El juicio por la agresión a dos guardias civiles y sus parejas en la localidad navarra de Altsasu ha arrancado esta mañana en la Audiencia Nacional con la declaración de los principales acusados. Hoy ha sido el turno de Ohian Arnanz, en prisión preventiva desde el 2016, que ha reconocido que aquella noche estuvo en el bar Koxka pero que no participó en los disturbios: "la cosa me venía grande", ha asegurado.
Arnanz, que como el resto de acusados se enfrenta a penas de prisión por delitos de terrorismo, ha dicho que su intención es colaborar con la justicia y que, "ni amenazó a los agentes con pegarlos, ni los preguntó si eran 'maderos'". Ha negado además, ser miembro del movimiento Ospa que pide la expulsión de las fuerzas de seguridad españolas del País Vasco y Navarra. El ministerio fiscal sin embargo, considera que su papel fue clave y que es él quien dio un puñetazo a uno de los tenientes de la Guardia Civil.
El otro acusado que ha declarado esta mañana es Jokin Unamono que ha explicado que cuando entró en el bar, se dirigió hacia los policías para decirlos que tenían "mucha cara porque se dedicaban a llenar de multas a los jóvenes del pueblo". El acusado, que sólo ha estribillo las preguntas de su abogada ha negado haber "golpeado" a nadie y ha asegurado que después de presenciar una serie "de empujes" salió del bar y vio "uno de los agentes en el suelo y una mujer que lo intentaba proteger con su cuerpo".
Unamuno, como el resto, ha asegurado que no pertenece a ningún movimiento radical aunque ha reconocido que fue él quien pidió permiso al Ayuntamiento para organizar el Ospa Eguna (Día de la huida) un acto que forma parte de las campañas de la izquierda abertzale para reclamar la expulsión de las fuerzas de seguridad españolas del País Vasco y Navarra.
El tercer acusado en prisión preventiva, Adur Ramírez de Alda, ha negado haber estado en el bar aquella noche.
El juicio ha contado con la presencia de Aministía Internacional que asiste en calidad "de observador". Considera que la Fiscalía tiene que retirar la acusación de terrorismo por "desproporcionada" y a pesar de reconocer que se trata de una agresión grave cree que no tiene nada que ver con el terrorismo.
"Le dicen terrorismo en un tobillo roto"
La madre de Adur Ramírez ha dicho, antes de entrar en la sala, que se trata de un juicio político y que se habla de terrorismo cuando el que hubo es "un tobillo roto". La mujer ha condenado "las peleas de bar" pero ha asegurado que el caso está siguiendo parámetros políticos y no judiciales. "Se nos está diciendo que tenemos que confiar en la separación de poderes, que vivimos en un estado de derecho y nos cuesta mucho creer porque está siendo un caso político", ha dicho.
Quien también ha hablado es la madre de uno de los guardias civiles heridos en la agresión que ha lamentado que las fuerzas políticas "no estén al margen" y que parece que "quieran influir en la decisión judicial". Ha discrepado que la agresión sea "una pelea de bar".
El 15 de octubre del 2016 en el bar Koxka d'Alsasua un grupo de jóvenes agredió a dos agentes de la Guardia Civi y el disturbio acabó con 8 detenidos acusados de delitos relacionados con el terrorismo. La jueza de la Audiencia Nacional Carmen Lamela, la misma que encarceló a los Jordis, dictó prisión preventiva para seis de ellos, ahora sólo quedan 3 en la prisión, apelando "riesgo de fuga".