Ha muerto el último soldado que quedaba con vida de las fuerzas en que liberaron el campo de exterminación nazi de Auschwitz en 1945, David Dushman. El soldado era del ejército de la Unión Soviética y entrenador de esgrima de gran renombre después de la Segunda Guerra Mundial.

El soviético que tumbó la valla

El soldado soviético murió en el hospital de la capital de Baviera, Múnich (Alemania) la madrugada de este sábado. Dushman participó como conductor de carros de combate en una de las batallas más importantes de la Segunda Guerra Mundial, en Stalingrado, el actual Volgograd. También tumbó las vallas de espinas que rodeaban el campo de exterminación nazi de Auschwitz, después fue entrenador de esgrima en la selección femenina soviética, entre 1952 y 1988.

Cuando era profesor de esgrima también sufrió el atentado contra el equipo israelí durante los Juegos Olímpicos de Múnich de 1972.

El último testimonio

Con motivo del suyo 95 aniversario, la presidenta del centro de innovación artística IKG, Charlotte Knobloch, destacó "lo que tuvo que sufrir física y mentalmente, pero también su extraordinario rendimiento y los excepcionales éxitos que pudo celebrar". "En realidad consiguen para tres vidas", señaló Knobloch en un mensaje publicado en la web de la IKG. Dushman había sido nombrado miembro honorario.

"Cada testimonio que nos deja es una pérdida, pero el despido de David Dushman es particularmente dolorosa" y "con él perdemos a un hombre valiente, honrado y sincero," dijo la presidenta de la Comunidad Religiosa Israelí de Munich y Alta Baviera (IKG), Charlotte Knobloch, en declaraciones en AZ al expresar su tristeza.

Auschwitz

Auschwitz estuvo operativo desde junio del año 1940 hasta el 27 de enero de 1945, cuando fue liberado, y tenía como objetivo la liquidación física pero también moral de las víctimas. Las cifras estremecen: pasaron a 1,3 millones de deportados, sobrevivieron 200.000 y llegó a tener 70.000 presos al mismo tiempo.

Situado en Birkenau por su buena comunicación ferroviaria, contaba con cámaras de gas y hornos crematorios que la convirtieron en la ciudad de la muerte. Un millón de los presos fueron judíos, prácticamente medio millón húngaros. Pero también murieron gitanos, presos políticos polacos, homosexuales o las 999 adolescentes eslovenas que las engañaron diciendo que era una oferta de trabajo y fueron las primeras que acabaron esclavizadas.

Imagen principal: David Dushman. - ElNacional