Después de 19 días desde el rescate de más de un centenar de migrantes y diez delante de la costa de Lampedusa, el Open Arms ha recibido, finalmente, luz verde para desembarcar la noche de este martes en el puerto de la isla italiana. De esta manera, las 83 personas que todavía se encontraban a bordo del barco han podido pisar tierra firme y recibir asistencia médica hacia medianoche.
El desembarque, sin embargo, no ha sido rápido. Los guardacostas italianos han tenido que rescatar una patera que ha naufragado a pocas millas de la isla italiana, tal como ha explicado el mismo líder de la ONG, Òscar Camps, en una entrevista en la Cadena SER.
Con respecto a la inmovilización del barco, Camps ha aclarado que "la lucha no termina aquí" y ha asegurado que el Open Arms volverá a navegar en aguas internacionales para seguir con la tarea de los rescates.
El permiso para desembarcar ha llegado después de que hoy mismo la fiscalía italiana haya decidido autorizar al Open Arms a desembarcar en el puerto de Lampedusa. La fiscalía también ha decidido inmovilizar el barco, que de momento será transportado hasta el puerto siciliano de Agrigento.
Una vez conocida la noticia, la alegría se ha desatado a bordo del Open Arms entre los migrantes, que han empezado a saltar y cantar al grito de "bosa", victoria en fula, lengua hablada en la África Occidental por la etnia fulan, y que se ha convertido en todo un himno para los migrantes que consiguen pisar tierras europeas.
Según informan medios italianos, el fiscal de Agrigento, Luigi Patronaggio, ha tomado la decisión después de hacer una inspección al barco de la ONG acompañado de dos médicos: "La situación es explosiva, se tiene que restaurar la calma y asegurar que nadie se haga daño".