La prisión de Mas d'Enric del Catllar ha endurecido los controles para asignar las tareas a los reclusos. El centro ha tomado la decisión dos meses después del asesinato de una cocinera a manos de un interno condenado por matar a una mujer. El preso tenía asignadas tareas de auxiliar de cocina y disponía de acceso a los utensilios propios del trabajo. Según ha adelantado EFE, la dirección del centro penitenciario ha aprobado este martes un procedimiento para tener más control sobre los trámites derivados de una solicitud para un puesto de trabajo por parte de un recluso. A partir de ahora, la decisión pasará por tres equipos diferentes.
El centro clasifica las tareas de los presos en cuatro grados de riesgo
El documento aprobado por la dirección del centro clasifica los destinos laborales en cuatro grados de riesgo y determina qué unidad o equipo profesional de la prisión es responsable de cada una de las gestiones necesarias para asignar un recluso a una tarea u otra. En el nivel más alto, el cuatro, se incluyen las tareas en las cocinas y cafeterías.
En primer lugar, las nuevas directrices indican que la unidad de seguridad será la encargada de valorar el estado del interno y calificarlo según el nivel de riesgo de los destinos laborales. Posteriormente, el informe del perfil del interno se elevará a un equipo de técnicos encargados de seguir la evolución de los internos, que darán el visto bueno al documento y finalmente lo elevarán a la junta de tratamiento de Mas d'Enric, integrada por juristas, psicólogos, trabajadores sociales y otros especialistas. Serán ellos quienes decidirán, después de estudiar toda la información, si el interno es o no apto para acceder a un puesto de trabajo. En caso de ser válido, también tendrán la última palabra sobre cuál es la tarea que se le tiene que asignar. El Centro de Iniciativas para la Reinserción (CIRE) se encargará de tramitar su contratación.
El asesino de la cocinera no fue evaluado debidamente
Este lunes se hizo público que el preso de Mas d'Enric que mató a la cocinera hacía ocho meses que no era evaluado con el test de algoritmo Riscanvi, una prueba que determina el riesgo de reincidencia del condenado, aunque había agredido a otro recluso. Los técnicos consideraron que este incidente no era determinante. El asesino había sido evaluado con este test en 14 ocasiones desde el 2016 y en todas ellas se determinó que su índice de reincidencia era bajo. La última prueba Riscanvi a la cual se había sometido fecha del 13 de julio de 2023, cuando los protocolos establecen que se tiene que practicar cada medio año.