La delegación del Gobierno en Catalunya ha propuesto la torre del Pretorio de Tarragona como espacio de memoria. Así lo ha anunciado este martes el delegado del ejecutivo estatal, Carlos Prieto, que ha comunicado que pedirá al ministro de Política Territorial, Ángel Víctor Torres, declarar esta torre como espacio de memoria democrática en el marco de la conmemoración de los cincuenta años de la muerte del dictador Francisco Franco. "Este emblemático espacio, que en su etapa como prisión, fue testigo de acciones represivas durante la dictadura, merece ser reconocido para honrar a la memoria de los que allí lo sufrieron", ha defendido. ¿Qué pasó? Esta es su historia.
Conocida como prisión de Pilats, fue un centro de reclusión durante la posguerra del cual salieron 650 personas para ser fusiladas en la Oliva y que el año 1939 concentraba a más de 1.300 prisioneros. Según el Arxiu Històric de la Ciutat de Tarragona, originalmente formaba parte del foro provincial romano construido el siglo I d.C. durante la época del emperador Vespasiano. También fue utilizado como centro de reclusión a mediados de siglo XVII, bajo el nombre de Castell del Rei, para acabar convirtiéndose en la prisión provincial de Tarragona a mediados del siglo XIX.
La prisión de Pilats, prisión provincial de Tarragona
Sus celdas tenían capacidad para acoger, supuestamente, una población reclusa de entre setenta y cien internos. En 1926 el Estado declaró el pretorio de Augusto o castillo de Pilats como monumento nacional y lo puso bajo su inspección y vigilancia, pero mantuvo su función de prisión provincial hasta 1953. Después del golpe de estado militar de 1936 contra el gobierno legítimo de la República, militantes anarquistas de la ciudad —espoleados por milicianos armados venidos de Barcelona— abrieron las puertas de la prisión el 22 de julio y liberaron a todos los reclusos sin distinciones, tanto políticos como comunes. Sin embargo, cuatro días después, ingresó al primer interno acusado de actividades fascistas y la prisión se volvía a llenar.
Más allá de la represión revolucionaria incontrolada y extrajudicial que ocasionó 327 víctimas en el Tarragonès, durante los años de la Guerra Civil salieron de la prisión de Pilats ocho sentenciados a muerte por los Tribunales Populares (seis de los cuales militares acusados de rebelión). Durante los treinta meses de guerra pasaron más de 550 personas, con un movimiento de internos que pasó del mínimo de once reclusos del 15 de octubre de 1936 hasta al máximo de 489 encarcelados el 26 de junio de 1938, muy por encima de su capacidad. Esta situación de colapso del verano del 38 obligó a utilizar de manera transitoria como centro de internamiento la iglesia de la Trinitat, localizada en la misma plaza del Rei.
Condenados a muerte y condiciones de vida infrahumanas
La entrada de las tropas franquistas en Tarragona el 15 de enero de 1939 marcó el fin de la guerra y el inicio de una nueva oleada represiva, feroz y sistemática. La prisión de Pilats siguió siendo el centro del sistema penitenciario de las comarcas tarraconenses, que las detenciones masivas obligaron a complementar con la habilitación del convento carmelita de la Punxa y del convento de las Oblates como centro de reclusión de mujeres. Desde 1939 hasta 1945 salieron más de 650 condenados a muerte para ser fusilados en la colina de la Oliva.
Durante 1939, se llegaron a meter 1.361 prisioneros. La saturación era indescriptible y el colapso del centro también. Los internos tenían que dormir por las escaleras, casi uno encima del otro. La higiene era muy deficiente y la ropa no se lavaba. Si no era por la ayuda de las familias, los presos se podían estar años con la misma ropa sin lavar. La escasa ventilación, el hacinamiento de los reclusos y la falta de higiene provocaron la aparición de la sarna, los piojos y las chinches, con la consiguiente propagación de enfermedades infecciosas. La alimentación era del todo insuficiente: dos comidas al día a base de garbanzos. Estas condiciones de vida infrahumana en las cuales malvivían los reclusos fue la causa de la defunción de más de setenta internos.
Más de 6.200 internos en la prisión en 1939
Solo el año 1939 fueron internados en las prisiones de Pilats, la Punxa y las Oblates más de 6.200 personas, con una media de ingresos mensuales de 520 reclusos. En 1943 había 585 reclusos, una cifra que bajó a 340 en 1944 y a 212 en 1945. Se quedó en funcionamiento hasta el año 1953, cuando se inauguró la nueva prisión provincial de la avenida República Argentina.
Ahora, será propuesto como espacio de memoria democrática. Según el Ministerio de Política Territorial, un lugar de memoria democrática es aquel espacio, inmueble, paraje o patrimonio cultural inmaterial o intangible en el cual se han desarrollado hechos de relevancia singular por su significación histórica, simbólica o por su repercusión a la memoria colectiva, vinculados a la memoria democrática, la lucha de la ciudadanía por sus derechos y libertades, la memoria de las mujeres, así como la represión y violencia sobre la población como consecuencia de la resistencia al golpe de estado de julio de 1936, la Guerra Civil, la dictadura, el exilio y la lucha por la recuperación y profundización de los valores democráticos.