Los móviles que cada día llevamos en nuestro bolsillo son una ventana a nuestra privacidad. Eso ya se sabe y es uno de los muchos debates que protagonizan las nuevas tecnologías en este principio de siglo. Pero normalmente la polémica se centra en los adultos. El caso es que una de cada cinco aplicaciones infantiles podría recopilar datos de menores ilegalmente. Así lo acredita el estudio "Won't Somebody Think of the Children?" Examining COPPA Compliance at Scale, que asegura que el 57% de las Apps infantiles gratuitas más populares de los Estados Unidos vulnera la privacidad de los más pequeños; y que el 19% de las aplicaciones diseñadas para niños analizadas durante el estudio recopila identificadores u otra información de identificación personal a través de terceros sin ajustarse a los mecanismos de protección exigidos por la normativa.

"No tiene por qué haber una mala intención detrás, pero es potencialmente una invasión de nuestra privacidad porque hay empresas que no tienen ninguna necesidad de tener esta información", señala en declaraciones a ElNacional.cat César Córcoles, profesor de los Estudios de Informática, Multimedia y Telecomunicación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). "Puede haber alguien que tenga un mapa que le permita saber qué recorrido ha hecho tu hijo durante la última semana", añade.

Córcoles señala que esta vulneración de la privacidad se traduce, normalmente, en un abuso de recopilación de información sobre geolocalización. Pero puede ir mucho más allá. Algunas aplicaciones, por ejemplo, podrían llegar a saber sin ningún tipo de necesidad si un menor "ha hecho búsquedas relacionadas en hacer una transición de género o cambiar su religión". O incluso tener acceso a tu biblioteca de fotos. Y eso, según lo que se almacene, puede convertirse en un grave problema.

¿Por qué es peligroso?

¿Por qué se tendría que preocupar un padre o una madre de que estas aplicaciones recopilen datos si no se acaban vendiendo a terceros? Córcoles afirma en su conversación con este diario que la mayoría de veces esta recopilación ilícita de datos no se hace con mala intención porque la voluntad es tener información de diagnóstico para saber si funciona bien la aplicación. Pero el desconocimiento o la falta de mala intención no eximen a nadie del cumplimiento de la ley.

Córcoles, que es director del máster de Desarrollo de Lugares y Aplicaciones Web de la UOC, pone encima de la mesa un ejemplo de cómo la recopilación inocente de datos puede conducir a consecuencias desastrosas: con la prohibición del aborto en los Estados Unidos, ha surgido el miedo entre los norteamericanos de que la justicia obligue a las empresas responsables de Apps que monitorizan la menstruación a entregar información sobre las mujeres que utilizan la aplicación, y perseguir aquellas que muestren evidencias de haber interrumpido un embarazo.

Prevenciones

Si la prioridad más absoluta de los padres es la privacidad de sus hijos, es mejor comprar un iPhone que un teléfono inteligente que utiliza Android. "Apple no vende los datos de sus usuarios, y eso hace que haga una apuesta mayor por la privacidad y que haya mejorado mucho más que Google en este aspecto", señala Córcoles a ElNacional.cat. Existen sistemas operativos alternativos a estos dos monstruos del software de móviles, pero este experto en informática no los recomienda. "Se trata de que la criatura no te tire el teléfono por la cabeza; son complicados de conseguir y acostumbran a tener problemas de usabilidad", apunta.

¿Los móviles escuchan a nuestros niños?

Los móviles no escuchan ni a adultos ni a niños. A mucha gente le ha pasado que ha tenido una conversación haciendo una cerveza con un amigo en la cual han charlado sobre calzado deportivo -para poner un ejemplo- y al llegar a casa abre Instagram y la App no hace nada más que mostrarle publicidad sobre productos de este tipo. Según Córcoles, eso no se debe a nuestros micrófonos. "No hace falta que nos escuchen", asegura.

El profesor de la UOC insiste en la geolocalización, y explica que las Apps saben con quién quedamos y durante cuánto rato; y eso hace que al usuario A le aparezcan anuncios que el día anterior consumió el usuario B. Según Córcoles, esta vulneración de nuestra intimidad empeorará todavía más en un futuro, con la llegada de los metaversos. "Todavía se tiene que ver si la gran porción del pastel se la llevará Facebook; pero en todo caso lo que conseguirán será saber qué estás mirando", sentencia.