Terrible la historia que abre la portada de El Periódico. Un garrotazo. Es difícil entender que, en 2021, aun muera gente de frío por la calle. El diario habla de Amine, de 27 años, y de Mohamed, de 38, uno de Casablanca y otro de El Hoceima (Alhucemas, en español), ciudades que hace un siglo eran parte del protectorado español en Marruecos. Por lo que explica el diario, iban cuesta abajo: bebían demasiado, no tenían empleo ni vivienda —uno dormía en el parque de la Ciutadella, otro en la entrada de un garaje de la Barceloneta—, ni más trabajo que sobrevivir. Murieron el 11 de enero. Este año han fallecido 18 personas sin techo en las calles de Barcelona, según la fundación Arrels, que se ocupa de ellas. La competencia es municipal, de acuerdo, pero eso no excusa de nada, porque esa primera página también explica alguna cosa menos bonita del país y de su gente, como otras iniquidades considerables que no tuvieron la suerte de acabar en portada —como la sufrida por Adri Carrasco, por mencionar la más reciente. Al darles tanto relieve, El Periódico señala que las muertes de Amine y Mohamed no son una desgracia sino una injusticia, porque podíamos evitarlas y no lo hemos logrado.
Hay otras portadas cargadas, aunque no de la misma manera. La de El País alerta sobre la intensidad de la tercera oleada de la pandemia y la amenaza para el PP que supone la decisión de Bárcenas de explicar nuevos tráficos de la exlideresa Esperanza Aguirre con la caja b del partido (apúntalo porque se hablará mucho de todo eso las semanas que vienen). Ara también avisa que la pandemia nos apretará hasta mitad de primavera, con la nota positiva de que vienen más vacunas. El Punt Avui, en la misma línea, habla de récord de contagios, un titular peligroso porque es fácil que mañana o pasado el récord vuelva a ser batido.
Por contraste de corazón y conciencia, dan pena las politiquerías tabernarias de El Mundo, ABC y La Razón, cuyas portadas son un chiste malo en un funeral. Acuérdate, sin embargo, de una canción de la que ya estás avisado desde hace meses: la manía de los diarios de la derecha madrileña de ensalzar a la ministra de Defensa, la jueza Margarita Robles. Hoy lo hacen los tres. Ayer solo La Razón. Hoy coinciden, seguro que casualmente, como siempre que coinciden, en enfrentarla al ministro del Interior, Fernando Grande- Marlaska, también juez, que estaría celoso de la ministra porque utiliza al Ejército para limpiar de nieve y de hielo las calles de Madrid (sobre todo). No se sabe si la consideran una ministra ejemplar, si la utilizan para enredar con divisiones (de dividir) al ejecutivo de Pedro Sánchez, o si quieren preservarla por si algún día suena la flauta del Gobierno Nacional (como llaman a la Gran Coalición PSOE-PP) y es menester un relevo de Sánchez que sea aceptable para su nacionalismo de cuartel y carajillo.