El Ministerio del Interior español había asegurado que las infiltraciones sin autorización judicial de agentes de la Policía Nacional en movimientos sociales de Barcelona habían cesado. Pero todo parece indicar que, nuevamente, el Gobierno faltó a la verdad. Una investigación periodística de La Directa ha descubierto un nuevo agente infiltrado. No es el primero que desde este medio cooperativo han conseguido desenmascarar. El pasado verano se supo que un agente originario de las Balears pudo infiltrarse en grupos sociales como el Sindicat d'Estudiants dels Països Catalans (SEPC) y enJovent Republicà —las juventudes de ERC— haciéndose pasar por militante a pesar de ser un agente de nueva hornada de la policía española. Siguiendo el mismo patrón, y una extraña coincidencia, ahora se ha podido saber que un segundo agente encubierto también pudo acceder a los círculos de movimientos de izquierda de la capital de Catalunya para recoger información sobre sus integrantes, sus movimientos y su línea estratégica y de acción.
En el caso que se ha descubierto hoy, se trata de un agente que se hacía llamar Daniel Hernández Pons —los mismos apellidos que el otro infiltrado, también originario de Mallorca— y que empezó a trazar su infiltración en el distrito de Sant Andreu el año 2020. Tenía 31 años y se puso muy fuerte en el papel; llevaba tatuajes, el pelo pintado y estaba muy instruido en la causa, sobre todo, libertaria y anarquista. Aterrizó en el gimnasio de un centro social ocupado y desde allí fue construyendo su personaje para ganarse la confianza de los otros activistas, según detalla La Directa. Empezó a hacer vida social y fue entrando en grupos y empezó a ser uno más del ecosistema de estos grupúsculos de la izquierda alternativa de la ciudad de Barcelona. Incluso, llegó a controlar las llaves de algunos locales y centros sociales ocupados y, según la investigación, fue gracias a mantener relaciones sexuales con personas del entorno libertario que había conocido desde la aplicación OkCupid.
El hombre que ahora se cree que era un agente encubierto de la policía española —y que ha desaparecido asegurando que ha vuelto a su casa— fue visto en multitud de actos como las fiestas mayores alternativas de Gràcia y Sants y también en actividades de comunidades alternativas en Can Masdeu, Can Batlló, Kasa de la Muntanya, el Ateneu l’Harmonia y La Comunal e incluso en L'Hospitalet de Llobregat, en la Lokomotiva. También fue identificado por los Mossos en varias acciones por detener un desalojo, donde, incluso, fue sancionado con una multa que asegura que no pagó. Cuando fue descubierto el primer agente infiltrado, sus jefes lo desactivaron y dejó de estar en Barcelona, asegurando que había viajado al sur de España para después irse al extranjero. La gente sospechó, casi desde un principio, de él, pero su implicación, su formación y sus tatuajes lo ayudaron a triunfar en su propósito.
Más agentes españoles encubiertos
El descubrimiento de este segundo agente, y según la teoría de La Directa, la infiltración de agentes haciéndose pasar por falsos activistas para conseguir información de movimientos sociales y de la izquierda alternativa de Barcelona, vinculados a los movimientos libertarios y okupa, es una actividad recurrente que ha llevado a cabo el Estado, y concretamente la Policía Nacional, los últimos años. No se descarta, tampoco, que otras personas que hayan sido relacionadas con este tipo de grupos o que todavía estén puedan estar a las órdenes de la Comisaría General de Información de la Policía Nacional.