El Servicio Catalán de Tráfico (SCT) ha puesto en funcionamiento este lunes 13 de febrero cuatro nuevos radares de tramo en la A-7 en Tarragona y en la C-66 -entre Corçà (Baix Empordà) y Sant Joan de Mollet (Gironès)- con el objetivo de reducir la velocidad excesiva o inadecuada y reducir la siniestralidad.
Los 2 radares de tramo al A-7 en Tarragona, uno en cada sentido de la marcha, controlarán la velocidad a lo largo de un tramo de 4,1 kilómetros de longitud. El límite máximo de velocidad permitido es de 100 km/h.
Y con respecto a los otros 2 radares de tramo en la C-66 entre Corçà y Sant Joan de Mollet, uno en cada sentido de la marcha, controlarán un tramo de 8,72 kilómetros de longitud, donde el máximo de velocidad permitido también es de 100 km/h. Estos cuatro nuevos radares de tramo –que cubren 25 kilómetros de carretera- se suman a los 13 existentes a la red vial catalana.
Son los 2 en la N-230 en el túnel de Vielha, uno en cada sentido de la marcha, instalados en diciembre del 2009 y en funcionamiento en julio de 2010; 2 en la N-340 entre Amposta y Sant Carles de la Ràpita, uno en cada sentido de la marcha, en funcionamiento en mayo de 2014; 1 en la C-65 entre Cassà de la Selva y Llagostera (Gironès), en funcionamiento en mayo de 2014; 1 radar por tramo en la C-58 entre Sabadell y Badia del Vallès en sentido Barcelona, en funcionamiento en junio de 2015; 1 radar por tramo en la AP-7 entre Ulldecona y Amposta en sentido Tarragona, en funcionamiento en junio de 2015; 2 radares por tramo en la N-II entre Fornells de la Selva y Quart, uno en cada sentido de la marcha, en funcionamiento en junio de 2015; 2 radares por tramo en la N-II en Girona, uno en cada sentido de la marcha, en funcionamiento en junio de 2015; y 2 radares por tramo en el carril bus-VAO de la C-58, en funcionamiento en mayo de 2016.
Desde el SCT, se acuerda que este sistema de control de la velocidad media funciona a través de un equipamiento de reconocimiento de matrículas situado al inicio y al final del tramo controlado, el cual mide el tiempo de recorrido y calcula la velocidad media con el fin de determinar si se ha superado el límite máximo de velocidad permitido.
Estos cinemómetros tienen el objetivo de prolongar el efecto de la reducción de velocidad durante varios kilómetros haciendo así un espacio viario seguro.
Entre las ventajas de los controles de velocidad de tramo destacan evitar los frenazos repentinos, cubrir de forma efectiva un tramo entero de una vía, ser un elemento disuasivo de gran efectividad sobre el comportamiento de los conductores y constituir una herramienta eficaz para reducir la siniestralidad y mejorar la seguridad vial.