Después de una semana intensa política y socialmente en torno a la cuestión, el arzobispo de Barcelona, el cardenal Juan José Omella, ha vuelto a abordar la grave problemática existente en torno al acceso a la vivienda. En su carta dominical de este 22 de septiembre, el religioso ha denunciado que se trata de una forma de "esclavitud" moderna, "que también condena a las personas que lo sufren" y las aboca a una situación "opresiva y degradante". Omella, que ha relatado una serie de situaciones habituales a las cuales se enfrentan jóvenes o personas mayores en condiciones precarias, ha reclamado a las administraciones y entidades de todo tipo a trabajar "juntos" para que no haya nadie sin "un hogar digna".

"Cada época tiene sus propias esclavitudes. Hace 800 años, quizás la esclavitud más sangrante era la privación de libertad y la reducción a esclavo en tierras lejanas. Hoy también existen esclavitudes [...] que generan situaciones opresivas y degradantes para los que las sufren. Hay otras, como la falta de vivienda, que también condenan a las personas que las sufren", ha valorado Omella en la carta dominical que coincide con Mercè, las fiestas patronales de Barcelona, una ciudad que es ejemplo claro de la problemática que aborda al religioso. La carta coincide también con el gran revuelo político alrededor de la caída en el Congreso de una proposición de ley para regular los alquileres de temporada y de habitaciones.

Omella, que señala que la crisis afecta tanto a jóvenes como a personas mayores, con trabajo o sin, "que no pueden asumir el precio del alquiler", insta a ser consciente que la vivienda no solo tiene una "dimensión económica", sino que es "mucho más", un hogar. "Sin un techo, la salud se debilita, trabajar es difícil, convivir y relacionarnos con los otros se vuelve complicado", ha apuntado. En este sentido, el religioso ha explicado que más de un tercio de las familias atendidas por Cáritas en Barcelona vivían en habitaciones alquiladas y han tenido que cambiar recientemente de techo por no poder hacer frente a los precios que les pedían los propietarios; en muchos casos con hijos en edad escolar.

No es la primera vez que la Iglesia de Barcelona habla de la vivienda. En junio, el propio Omella ya publicó otra nota dominical en la que reclamaba la "acción coordinada" de administraciones, entidades y ciudadanía para que el acceso a la vivienda no sea una "pesadilla" y actuar "en favor de este derecho humano fundamental". Omella criticó que aunque el derecho a la vivienda está universalmente reconocido y promulgado constitucionalmente, muchas personas y especialmente los jóvenes no pueden tener acceso porque los precios de los alquileres alcanzan unos niveles "excesivos", de igual forma que la propiedad. En más, el religioso lamentó que los desahucios, "a veces con consecuencias trágicas", se dan cada día.

Un problema central en la agenda social

Ciertamente, se vive un contexto en el cual el acceso a la vivienda es uno de los principales problemas que encara la sociedad, especialmente en Catalunya, a causa de los prohibitivos precios crecientes de lo que parece una nueva burbuja de rentismo especulativo y también por la concentración de personas en las grandes ciudades, sumados a los bajos salarios y la precariedad laboral. Se trata de una circunstancia que sufren especialmente muchos jóvenes, que a menudo no consiguen llegar a la estabilidad económica y los volúmenes de renta necesarios para poder entrar en la rueda de la vivienda y formar un hogar propio, de manera que ven postergado o directamente truncado su proyecto de vida.

Hace unos meses, un estudio del Consejo de la Juventud de España (CJE) y la ONG Oxfam Intermón puso el acento sobre el fenómeno y sus consecuencias: más de la mitad (55,6%) de los jóvenes españoles con dificultades económicas y carencias materiales tiene problemas de salud mental, siendo el paro, la precariedad laboral y la crisis de vivienda algunas de las principales preocupaciones de esta generación que contribuyen a minar su bienestar emocional. Bajo el título 'Equilibristas: las acrobacias de la juventud para sostener su salud mental en una sociedad desigual', el informe alertaba de un panorama desolador.

La polémica en el Congreso con Junts

Estos días, además, la cuestión de la vivienda ha sido central en la agenda política, a raíz de la caída en el Congreso de los Diputados de una iniciativa de los sindicatos de inquilinos y Sumar para debatir la regulación de los alquileres de temporada y de habitaciones. La iniciativa contó con el apoyo del PSOE, Sumar, Podemos, Esquerra Republicana, EH Bildu, PNV, BNG y Coalición Canaria, si bien finalmente no prosperó por la oposición de PP, Vox y Junts per Catalunya. Junts, que se opone al considerar que no era el enfoque correcto a la problemática, anunció primero una abstención y en el último minuto, al ver que podría salir adelante, viraron el sentido de voto a uno 'No'. Ello supuso una avalancha de críticas por parte de las izquierdas políticas y de la sociedad civil.