La contaminación ambiental provocada por la acción humana no se limita a la emisión de gases de efecto invernadero. El impacto de la actividad humana deja rastro en todo tipo de ecosistemas y consecuencias sorprendiendo. Por ejemplo, truchas comunes adictas a las metanfetaminas o percas que dejan de tener miedos a los depredadores porque van medicadas con antidepresivos. Un artículo científico publicado en la revista Nature Sustainability varios investigadores advierten que la contaminación moderna por drogas farmacéuticas e ilegales se está convirtiendo en una amenaza creciente para la vida salvaje. En declaraciones en The Guardian, Michael Bertram, profesor ayudante de la Universidad Sueca de Ciencias Agrícolas, ha advertido: "Los ingredientes farmacéuticos activos se encuentran en las vías fluviales de todo el mundo, incluidos los organismos que podríamos comer".

Los científicos que firman el artículo recogen varios ejemplos de especies animales que sufren los efectos de la contaminación de todo tipo de drogas. Los peces que consumen estas sustancias que se encuentran en el agua por mano humana no solo cambian el comportamiento, como el mencionado caso de las percas, también llegan a cambiar su morfología. La presencia de píldoras anticonceptivas en algunas aguas ha provocado una inversión sexual en algunas poblaciones de peces. Todo ello ha generado el colapso de comunidades de peces, ya que los machos habían desarrollado órganos femeninos.

Un efecto dominó

Los ecosistemas se sostienen en equilibrios frágiles. Puede parecer que el hecho que un pez esté expuesto en los antibióticos y genere resistencia a ciertas bacterias no impacta más allá de la comunidad de peces afectados, pero no es así. Es el caso de una especia propia de Norteamérica de la familia de las carpas conocida como Pimephales promelas (Fathead Minnow, en inglés) que al desarrollar esta resistencia alteró la vida microbiótica en su entorno, la cual también tiene impacto en otros animales y plantas. Es decir, se provoca una especie de efecto dominio

Otro caso de como la contaminación farmacéutica provoca este tipo defecto en cadena en un ecosistema los encuentran fuera del agua. Este tipo de contaminación no solo afecta a la vida acuática. Todo tipo de animales están expuestos con graves consecuencias. Por ejemplo, entre los años 1997 y 2007, un fármaco antiinflamatorio se encontró de forma habitual en ganado del sur de Asia. En este periodo, la población de buitres en la India se cayó en torno al 97%, ya que se envenenaban al comer los cuerpos de este ganado con este fármaco. La caída de la población de buitres dejó los cuerpos de ganado al alcance de los perros, los cuales en comida estos restos contrajeron masivamente la rabia. Un nuevo elemento en el ecosistema, el antiinflamatorio, desbarató la vida de varias especies.

¿Qué se puede hacer?

En el artículo, los investigadores apuntan que hace falta que una industria farmacéutica más verde. "Teniendo en cuenta que el acceso de los pacientes a medicamentos seguirá siendo vital en el futuro, hace falta que los creadores de fármacos, científicos y los políticos reconozcan que son una amenaza ambiental y prioricen la creación de fármacos más ecológicos". El autor y científico, Gorka Orive, ha afirmado: "Las drogas se tienen que diseñar no solo para que sean efectivas y seguras, sino que también tengan un riesgo potencial reducido para la vida salvaje y la salud humana cuando están presentes en el medio ambiente".

 

 

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