Tanto da el color del medio. Todos los editoriales y columnas sobre *la sentencia* que se publican este viernes están alineados sobre el mismo argumento como un tren sobre sus vías: el Estado de derecho funciona en España y la justicia es igual para todo el mundo. Los medios que han publicado piezas de opinión muestran una unidad granítica en su insistencia: la justicia española es libre, independiente y no hace distinción de personas.
El editorial de El País lo resume canónicamente: "Queda demostrado que en España funciona el Estado de derecho y que nadie está por encima de la ley. (...) Esta sentencia certifica el fin de la sensación de impunidad que acompañaba a los asuntos con altas personalidades implicadas, y hay que resaltar que se ha juzgado un miembro de la Familia Real, como nunca se ha hecho en otras casas reales europeas".
Los hechos quizás no ayudan tanto, sin embargo, a proclamar el principio. Se hacen mil contorsiones para sostenerlo. El País califica la sentencia de "justa y equilibrada", a pesar de "ha fijado penas muy inferiores a las que pedía la fiscalía". El Español considera que las condenas "resultan llamativas por su lenidad, comparadas con las que se ha impuesto a los culpables de Gürtel," de lo cual deduce que "es evidente que el Audiencia Provincial de Palma ha aplicado a los acusados de Nóos una interpretación de la legalidad que les ha beneficiado".
En El Confidencial, José Antonio Zarzalejos insiste arriba y abajo en la independencia de la justicia, etcétera. Pero dictamina que el juez José Castro ha quedado "desautorizado hasta un punto que bordea la proclamación de su incompetencia técnica", como también el fiscal Pedro Horrach, la estrategia del cual es "claramente de compensación: no imputó ningún delito a la Infanta pero cargó la mano a las penas y número de delitos que atribuyó al marido". A ambos acusa de "populismo judicial".
En ABC, Pedro Marín dedica cuatro párrafos a insistir en la libertad judicial y tal pascual. Al final, sin embargo, se pregunta "por qué hay tanta diferencia entre el criterio jurídico de un instructor y el de un tribunal. O entre la evaluación penal de una acusación popular y la de la Fiscalía o el propio Estado. Las penas impuestas están muy por debajo de las iniciales peticiones, y es razonable que la ciudadanía se pregunte las razones de eso". Ya hablaremos más adelante, dice, saliéndose por la tangente.
Y así todo. A ver ¿en qué quedamos? ¿La justicia española y el estado de derecho han funcionado aunque el instructor y el fiscal son unos incompetentes y la sala ha dictado una sentencia benévola? Parece un milagro. El mismo juez instructor, José Castro, se ha molestado tanto que ha estallado: "Que le pregunten" a otras personas que han sido juzgadas (aquí menciona a Isabel Pantoja) si consideran que han recibido el mismo trato que la Infanta.
Quizás la insistencia al proclamar las virtudes inoxidables de la justicia y el estado de derecho españoles no tiene tanta relación con el caso Nóos sino con otros asuntos judiciales en curso. Quizás.
Gamificación y lata
Menos de diez minutos después de publicar la noticia El Confidencial —han sido los primeros— ya llevaba en portada una encuesta donde preguntaba: "Le parece justo que hayan absuelto a la infanta Cristina?". A la hora de escribir esta pieza registraba el resultado de 72% 'No' y 28% 'Sí'. Qué raro eh. A eso le llaman "gamificación" (de game, 'juego' en inglés) o "ludificación" (de ludere, 'jugar' en latín). Se trata de usar elementos y dinámicas del juego en otros contextos, en este caso para atraer lectores.
El digital tiene estas cosas. La encuesta es un recurso original que se podía hacer en poco tiempo. Todos han acompañado el mismo titular con mucha documentación preparada de antemano. Piezas enlatadas que son otro contenido típico digital.
A medida que avanzaba el día han aparecido piezas más analíticas, como la de Joan J. Queralt, catedrático de Derecho Penal de la UB, en El Periódico, publicada primero con el titular "Una sentencia benigna" y después, por los motivos que sean, retitulada como "Los ángulos de la sentencia".
La velocidad que exigen los medios digitales no deja mucho margen a la creatividad. Los títulos sólo se diferenciaban por el orden en que aparecen en la frase la Infanta Cristina y Urdangarin. Han puesto primero a la Infanta El Confidencial, El Mundo, La Razón, eldiario.es y El Periódico. Han dado preferencia a su marido El Español, El País, ABC y La Vanguardia. Es un recuento curioso y sin consecuencias.
Quizás el mejor título lo ha escrito eldiario.es: "La sentencia de la Infanta le sale a devolver". Además aparece en un directo, hecho que desmentiría que la prisa no es creativa. La gracia aquí es que a a Cristina ya la habían hecho pagar hace meses una especie de fianza que era el doble de la multa final. Ahora tendrán que devolverle 322.325 euros.
También condenada
La prisa del digital también deja al periodista más expuesto a funcionar con piloto automático y, por lo tanto, a aceptar sin pensar mucho las valoraciones que llegan de las partes del caso, que pueden haber sido planificadas previamente.
Por ejemplo, todo el mundo dice que han absuelto a la Infanta. Es verdad: la han absuelto de los delitos fiscales que comportaban prisión. Pero también la han condenado como responsable civil a título lucrativo y "tiene que responder, conjuntamente y solidariamente" con su marido con un valor de 265.088,42 euros. Ha sido condenada a pagar una multa por beneficiarse de unas ganancias no declaradas a Hacienda de las que conocía el origen, aunque no interviniera en el fraude. Propiamente, es más preciso decir "no irá a prisión" que "ha sido absuelta".
Quien lo tenía todo calculado es Miquel Roca, el abogado de la Infanta. Su aparición en el portal de la calle de su despacho había sido avisada el día antes. Claro, todas las teles y radios estaban y muchas han emitido la comparecencia en directo. Él ha sido el primero al valorar la sentencia, que siempre es salir con ventaja.
"Estoy levitando", ha dicho de entrada. No podía comentar nada del fondo, porque todavía no se había hecho pública esa parte de la sentencia y porque el detalle del caso lo han llevado sus asociados Jesús Silva y Pau Molins. Pero ha insistido por tierra, mar y aire en los mensajes que quería circular: la Infanta ha sido absuelta, cree en la inocencia de su marido y "la justicia es igual para todo el mundo". Al cabo de diez minutos le han pedido un resumen de la sentencia. "La justicia es igual para todo el mundo", ha respondido. Un crack.