Un mes y medio después del asesinato del agente de la Guardia Urbana de Barcelona que apareció muerto y carbonizado dentro de su coche, hoy se ha hecho la reconstrucción de los hechos.
Es la parte más visible de una investigación que avanza a buen ritmo y bajo un estricto secreto de sumario.
Alrededor de las 10 de la mañana llegaba la comitiva judicial a Vilanova i la Geltrú, en la casa de Rosa Peral, donde presuntamente se habría cometido el asesinato. Y media hora más tarde ha empezado la reconstrucción con una quincena de mossos d'esquadra.
Primero ha llegado Peral y después lo ha hecho el otro detenido, Alberto López, los dos son agentes de la Guardia Urbana de Barcelona. Han llegado tapándose con un paraguas para esquivar las cámaras de los medios de comunicación. Una vez dentro, y juntos, han recreado la escena.
La reconstrucción en la casa ha durado aproximadamente una hora y media. Durante una hora han estado en el patio y después han seguido 30 minutos más dentro de la casa. Durante la reconstrucción se han podido ver las piernas de un maniquí que han llevado hasta allí los Mossos para recrear los movimientos con la víctima y también se han oído varios golpes. Como golpes de hacha. De hecho, una de las hipótesis es que habrían matado a Pedro Rodríguez con una herramienta de este tipo.
Una vez acabada esta reconstrucción, toda la comitiva ha ido hasta el pantano de Foix, justo al lugar donde se encontró el coche, para volver después de nuevo hasta Vilanova, reconstruyendo así también todo el trayecto que supuestamente habrían hecho los dos detenidos después de matar a Pedro Rodríguez.
La sombra del chantaje
La jueza de instrucción número 8 de Vilanova i la Geltrú acordó el pasado 16 de mayo enviar a la prisión a los dos agentes, que fueron detenidos por los Mossos d'Esquadra acusados de matar al agente en Vilanova i la Geltrú y posteriormente calcinar el cadáver, oculto en el maletero de su coche, en un camino apartado del pantano de Foix.
La principal hipótesis de los investigadores es que los dos encarcelados mataron a su compañero después de que este descubriera que Rosa, de 33 años y con quien vivía en Vilanova i la Geltrú desde el verano pasado, había reanudado a escondidas una relación sentimental con Alberto, un urbano con quien había estado unida en el pasado.
Los investigadores sospechan que el agente muerto, después de descubrir que su pareja lo engañaba con Alberto, los amenazó con revelar información relevante sobre un proceso en el cual los dos habían sido investigados en el 2014, en una causa que fue archivada relacionada con la muerte de un mantero que se precipitó por un acantilado al huir de un dispositivo de la Urbana en el cual los dos participaban en Montjuïc.
El agente detenido ya fue condenado en el 2013 por un juzgado de Barcelona a una multa de 300 euros y a una indemnización de 600 por una falta de lesiones por agredir a otro mantero, de origen senegalés, en un dispositivo de la Urbana contra la venta ambulante.
La policía investiga este caso y parece que podría revisar otras actuaciones de los agentes encarcelados, así como de otros miembros del cuerpo.