Pere Mir i Puig, uno de los grandes mecenas del mundo científico en Catalunya, murió el viernes a los 97 años en Barcelona. Mir era doctor en Ciencias Químicas y se dedicó a la investigación, síntesis y fabricación de productos químicos, y a la promoción de varias empresas y patentes.
En 2002 creó la fundación Cellex, que ha liderado en los últimos años las aportaciones del sector privado al progreso científico de Catalunya. Algunos proyectos que ha financiado son el Instituto de Ciencias Fotónicas, el Centro de Investigación Biomédica de la Universidad de Barcelona, el Instituto de Investigaciones Biomédicas Augusto Pi i Sunyer (IDIBAPS), el Instituto de Oncología Vall d'Hebron, y el programa CiMs+CELLEX de becas para alumnos de bachillerato especializado en ciencia y matemáticas.
Su trabajo fue reconocido con varios galardones. Recibió la Cruz de Sant Jordi en 1993, el Premio Nacional de Investigación de Catalunya en 2011 y la medalla de oro del Ayuntamiento de Barcelona con el galardón al Mérito Científico en 2013.
Entre los proyectos que financió, destaca el Instituto de Ciencias Fotónicas (ICFO), en el cual hizo una aportación de 16 millones de euros en el 2010, que fue la donación privada mayor nunca hecha por un mecenas científico en España.
La fundación Cellex fue el vehículo que canalizó la contribución de Mir no sólo a la ciencia y la investigación, sino también a la educación, con la creación del programa de becas CiMs+Cellnex para alumnos de bachillerato especializado en ciencias y matemáticas. De perfil muy discreto, se calcula que, entre 2004 y 2010, su fundación financió con 62 millones de euros diferentes institutos científicos.