El cardenal arzobispo de Barcelona, Joan Josep Omella, ha declarado este jueves por la mañana como investigado en el juzgado de instrucción número 10 de Barcelona por un supuesto delito de falsificación de documentos privados.
La magistrada tiene abiertas unas diligencias desde el pasado mes de mayo a raíz de la querella de un excura por una supuesta trama para apartarlo de la Iglesia señalándolo por una presunta paternidad.
El exsacerdote niega ser padre de un niño nacido en el 2006, cuando ejercía en la diócesis de Alcalá de Henares, a la Comunidad de Madrid. El cura explica que Omella le entregó la carta de la Congregación para el Clericato en que le retiraba "el estado clerical". El querellante acusa al arzobispo de haberle generado "indefensión" por haberle negado una copia de las acusaciones y limitarse a leerle unos párrafos. También denuncia que Omella no envió a Roma el escrito de defensa con un acta notarial de la madre y una prueba de paternidad. De hecho, la querella asegura que Omella es "el autor de las falsas acusaciones".
El querellante también cree que detrás de su caso hay una pugna por el poder en la Iglesia y lo relaciona con un caso de un presunto acoso sexual en el 2014 a un diácono de 27 años con lo que había convivido en Épila, en la diócesis de Zaragoza. El sacerdote también niega estos hechos y asegura que se lo utilizó para hacer que el papa Francisco destituyera el entonces arzobispo de Zaragoza, Manuel Ureña, considerado conservador.
La jueza ha enviado una comisión rogatoria al Vaticano para que le remita una "copia del expediente firmado" que acabó con su expulsión del sacerdocio. Según fuentes jurídicas, la defensa de Omella ha presentado un documento al juzgado.
Al llegar a la Ciutat de la Justícia, Omella ha intentado esquivar en la prensa que lo esperaba y al salir ha hecho unas breves declaraciones por decir que está "muy contento" porque "siempre" confía en la justicia y espera que "todo irá bien". La declaración ha durado un cuarto de hora aproximadamente y Omella cree que la magistrada "ha entendido bien de lo que se trataba" y él "ha intentado decir toda la verdad y sólo la verdad". En todo caso, ha dicho que no cree que sea la primera vez que un sacerdote se querella contra un cardenal.