ÚLTIMA HORA | Sigue el minuto a minuto del conflicto Rusia - Ucrania
El papel de inodoro fue el protagonista estrella de la pandemia por|para la covid. Ahora, con la guerra en Ucrania, también se producen otras derivadas en productos, a priori, no esenciales. Así pues, el aceite de girasol fue el que apareció en primera línea. Algunos supermercados han limitado las compras por persona.

Y, a pesar de predominar sobre todo en el relato mediático el aceite de oliva, la realidad es otra. La demanda del de girasol va al alza, y en el 2020 gastamos bastante más aceite que el 2010. Así pues, el 33% del aceite que se consume en los hogares sigue siendo de girasol. En la hostelería, por descontado, la cifra todavía sube más. Este viene, en gran medida de Ucrania, pero hay otros productos que sin tener esta dependencia, el miedo de la guerra ha alimentado su escasez.

Linternas

Uno de ellos son las linternas. Aunque incluso los móviles más sencillos incorporan esta función, en último término la batiera de un móvil depende de la electricidad y el miedo hace que huimos de poder contar con esta energía, también a unos precios totalmente disparados. "Se están llevando linternas de todo tipo, pero sobre todo las dinamos están muy agotadas, ya que son manuales y no dependen de una carga a la luz ni de pilas", explica un comerciante de una ferretería en declaraciones a Telemadrid. Las de forma de farolillo también se están vendiendo bastante. A modo de ejemplo, sólo los quedan 2 en la ferretería de 100 que llevaron hace justo más tres semanas aproximadamente.

Galletas y atún

Si volvemos a la alimentación, la bollería industrial pasa un mal momento. Las fábricas de dulces industriales han alertado de que la producción se puede ver afectada de cara a las próximas semanas ya que sólo cuenta con reservas durante un máximo de dos semanas en un mes. Si la situación en Ucrania no mejora advierten que se tendrán que buscar alternativas desencadenando una subida de los precios al sector, por una parte por la logística y de la otra por|para los elevados precios y competencia entre las empresas ante la escasez de materias primas. En este sentido, una consecuencia directa también la encontramos en las latas en conserva que necesitan del aceite. El ejemplo más claro, el del atún. El 56% de la producción de berberechos, mejillones, almejas, entre otros, peligra si la situación no cambia. Además, España es el productor más importante de este alimento.

Coches

La automoción también está amenazada. Rusia y Ucrania son suministradores de metales y minerales estratégicos en la producción de coches, elementos tecnológicos, electrodomésticos y chips electrónicos. Si ya sumamos la crisis de los microchips que se arrastraba con la pandemia, ahora puede ampliar la problemática. Hay que recordar que en toda España se cerró con más de 250.000 coches matriculados y sin poder entregar el año 2021. Las cifras, lejos de recortar, incrementarán. Y si nos centramos en el sector del metal, este puede provocar consecuencias directas en cualquier tipo de producto envasado que requiere de moldes metálicos para poder trabajar en la cadena de producción: desde el jamón cortado y preparado que encontramos en el supermercado hasta las mismas mascarillas.

Jamón ibérico

Para acabar, la guerra también tiene otras derivadas en los productos finales. Un ejemplo relevante lo encontramos con el jamón ibérico de Salamanca. Los productores enviaban toneladas de cerdo a Ucrania y los países de la Europa del Este. El último gran pedido que enviaron fue el del 18 de febrero. Hasta entonces, han parado la exportación y han decidido dar una segunda vida a este producto. Como congelar los cortes de cerdo aumentaría el coste eléctrico de las neveras, funden la carne para venderla, posteriormente, como mantequilla. En definitiva, la manteca que antes se preparaba con los restos o sobrantes del animal, ahora se produce con sus mejores piezas.