La Organización Mundial de Sanidad Animal (WOAH) ha informado que se ha detectado un caso de vacas locas en España, concretamente en Galicia, según ha difundido la agencia británica Reuters. Se trata de la denominada encefalopatía espongiforme bovina atípica (EEB). La afección, por lo común conocida como la enfermedad de las vacas locas, se detectó después de que la vaca de 22 años fuera sacrificada porque tenía signos de enfermedad no relacionados con la EEB, según la WOAH, que tiene su sede en París, y citó información de las autoridades españolas.
El diario Faro de Vigo también ha informado de este caso, y afirma que se ha producido en una explotación de A Estrada (Pontevedra), sin que la carne entrara en la cadena alimenticia. La Xunta de Galicia ha asegurado que se trata de un caso aislado que además no tiene trascendencia para la salud pública. El anterior caso aparecido en Galicia fue en 2019, en una explotación de Ortigueira (A Coruña).
La aparición hace veinte años de la encefalopatía espongiforme bovina en el ganado bovino, una enfermedad transmisible a los humanos con consecuencias letales, generó una alerta sanitaria y desencadenó la mayor crisis agroalimentaria del siglo pasado en Galicia y España. La enfermedad afecta al sistema nervioso central de los animales bovinos adultos; hace que el cerebro se les esponje y provoca su muerte. Es causada por unas proteínas desnaturalizadas llamadas priones. En algunos casos se puede transmitir a los humanos, y puede provocar la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob, mediante la ingestión de determinadas partes de los animales de más de 30 meses de edad, porque a través de los análisis nunca se ha detectado que la enfermedad se desarrollara en los vacunos menores de 30 meses (que comprende la totalidad de los terneros).
La enfermedad de las vacas locas tiene un largo periodo de incubación (de 4 a 5 años), caracterizada por la aparición de síntomas nerviosos progresivos que hacen que los animales no se puedan mantener en pie, y con los esfuerzos y resbalones que hacen para intentarlo hace que parezcan "locos". Mentalmente también quedan afectados. La enfermedad no tiene ningún remedio conocido y los animales acaban muriendo. La ingestión por parte de los vacunos de priones de animales contaminados transmite la enfermedad. Los priones no son virus ni bacterias, sino un tipo de proteínas desnaturalizadas que han perdido su estructura en tres dimensiones. Al ser un componente fisiológico, todavía no se ha podido eliminar, si es que es posible hacerlo. Los priones se acumulan en las neuronas de los animales, originan la muerte celular y dan lugar a lesiones parecidas a vacuolas que, con las partes vacías, dan al tejido el aspecto de una esponja. Otras partes del cuerpo donde se acumulan los priones son el cráneo, la amígdala, la médula espinal, la columna, el intestino y el bazo.
La mayoría de los científicos opinan que la enfermedad se puede transmitir a los humanos que coman el cerebro o la médula espinal de los animales afectados. En los humanos, la enfermedad transmitida por los vacunos es en la práctica una nueva variante de la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob, que ya existía antes de la epidemia en vacas.