Crear un paisaje agrícola con parcelas pequeñas y diferentes tipo de cultivos beneficia la biodiversidad de plantas y animales más que incrementar hábitats semi-naturales, según una investigación internacional que acaba de publicar la revista norteamericana PNAS. En el estudio, liderado por el Instituto Nacional de Investigación Agronómica de Francia (INRA) y el Centro Nacional por la Investigación francés (CNRS), han participado investigadores del grupo de Malherbologia y Ecologia Vegetal de la Universidad de Lleida (UdL), del Centro de Ciencia y Tecnología Forestal de Catalunya (CTFC) y del Centro de Investigación y Aplicaciones Forestales de la Autónoma de Barcelona (CREAF UAB). También de las universidades de Alicante, Murcia y Rey Juan Carlos; así como de otros centros de investigación de Canadá, Alemania, Suiza, Hungría, Suecia y el Reino Unido.
Los investigadores catalanes Jordi Recasens, Xavier Oriol Solé-Senan e Irene Robleño (UdL); Assu Gil, David Giralt y Gerard Bota (CTFC); Lluís Brotons (CTFC-CREAF UAB); Jordi Bosch (CREAF UAB) y José Antonio Barrientos (UAB) participan en el equipo que ha desarrollado un estudio a gran escala, con una treintena de laboratorios y un enfoque empírico único que ha cubierto ocho regiones de Europa y Canadá. Así han hecho el seguimiento de 1.305 parcelas cultivadas de 435 paisajes agrícolas de un kilómetro cuadrado, identificando a más de 167.000 individuos de 2.795 especies pertenecientes a siete grupos taxonómicos (aves, mariposas, abejas, sírfides, arañas, escarabajos y plantas arvenses).
La homogeneización del paisaje agrícola es una amenaza importante para la biodiversidad y la oferta de servicios clave de los ecosistemas para el bienestar humano. Los investigadores afirman que el aumento de la heterogeneidad de los cultivos es más beneficioso para la diversidad multi-trófica que el incremento de los hábitats semi-naturales. Los paisajes catalanes que han contribuido al estudio, situados a los secanos de la plana de Lleida -Urgell, Segarra y Garrigues-, son justamente los que responden mejor a la premisa de mayor biodiversidad en campos más pequeños y variados.
El artículo pone en valor estas parcelas pequeñas típicas del paisaje leridano. Afirma que un mosaico complejo favorece la biodiversidad, manteniendo al mismo tiempo la superficie en producción. Además, permite recuperar paisajes productivos mucho más resilientes. Por ejemplo, reducir el tamaño de las parcelas de 5 a 2,8 hectáreas tiene el mismo beneficio que aumentar la proporción de hábitats semi-naturales del 0,5 al 11%.
Su efecto positivo en la biodiversidad agrícola se mantiene, incluso, en ausencia de vegetación entre parcelas, como márgenes, espacios con maleza, matorrales o bosques. "Simplificar los paisajes agrícolas en esta zona de Catalunya tendría un impacto potencial mucho más negativo al ser zonas con una elevada biodiversidad singular y con un gran número de especies amenazadas", afirman los investigadores. "A modo de ejemplo, durante la realización de este estudio hemos detectado especies de arañas nunca citadas antes en Catalunya", añaden.