Fumar en las playas no sólo puede suponer una molestia para las personas no fumadoras sino que también supone un perjuicio medioambiental para los arenales, porque una colilla puede tardar entre 5 y 10 años en degradarse, contamina el mar y sus sustancias tóxicas puede matar los animales marinos o acumularse en su estómago.
Por estas razones y también para dejar de normalizar el uso del tabaco en estos espacios públicos, varias ciudades catalanas han creado playas sin humo. De hecho, Catalunya fue de las comunidades pioneras ya que el municipio de L'Escala, en la provincia de Girona, fue el primero a crear una playa sin humo en el 2006. A las playas de l'Escala se han sumado las playas de Sant Feliu i Sant Pol y Canyerets en Sant Feliu de Guíxols; la playa de Ocata en el Masnou; y las playas de Sa Boadella, Canyelles, Treumal y Fenals en Lloret de Mar.
Islas Baleares
El archipiélago balear cuenta con dos playas sin humos situadas en la isla de Ibiza que, de momento, no imponen sanciones: son la playa urbana de Santa Eulàlia del Riu y la playa de Talamanca.