Uno de los sectores que tampoco se ha escapado de los efectos de la pandemia del coronavirus ha sido la industria del sexo. Son muchos los locales donde se practica el intercambio sexual, desde prostíbulos, hasta clubs de intercambios de parejas o saunas masculinas, entre otros. Mueven mucho dinero y una cantidad importante de personas que, a día de hoy, están a la espera de unas reaperturas que ni los mismos propietarios saben a ciencia cierta cómo afrontar.

Como ya es conocido, respecto a la prostitución o los intercambios sexuales que se pueden producir en este tipo de locales, existe un vacío legal por parte de la administración porque no hay un marco jurídico propio que establezca su regulación. Por eso, estos espacios donde se practica el intercambio de sexo se encuentran registrados como discotecas, pubs, bares o, en definitiva, clubs de ocio nocturno, una situación que les ha permitido su reapertura a partir de la fase 3 de la desescalada.

Los prostíbulos

Después de muchos intentos para poder hablar con propietarios de prostíbulos de toda Catalunya, descuelga el teléfono Marina, una de las responsables del Club Calipso de Cabrera de Mar, uno de los muchos locales privados catalanes donde se practica el intercambio sexual con prostitutas. Antes de presentarnos, Marina anuncia que tiene muchas chicas nuevas disponibles y que tienen de nuevo el local abierto —como la mayoría del sector—, a la espera de recuperar viejos clientes y recibir a nuevos clientes.

Su trayectoria es larga y a pesar de tener una buena base previa de clientela que los visitaba habitualmente, aseguran que los tres meses que han tenido la persiana abajo lo han notado, y mucho. Desde hace tres semanas volvieron a abrir y la responsable reconoce que hay menos público, "entendemos que la situación ha cambiado y muchos clientes se han quedado sin trabajo y, por lo tanto, sin ingresos". ¿Y qué medidas toman? "Ahora en la entrada tomamos la temperatura y desinfectamos las manos y los zapatos". Una situación que les ha hecho cambiar algunos protocolos y ser más estrictos en cuanto a la seguridad, por el bien del personal y de los clientes. "Antes de abrir hicimos el test a todas las chicas que trabajan con nosotros y al personal del local. Ahora la mayoría de chicas no salen y es obligatorio el uso de la mascarilla".

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Imagen del exterior del Club Calipso, en su paso por la N-II. Fuente: Google Maps

Y una vez dentro, ¿qué medidas se aplican? "Lo que pasa en las habitaciones depende de cada persona, la responsabilidad es individual de cada chica y de cada cliente". Marina nos explica que el aforo también ha cambiado, si antes en el Club Calipso podían entrar 200 personas, ahora sólo permiten el acceso a 94.

Clubs de 'swingers', locales de intercambio de parejas

En la zona alta de Barcelona, en el barrio de Sarrià, se encuentra uno de los locales donde se practica el intercambio de parejas, el Oops! Barcelona. Nos abren sus puertas Gala y Toni (apodo que utilizan para darse a conocer dentro del mundo swinger), una pareja que se adentró en esta práctica hace tres años y medio. Desde hace dos años, son los responsables del local.

"El hecho de hacer intercambio refuerza mucho más la confianza entre la pareja. ¡La familia se dio cuenta al vernos más unidos que nunca!"

Tanto Gala como Toni, que llevan juntos 22 años y tienen en común dos hijos pequeños, aparte de gestionar el Oops tienen otros trabajos. Gala es maestra y Toni autónomo, un hecho que los ha ayudado a salir adelante estos meses que Oops está cerrado.

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Oops Barcelona ofrece unas vistas inéditas de toda la ciudad. Fuente: Oops Barcelona

"En un local como este, en una fiesta de fin de semana, pueden llegar a agruparse unas 320 personas", que equivale a unas 160 parejas o chicas, que tienen el acceso libre, y que están a la espera de saber cómo será la reapertura.

"Nosotros funcionamos como las discotecas. Podríamos abrir en la fase 3", explica Toni y Gala, que prefieren observar su entorno y esperar a reabrir con todas las garantías y medidas de seguridad a partir de septiembre. "Los locales que han abierto hemos visto que anuncian que tiene que haber espacio entre parejas y el uso de mascarillas es obligatorio, pero en un local como el nuestro, ¿qué sentido tiene eso?", se pregunta Gala sorprendida.

Conocemos a mucha gente y muchos nos preguntan cuándo abriremos. Las parejas han estado compartiendo muchos momentos juntos a lo largo de este confinamiento, pero se nota que se echa de menos el juego y salir de nuevo a sacar la cabeza por el Oops".

Oops3Zona del bar de Oops Barcelona. Fuente: Oops Barcelona

Saunas masculinas

Otro de los espacios concurridos por gais y hombres bisexuales que buscan el intercambio sexual con otros hombres son las saunas masculinas, locales habilitados con diferentes espacios donde sus clientes se pasean libremente tomando una copa, relajándose o conociendo a otros hombres que buscan lo mismo que ellos.

Jesús, uno de los responsables de la Sauna Bruc de Barcelona, nos explica que han sufrido mucho los efectos del coronavirus a nivel económico, pues han tenido que implementar un ERTE entre los trabajadores. Ahora, sin embargo, han reabierto de nuevo esta semana y nos explica las medidas que llevan a cabo para evitar nuevos contagios. "El cliente se tiene que lavar las manos con gel desinfectante y se le toma la temperatura al entrar en el local. Si da más de 37,5ºC, se tendrá que volver a tomar la temperatura al cabo de un rato para asegurarnos de que no es fiebre, sino que puede ser del golpe de calor del momento de llegar. Hay que venir con mascarilla de forma obligatoria, aunque no es obligatorio su uso si se puede mantener la distancia de seguridad".

En las zonas donde hay intercambio sexual cada cliente tiene la responsabilidad de escoger qué hace y cómo lo hace. Cada uno es responsable de sí mismo, aunque hemos intensificado el ofrecimiento de gel desinfectante en las cabinas, tal y como teníamos antes".

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Imagen de recurso de una sauna de vapor. Fuente: Pixabay

Por lo que respecta al aforo, también se ha tenido que limitar, tanto con respecto a los espacios en cuestión —las saunas y la piscina— como por el local en sí, donde ahora sólo pueden acceder 100 personas, a diferencia de las 168 que podrían llegar a entrar.

Jesús reconoce que, a pesar de ofrecer una discreción absoluta con sus clientes, les ha llegado la noticia de que algunos de ellos han muerto directamente o indirectamente por culpa del coronavirus en plena pandemia, cuando tenían el local cerrado. Por eso dan tanta importancia a establecer unas medidas para evitar nuevos contagios, con las cuales pretenden mantener un mayor control de la situación y velar por el bienestar de sus clientes y de su personal en todo momento.

Con respecto a la reapertura, la afrontan con ilusión, a pesar de saber que costará volver a adquirir el ritmo que tenían antes de afluencia. "Sabemos que, a la larga, nuestros clientes volverán por el servicio que les damos".

Unas reaperturas que, si todavía no se han producido, se prevén de forma inminente, apelando a la responsabilidad individual y donde se pretenden aplicar las máximas medidas de seguridad posibles para evitar nuevos contagios, tanto con respecto a los usuarios que frecuentan estos espacios como para los propios responsables y personal de los locales en cuestión.