Aunque en realidad es una enfermedad, con el aumento de precios, la celiaquía se ha convertido prácticamente en un lujo irrenunciable al alcance de pocos, que además, no tienen ayudas para poder tener una alimentación que no ponga en riesgo su salud. Así, si con la espiral inflacionista, la cesta de la compra se ha encarecido para los que pueden comer cualquier tipo de producto, en el caso de las personas celíacas, esta subida ha hecho que el coste de sus alimentos se haya elevado aún más. Con todo, el aumento del IPC ha contribuido, curiosamente, a acercar los costes de los productos con gluten y sin: si bien la cesta de la compra de los celíacos sigue teniendo un precio mucho más elevado, la de las personas sin sensibilidad en esta proteína todavía ha subido más de precio, hecho que provoca que su diferencia sea menor que en otros años, cuando las separaba un abismo.
Tal como revela un estudio elaborado este mes de enero por la Federación de Asociaciones de Celíacos de España, la diferencia sería de los alrededores de unos seis euros entre una compra y la otra: la suma de productos de consumo diario, como cereales, pan de barra, galletas o macarrones, específicos para celíacos era de 24,42 euros. En el caso de los productos para la población general, 18,45. Los que representan una diferencia mayor son el pan, tanto tostado como de barra, y también los productos navideños, ya que este estudio analizaba productos en un momento en que estos llenaban las estanterías de los supermercados.
Un celíaco gasta 538,98 euros más al cabo del año solo en el súper
La primera estimación de la Federación se basaba en 100 gramos de productos y a partir de aquí, quisieron calcular también el consumo en frecuencia semanal, mensual y anual. Así, semanalmente, la diferencia es de 11,23 euros, mensualmente 44,92 euros y, anualmente, los celíacos gastan 538,98 euros más que la población en general en su compra en los supermercados. Yendo más allá, sin embargo, si en una familia de cuatro miembros, dos son celíacos, la diferencia supera el millar de euros, una cifra difícilmente asumible para una parte de la población, pero que no tiene alternativas. Así, aunque la cesta de la compra para las personas con enfermedad celíaca sigue siendo considerablemente más cara, la diferencia se ha reducido prácticamente a la mitad. A principios de 2022, cuando todavía no había empezado la guerra de Ucrania y los precios de los alimentos no se habían disparado, la diferencia era todavía más abismal: la compra anual sin gluten era de 1.367,41 euros, mientras que la de la población general era de 522 euros. Eso suponía una diferencia de 845,20 entre tener celiaquía o no. Ahora, esta diferencia se ha reducido en unos 300 euros, ya que la inflación ha afectado más duramente a los productos con gluten (475 euros), que los específicos para celíacos, que se han encarecido en 169,42 euros en el total anual.
Cantidades ridículas a precio de oro
A pesar de esta reducción, la diferencia sigue existiendo y sufrir esta enfermedad supone un coste añadido a la vida de los que la sufren. Irene Puig, portavoz de la Associació Celíacs de Catalunya lamenta este aumento de los precios desmesurado que ejemplariza con uno de los productos más básicos para nuestra dieta: "Ahora mismo todo es muy caro. El kilo de pan te puede costar 10 euros", mientras que en un horno de barrio, el pan de payés de kilo ronda los 3,5 euros, 4 como mucho. Para no subir precios, algunas empresas lo que hacen es reducir cantidades. Este es un fenómeno que se ha detectado en los últimos meses bajo el nombre de reduflación, pero en el caso de los productos sin gluten todavía es más evidente: "Aunque lo hacen para que no haya esta diferencia abismal de precio, ahora te encuentras con unas cantidades que son ridículas. Antes te ponían seis magdalenas en una bolsa y ahora pagas lo mismo, pero solo son cuatro", lamenta Puig. Sin ir más lejos, las magdalenas con gluten de la marca blanca de un supermercado catalán van a 3,34 euros el kilo. Exactamente, el mismo producto y de la misma marca, pero apto para celíacos, supera los 14 euros. El paquete de entre 12-14 magdalenas "normales" cuesta 1,84 euros; una bolsa de seis unidades de magdalenas sin gluten, es decir, la mitad, 2,95. Y así, con todo el resto de alimentos necesarios para llenar la despensa.
Para hacer frente a esta situación y también para no oír que salen del súper habiendo gastado mucho dinero pero habiendo comprado muy pocos productos, hay gente que ha optado por hacer el pan en casa, ya que como apunta Irene Puig es la manera que salga más cantidad, aunque requiera más esfuerzo. Ahora mismo, el kilo de harina sin gluten cuesta en torno a unos 5,5 euros, mientras que el kilo de pan puede superar los 10. Cualquiera fórmula es buena para intentar encontrar la manera de ahorrar como celíaco.
Tiendas pequeñas: más caras pero más especializadas
En los últimos años, especialmente en las grandes ciudades y coincidiendo con un auge de las dietas sin gluten en aquellas personas que no sufren la enfermedad, ha crecido también el número de tiendas especializadas en este tipo de productos, que dan un trato más próximo y las personas encargadas son expertas en la materia. Con todo, este tipo de tiendas suelen ser más caras que los supermercados, donde, reconoce Puig, las opciones son más baratas. La cara B es que en los establecimientos especializados acostumbra a haber más variedad de productos: no solo un tipo de galleta sin gluten, sino muchas de diferentes, ajustadas a los gustos de los consumidores. Estos negocios más pequeños han sufrido mucho con la inflación y han tenido que hacer lo imposible por evitar que esta repercuta tanto en sus clientes, ajustando todavía más el margen de beneficio.
Sin de ayudas para hacer frente al precio de ser celíaco
Una de las grandes quejas que tienen desde la Asociación de Celíacos es la falta de ayudas económicas que recibe su colectivo, cuando su enfermedad afecta directamente en su bolsillo. Desde esta entidad hacen todo lo que tienen a su alcance para ayudar a personas con sensibilidad en el gluten, pero Puig asegura que no pueden llegar a todo, ya que las ayudas que han recibido desde el Govern son mucho más reducidas de lo que ellos habían solicitado. Una de las primeras preguntas que hacen las personas que acuden a la Associació tras ser diagnosticadas es si tienen algún tipo de apoyo económico. En Italia o los Países Nórdicos, pone como ejemplo Puig, sí que existen, con cantidades que varían de los 40 a los 150 euros mensuales, así como cupones, subsidios... En España y Catalunya los únicos que tienen acceso a este tipo de apoyo son funcionarios y militares, a quien se los adjudica unos 450 euros anuales: "Eso demuestra que las instituciones son conscientes de que la ayuda es necesaria y lo único que pedimos es que se haga extensiva a toda la población".