Clientes que reciben a las repartidoras desnudos, que se insinúan o que las puntúan mal si no los satisfacen. Los casos de acoso sexual a repartidoras se multiplican, tanto en entregas como en recogidas en los restaurantes. "Me sentía desprotegida en todos los sentidos", reconoce Ana Mesones, con seis años de experiencia en el sector. Mesones alerta de los riesgos de las aplicaciones, con fotografías de las repartidoras y la opción de puntuarlas. "El cliente te hace una especie de chantaje. Le das el producto y te dice '¿Por qué no pasas a tomar una cerveza conmigo?'", explica. "Te cogen la comida de las manos e insisten en que si no entras en su casa, no te pagan", explica a la ACN.
Ana Mesones es una de las primeras mujeres que empezó a repartir en Barcelona, cuando la presencia de mujeres repartidoras era todavía muy residual. En su experiencia con plataformas como Deliveroo asegura que se ha encontrado con "mucho acoso" que ha vivido ella u otras compañeras. Cuando mira atrás, asegura que "en más de un 10% de los pedidos" ha recibido insinuaciones. "Primero te coge por sorpresa, pero llega un punto que ya te lo esperas", explica.
Acoso premeditado
La encuesta publicada por CCOO Repartidores y repartidoras de plataforma digital: Condiciones laborales, necesidades, demandas y perspectivas constata que esta realidad existe. De los 18 repartidores entrevistados —y que trabajaban en Glovo, Deliveroo y Uber Eats—, 11 aseguraron que las mujeres riders se encuentran en una situación de riesgo, inseguridad y acoso sexual.
Mesones cree que se trata de un "acoso premeditado" porque "en la mayoría de los casos el cliente tiene la fotografía del repartidor y sabe que es una mujer". Según dice, una de las situaciones con las plataformas que aceptan el pago en efectivo es que "el cliente hace una especie de chantaje". "Llegas, le das el producto y te dice: '¿Por qué no pasas a tomar una cerveza conmigo'?. Tú le contestas que estás trabajando y él te responde: 'Si no pasas, no te pago'. Entonces te cogen la bolsa de las manos e insisten en que si no entras en su casa, no te pagan. Tú en aquel momento eres consciente de que si el cliente no paga, lo tendrás que poner de tu bolsillo, él tiene todo el poder", relata.
La amenaza de la puntuación
En el caso de las plataformas que se organizan con sistemas de puntuación como Glovo, Deliveroo o Uber Eats, algunos clientes amenazan con una valoración negativa. "Te dicen 'Si no haces lo que yo quiera, te puntuaré mal'", asegura la repartidora, que denuncia que las mujeres se encuentran con hombres que las reciben desnudos. "Un hombre mayor que está solo te dice que entres y que lo dejes en la cocina, y tú, con toda la buena fe del mundo, entras. Cuando das media vuelta para salir te lo encuentras con la bata abierta y enseñándote lo que quiera. Estas situaciones son muy incómodas porque te encuentras en un domicilio que no conoces, pero llega un punto que prácticamente es normal", asegura. Otra repartidora explica que es habitual "que los hombres reciban los pedidos en bóxeres" cosa que puede crear situaciones incómodas.
El informe de CCOO explica situaciones similares. Por ejemplo, el caso de una mujer que al subir el pedido, el cliente se insinuó y le reclamó su número de teléfono personal, que ella no quiso facilitar. "Esta persona la puntuó mal y encima dijo que no había dado el pedido. La mujer fue sancionada y no pudo trabajar durante tres días porque tenía la cuenta bloqueada", explicó Carmen Juares, secretaria de Nuevas Economías de CCOO en una rueda de prensa.
¿Qué hay que hacer si una de estas trabajadoras se encuentra en una situación de acoso? Según la abogada laboralista Laura Rodríguez, lo primero que hay que hacer es avisar a la empresa, que tendría que dejar de tener a estas personas como clientes. La letrada asegura que el acoso sexual en el trabajo "es más amplio que el que está propiamente tipificado como delito". "Tan acoso sexual es hacer un tocamiento no deseado como explicar un chiste a tu trabajadora, o enviarle una proposición reiterada después de muchas negativas. Todo eso no es un delito propiamente, pero sí que es acoso en el ámbito del trabajo", dice la letrada de Arrels Advocats.
El peligro de facilitar el nombre
Tanto las repartidoras como CCOO denuncian que el hecho de que algunas plataformas faciliten el nombre y la foto del rider que hará la entrega pone en peligro a las mujeres. En este sentido, Rodríguez considera que "se tendría que proteger completamente la identidad y saber que lo que estás contratando no es esta persona, sino el servicio". Mesones añade que algunos clientes han tenido acceso a su móvil personal y le han llamado de madrugada haciendo proposiciones libidinosas. "Las plataformas son plenamente conscientes de eso", lamenta esta trabajadora, que asegura que entiende que este sistema se haya puesto en marcha para evitar casos de fraude, "pero también tiene la parte mala que si viene una chica, el cliente puede aprovecharse con acosos".
Una repartidora que se encuentre en esta situación no tiene la posibilidad de decidir no trabajar nunca más para una persona que la ha acosado, porque no depende de ella a quién lleva el pedido.
Sin denuncia
Los Mossos d'Esquadra no tienen constancia de haber recibido denuncias sobre acoso sexual a repartidoras mientras trabajan. Ante la falta de denuncias, la abogada Laura Rodríguez afirma que son muchas las mujeres que no están predispuestas a denunciar, porque no ven recorrido. Mesones confirma el temor. "Si tú explicas que durante tu trabajo se te han insinuado, te han metido dentro de un domicilio, te han dicho que si no te quedas, no te pagan, y se han desnudado, ¿qué harán? Para empezar no tenemos pruebas", afirma, remarcando que no pueden coger imágenes a los clientes, por ejemplo, ya que sería contraproducente. "Estamos totalmente desprotegidas en todos los sentidos", afirma.
Qué hacen las plataformas
Mesones añade que "la plataforma se ha desentendido totalmente" cuando las repartidoras han denunciado situaciones de acoso. "Con las empresas se ha intentado, pero llega un punto en que no es que lo normalices, pero como sabes que no sacarás nada, ya ni lo intentas", lamenta.
Fuentes de Glovo han asegurado que tienen una "política de tolerancia cero contra el acoso o la discriminación", según lo que prevé el código de Estándares de Ética y Conducta Empresarial de la compañía. Preguntada por la ACN, no ha detallado cuáles son los pasos a seguir según este protocolo en casos de acoso sexual. Un portavoz de la compañía ha asegurado, sin embargo, que si "se produce cualquier situación, se puede reportar la información a la compañía para su análisis y valoración" a través de la app o el correo del equipo de cumplimiento normativo y ha dejado claro que en caso de que intervengan las fuerzas de seguridad, la empresa "facilita todos los datos relativos a la investigación". A su vez, Deliveroo y Uber Eats han declinado comentar la situación y aclarar si tienen algún tipo de protocolo contra el acoso.