El Govern ha anunciado este martes un nuevo paso adelante con respecto a la sequía. El sistema del Ter-Llobregat, del cual dependen más de 6 millones de habitantes que viven en 202 municipios catalanes —entre los cuales están Barcelona, Girona y sus alrededores— ha salido finalmente del estado de emergencia. El cambio de fase para pasar a la excepcionalidad significa también que caen algunas restricciones que se implementaron el 1 de febrero, cuando se declaró la emergencia por sequía porque los embalses del Ter-Llobregat se encontraban al 16% de su capacidad. Las lluvias de las últimas semanas han ido haciendo crecer las reservas, sobrepasando de largo este umbral que marca el cambio de fase, hasta el punto que ahora los pantanos se encuentran rozando el 25% de su capacidad, con más de 150 hm³ de agua.
La salida de la emergencia por sequía generó un pequeño debate interno en el Govern, con declaraciones contradictorias de la portavoz, Patrícia Plaja, y el conseller de Acción Climática, David Mascort. Ahora, sin embargo, con los embalses a un cuarto de su capacidad, los dos representantes han anunciado en rueda de prensa el cambio de fase. A pesar de advertir que con estas lluvias la sequía no se ha terminado, y que sigue siendo grave, la portavoz ha celebrado que esta agua caída del cielo permitido dejar atrás la fase de emergencia: “El aumento de reservas nos permite modificar a la baja las restricciones que hemos tenido en los últimos meses”, han anunciado.
Las restricciones por la emergencia
Con el cambio de fase hay novedades con respecto a las restricciones. Hasta ahora, en el Ter-Llobregat estaba decretada la emergencia I, que tenía como principal novedad el límite de 200 litros de consumo de agua por habitante y día por término medio por municipio, una limitación que incluye el uso doméstico y también aquel al puesto de trabajo y otros espacios como un restaurante o un gimnasio. Con respecto a los diferentes sectores económicos, había limitaciones considerables respecto de una situación de normalidad. La agricultura tenía que reducir el uso de agua un 80%, la ganadería un 50%, y la industria un 25%.
La emergencia por sequía también prohibía el uso de agua para el riego de jardines y zonas verdes, sean públicos o privados, y la prohibición de llenar fuentes ornamentales y lagos artificiales. En el marco de las piscinas, solo se permitía rellenar parcialmente las piscinas cubiertas y públicas inscritas en el censo de equipamientos deportivos, y de las piscinas descubiertas en uso durante todo el año para la práctica deportiva federada. Con respecto al riego de los campos de deporte federados, este tenía que ser siempre con agua freática o regenerada. Y en actos lúdicos, públicos o privados, no se permitía utilizar agua, haciendo imposible las fiestas de la espuma o pistas de hielo temporales. Finalmente, se prohibía limpiar ningún vehículo si no estaba en establecimientos especializados, y la limpieza de las calles solo era permitida con agua freática o regenerada.
Las piscinas comunitarias se podrán llenar
Ahora, con el retorno a la fase de excepcionalidad, el límite de consumo de agua por habitante y día sube hasta de los 200 hasta los 230 litros. Con respecto a los diferentes sectores económicos, la agricultura tendrá que reducir el uso un 40% (y no un 80%), la ganadería tendrá que hacerlo un 30% (y no un 50%), y la industria tendrá que hacerlo un 15% (y no un 25%).
En referencia a otras cuestiones, la excepcionalidad por sequía mantendrá la prohibición de utilizar agua para el riego de jardines y zonas verdes, sean públicos o privados (excepto en el caso de que el riego sea para garantizar la supervivencia de árboles o plantas), y continuará presente la prohibición de llenar fuentes ornamentales y lagos artificiales. En el marco de las piscinas, solo se prohibirá llenar aquellas que son de carácter privado, mientras que se permitirá llenar las piscinas comunitarias, un aspecto positivo para hoteles, campings, comunidades de vecinos y clubs deportivos. Con respecto al riego de los campos de deporte federados, se permitirá regar el césped. Y sobre la limpieza de calles, alcantarillado, pavimentos, fachadas o edificios, esta no podrá llevarse a cabo con agua potable. Solo se permitirá la limpieza de escaparates y ventanas con cubo y esponja, una restricción que también se aplicará en el caso de los vehículos, ya que solo se permitirá limpiar cristales, espejos, retrovisores, luces y placas de matrícula.
Las restricciones por la emergencia
Hasta ahora, en el Ter-Llobregat estaba decretada la emergencia I, que tenía como principal novedad el límite de 200 litros de consumo de agua por habitante y día por término medio por municipio, una limitación que incluye el uso doméstico y también aquel al puesto de trabajo y otros espacios como un restaurante o un gimnasio. Con respecto a los diferentes sectores económicos, había limitaciones considerables respecto de una situación de normalidad. La agricultura tenía que reducir el uso de agua un 80%, la ganadería un 50%, y la industria un 25%.
La emergencia por sequía también prohibía el uso de agua para el riego de jardines y zonas verdes, sean públicos o privados, y la prohibición de llenar fuentes ornamentales y lagos artificiales. En el marco de las piscinas, solo se permitía rellenar parcialmente las piscinas cubiertas y públicas inscritas en el censo de equipamientos deportivos, y de las piscinas descubiertas de uso durante todo el año para la práctica deportiva federada. Con respecto al riego de los campos de deporte federados, este tenía que ser siempre con agua freática o regenerada. Y en actos lúdicos, públicos o privados, no se permitía utilizar agua, haciendo imposible las fiestas de espuma o pistas de hielo temporales. Finalmente, se prohibía limpiar ningún vehículo si no estaba en establecimientos especializados, y la limpieza de las calles solo era permitida con agua freática o regenerada.