Si pensamos en el cambio climático y los océanos, es muy probable que lo que nos venga en mente sea el aumento del nivel del mar. Sin embargo, hay otros efectos de la crisis climática promovida por la actividad humana que puede cambiar la morfología de los océanos para siempre, de hecho, los puede volver verdes. ¿Por qué? El reciente informe sobre el estado europeo del clima, publicado en abril de 2024 por el Servicio Climático Copernicus de la Unión Europea, apunta que hay un aumento de clorofila, un pigmento fotosintético que se encuentra en el fitoplancton y en las plantas que les da su tonalidad verde. La investigación apunta que este aumento no es natural, sino que se debe al calentamiento global.
Este cambio no se ve a simple vista. Si ahora cualquiera se acercara al mar, no lo encontraría más verde. Se trata de algo que se aprecia a través del mapeo que se hace del estado de los océanos y el mar a través de los satélites. En el informe de Copernicus, se recoge que el nivel de clorofila se han disparado en el mar de Noruega y el océano Atlántico en el norte del Reino Unido. En el caso del mar Mediterráneo también ha aumentado la concentración
Según recoge la BBC, el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), descubrió que más de la mitad de la superficie oceánica del mundo, el 56%, cambiaba de color. Para ponerlo en perspectiva, esta área es mayor que toda la masa terrestre del mundo.
La mala salud del Mediterráneo
Si bien el Mediterráneo no se está tiñendo rápidamente de verde como otros mares europeos, es la masa de agua que confronta con Europa, que tiene una de las peores concentraciones de oxígeno en el agua. Las zonas con más oxígeno se encuentran en las Islas Baleares y Alicante. ¿Qué implica esta falta de oxígeno? Las bajas concentraciones de oxígeno en el agua son un peligro para el ecosistema.
“La aparición de concentraciones reducidas de oxígeno en las aguas próximas al fondo marino está aumentando, en gran parte a causa de una combinación de causas naturales y presiones inducidas por el hombre, como el exceso de aportaciones de nutrientes y el cambio climático,” informa a la Agencia Europa del Medio Ambiente. Más del 25% de las áreas evaluadas muestran concentraciones reducidas (<6 mg/l), que caen por debajo del límite necesario para mantener la vida marina con un mínimo estrés. En estos baremos se encuentran algunas de las aguas de la costa alicantina y balear. De hecho, no hay ninguna otra zona en todo del Mediterráneo que tenga valores peores.
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