El Papa Francesc presidirá una víspera penitencial el próximo 1 de octubre en la basílica de Sant Pere para "pedir perdón" por los pecados de la Iglesia. Francesc lo hará un día antes de que empiecen las sesiones de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos. La víspera contará con testimonios de algunos de estos pecados, qué quiere redimirse la Santa Sede como víctimas de la guerra, de los abusos y de las migraciones. En concreto se confesarán los pecados contra la paz y contra la creación, los pueblos indígenas y los migrantes, contra las mujeres, las familias y los jóvenes o contra la pobreza. Hay que destacar que en esta víspera sí que se hablará del pecado de los abusos. Desde el Sínodo consideran que "no se trata de denunciar el pecado de los otros, sino de reconocerse parte de aquellos que por omisión o acción se convierten en causa de sufrimiento, responsables del daño sufrido por los inocentes o indefensos". La víspera penitencial de Sant Pere estará "abierta a todo el mundo" y según ha señalado el cardenal Mario Grech, en la presentación del Sínodo, "se dirán por su nombre los pecados que causan más dolor y vergüenza" a la Iglesia.
El Pontífice reunirá a los obispos de todo el mundo para debatir el futuro de la Iglesia
Al día siguiente de la víspera, arrancará la reunión de obispos de todo el mundo, que empezará el 2 de octubre, y se extenderá hasta el 27, y donde participarán 368 delegados del Sínodo, donde una cuarta parte no serán obispos. Así que de los 368 participantes, 96 serán laicos, religiosos o sacerdotes. A pesar de este mensaje de perdón por parte de la Santa Sede, el Sínodo ha dejado fuera de las discusiones los temas más controvertidos entre ellos el acceso de las mujeres al diaconato, el celibato sacerdotal y la abertura a ordenar sacerdotes casados, el acogimiento a los homosexuales o los divorciados que se vuelven a casar.
Aunque no hay grandes cambios con respecto a la organización del Sínodo en relación con la reunión de obispos del 2023, los organizadores han incluido algunos foros que estarán abiertos al público. Con todo, las discusiones principales seguirán siendo confidenciales, de manera que ningún delegado podrá adelantar los contenidos o las posiciones de los debates. La agenda del Sínodo prevé que estos expertos y técnicos informen sobre el estado de sus reflexiones en el Sínodo de octubre, pero el Papa ha extendido los plazos para que tengan más tiempo a disposición para presentar sus conclusiones, que tendrán que concluir en junio de 2025.