Una de las escenas más habituales en los controles de seguridad en aeropuertos de todo el mundo son los operarios tirando botellas de agua, de refresco, gel o champú, líquido para lentillas, productos de maquillaje e incluso perfumes a la basura porque van en un envase que supera los 100 mililitros. Esta situación, que para muchas personas resulta frustrante ya que una vez pasada la seguridad puedes entrar al avión botellas de agua de litro si las compras en el mismo aeropuerto, está a punto de cambiar gracias a la implantación de escáneres 3D.
Estos escáneres no llegarán de forma inmediata, y se irán implantando por todo el mundo paulatinamente, empezando por los principales aeropuertos del planeta, donde llegarían en el 2024. Hoy en día, no se puede pasar el control de seguridad con botellas o tarros de más de 100 ml, aunque tengan menos de esta cantidad de líquido dentro. Es decir, una botella de gel de 150 ml a punto de acabarse también la tienes que tirar. Además, las normas indican que los tarros que contienen líquidos se tienen que sacar de la mochila y la maleta y ponerlos en una bolsa transparente, de la misma manera que se tienen que separar los aparatos electrónicos. Las familias que viajan con niños son la excepción, ya que pueden pasar comida para bebés, leche materna o leche en polvo.
El Reino Unido ya hace pruebas del sistema
Los primeros a poner sobre la mesa esta idea fue el gobierno británico de Rishi Sunak. Concretamente, el secretario de transportes de este país, Mark Harper, que en los últimos días ha anunciado que espera que a partir de junio del 2024 estos escáneres 3D de alta tecnología sean presentes en los principales aeropuertos británicos, hecho que permitiría no tener que sacar ni los aparatos electrónicos ni los líquidos de las mochilas y maletas. Todo ello solo tiene beneficios, según el político británico: menos colas, más facilidades y mejor experiencia para el usuario, y se podrán detectar nuevas amenazas que hasta ahora pasaban desapercibidas gracias a los algoritmos.
Todo forma parte de un proyecto de ley que se presentó ayer, jueves, y en que el límite de capacidad de los envases que contienen líquidos pasará de 100 ml a hasta 2 litros. De momento, el sistema está en pruebas en el aeropuerto de Stansted, el tercero con más capacidad de la capital británica, y ya se ha instalado en otras ciudades, como en Ámsterdam o Helsinki, donde no hace falta sacar los aparatos electrónicos en una bandeja aparte, pero sí que continúa vigente el límite de 100 ml. En los Estados Unidos también se está probando en el aeropuerto de Los Ángeles o Chicago, entre otros.