La ONU ha calculado que casi el 10% de la población mundial sufrió hambre en 2021 (el 9,8%, exactamente), de acuerdo con la edición de este año del Estado de la Seguridad Alimentaria y la Nutrición en el Mundo publicado este miércoles. El informe indica que el número de personas afectadas por el hambre llegó hasta los 828 millones el año pasado, un empeoramiento de 46 millones respecto del 2020 y de 150 millones desde el inicio de la pandemia de covid-19. "El mundo retrocede en sus esfuerzos por acabar con el hambre, la inseguridad alimentaria y la desnutrición para el 2030, un objetivo establecido por las Naciones Unidas en el 2015", dice el estudio. Asimismo, destaca el avance de la pobreza extrema y la creciente desnutrición crónica.
Ante estas cifras, las proyecciones son pesimistas para el 2030: apuntan al hecho de que casi 670 millones de personas todavía sufrirán hambre (el 8% de la población mundial). Una cifra que se mantiene incluso calculando una recuperación económica global. Es una cifra similar a la del 2015, cuando se fijó la meta de poner punto final al hambre, la inseguridad alimentaria y la malnutrición para finales de esta década en el marco de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.
Brecha de género y desnutrición infantil
El estudio detalla que unos 2.300 millones de personas sufrieron inseguridad alimentaria moderada o grave el año 2021. Eso son 350 millones más que al inicio de la pandemia. Pero es que casi 924 millones la sufrieron de manera severa (un 11,7% de la población mundial), cosa que representa un incremento de 207 millones en dos años. Con perspectiva de género, estas cifras son todavía más preocupantes: el 31,9% de las mujeres sufrió inseguridad alimentaria, por delante del 27,6% de hombres. Hablamos de una brecha de género de cuatro puntos, mientras que el año 2020 era de tres puntos. También hay que destacar que 3.100 millones de personas no pudieron permitirse una dieta saludable en el 2020, 112 millones más que el 2019. Eso revela los efectos negativos de la inflación en los precios de los alimentos al consumidor derivados de los impactos económicos de la pandemia de covid-19 y las medidas implementadas para contenerla.
Además, casi 45 millones de niños menores de cinco años presentaron emaciación, la forma más letal de desnutrición (aumenta hasta doce veces el riesgo de que mueran). Al mismo tiempo, 149 millones de menores de cinco años tenían un retraso en el crecimiento y el desarrollo por mor de la falta crónica de nutrientes esenciales en sus dietas. También hay que mencionar que 39 millones de niños sufrieron sobrepeso. La parte positiva la encontramos en la lactancia materna exclusiva, con el 44% de los bebés menores de seis meses del mundo alimentados solo con leche materna el año 2020. Sin embargo, la cifra todavía está lejos del 50% deseado para el año 2030.
Crisis de alimentos y alimentos nutritivos
Los organismos explican que hay una crisis de alimentos a causa de la afectación de las cadenas de suministro para los acontecimientos climáticos extremos cada vez más frecuentes, sobre todo en los países de renta baja. A esta situación se añade la guerra a Ucrania, que involucra a dos de los mayores productores mundiales de cereales básicos, semillas oleaginosas y fertilizantes. La conflagración altera las cadenas de suministro internacionales y eleva los precios de los cereales, los fertilizantes, la energía y los productos preparados, como la fórmula terapéutica para niños con desnutrición severa.
Los autores del informe consideran que, vistas la amenaza de la recesión mundial a puerta y las implicaciones que eso tiene tanto sobre los ingresos como el gasto públicos, una forma de dar apoyo a la recuperación económica sería reorientar el apoyo alimentario y agrícola para enfocarse en alimentos nutritivos. La cuestión es que el consumo per cápita de estos no coincide con los niveles recomendados para dietas saludables. "La evidencia sugiere que si los gobiernos reorientan los recursos que están utilizando para incentivar la producción, el suministro y el consumo de alimentos nutritivos, contribuirán a que las dietas saludables sean menos costosas, más asequibles y equitativas para todo el mundo", afirma la ONU. Para concluir, plantea que los gobiernos podrían hacer más para reducir las barreras comerciales en los alimentos nutritivos, como frutas, verduras y legumbres.