesa Tomiko Itooka, que tiene 116 años y 89 días. El pasado mes de julio se convirtió en la octava persona más longeva de la historia.

Recuerdos de toda una vida

Branyas nació en 1907 en San Francisco, hija de un periodista de Pamplona y de una catalana. Branyas llegó a Catalunya de pequeña y tiene recuerdos que se remontan a la Primera Guerra Mundial y a la Guerra Civil española, según explicaba el 2019 en una entrevista a Catalan News. De hecho, el retorno en Catalunya de la familia, cuando ella tenía 7 años, se produjo el 1914, en pleno estallido de la primera gran guerra del siglo XX. "Llegamos en barco. A causa de la guerra, Alemania atacaba el norte y no podías cruzar los mares nórdicos, tuvimos que ir por las Azores y por Cuba", explicaba. Desde hace más de 20 años vivía en la residencia del Tura de Olot. Sobrevivió a dos guerras mundiales, la Guerra Civil y dos pandemias. En 2020 sufrió la covid, con 113 años, pero también la consiguió superar.
Cuando celebró los 116 años, Branyas afirmaba que haberse convertido en la persona más vieja del mundo no tenía ningún mérito por su parte, sino que fueron las circunstancias que la llevaron hasta ahí. También se mostró sorprendida por la repercusión que ha tenido: "No entiendo que sea una cosa tan importante". De su niñez, tiene el recuerdo de su estancia en Nueva Orleans, donde vivió delante del Audubon Park. "Había unos árboles con las ramas torcidas que llegaban al suelo y yo siempre me subía", explicaba. También recordaba el Catalina, el nombre del barco que le "cambió la vida" y que aseguraba que marcó el destino de su familia. A bordo del barco murió su padre, Joseph Branyas, a los 37 años, a causa de una tuberculosis. Esto hizo que ya no volvieran a los EE.UU. Su primer recuerdo de Banyoles es el de su primera maestra, Anna Espectante, que tuvo durante 4 años.
El pasado mes de marzo, cuando celebró los 117 años, su hija Rosa Moret, afirmó que había ido bajando durante los últimos meses. En declaraciones a la ACN detallaba que no había sido hospitalizada, pero que con la edad, estos últimos tiempos, había perdido visión, oído y últimamente, también memoria, además de la movilidad, dado que no podía andar suela. A pesar de todo, aseguraba que conservaba intactas las facultades mentales y todavía podía mantener conversaciones con sus familiares, los únicos que la iban a ver además del personal de la residencia. "Ya no hace entrevistas ni nada de todo esto, lo que quiere es tranquilidad", decía Moret. Moret también explicaba que Branyas vio morir a la totalidad de sus amigos, pero que seguramente uno de los factores que la llevaron a vivir tantos años es "que se adapta mucho".