El temporal Gloria de principios de año transformó la desembocadura de la Tordera, situada entre Blanes y Malgrat de Mar. De hecho, recuperó un espacio natural que estaba en retroceso desde los años 80, cuando había 300 metros más de desembocadura que en enero.
Tal como explica Enric Sagristà, geólogo y doctor en Ciencias del Mar, las causas de esta pérdida de terreno, más allá de las dinámicas naturales, son las extracciones de arena del fondo marino para repoblar playas, las extracciones de áridos del cauce del río y la sobreexplotación del acuífero de la Tordera. Estas prácticas se han reducido desde los años 90, pero no ha sido suficiente.
Sagristà apunta que durante el temporal, y las semanas posteriores, el río arrastró tantos sedimentos como los que suelen bajar por la Tordera entre 10 y 20 años. Estos sedimentos se proyectaron hasta 300 metros dentro del mar. Las lluvias de abril también colaboraron a arrastrar sedimentos y consolidar la 'nueva' desembocadura. Actualmente, por la fuerza del oleaje, se conservan 200 metros más de costa que antes del Glòria.
El confinamiento por el coronavirus, clave para el mantenimiento del espacio
Javier Romera, miembro de Naturalistas del Montnegre y la Tordera, explica que el Gloria fue el responsable de restituir todo el espacio perdido pero que lo que realmente ha marcado el cambio en la desembocadura ha sido el confinamiento por el coronavirus. La zona era, hasta hace unos meses, una playa pública, donde era habitual ver a gente llevando a correr al perro o bañándose.
Cuando empezó el confinamiento, los ayuntamientos de Malgrat de Mar y Blanes cerraron el acceso al espacio y es aquí donde se ganó en el mantenimiento de la zona. "En el momento que la gente ha salido de la ecuación, se ha recuperado la normalidad de lo que sería la fauna y su importancia en los pasos migratorios, la reproducción o la hibernación que tendremos de aquí poco," explica Romera.
La regeneración de la desembocadura ha recuperado un hábitat natural para la flora y la fauna. Martines pescadores, charranes patinegros y flamencos, entre otros, se detienen, ahora, en la zona para hacer vida. Romera explica que no se han visto especies nuevas pero que sí que se han ganado muchísimos ejemplares: "Antes los veíamos sobrevolar el delta y si alguno decidía acercarse a la desembocadura, al cabo de poco rato aparecía un perro ladrando o personas bañándose y se asustaba".
Los campings y el acuífero: el ahogo de la desembocadura
Uno de los problemas históricos de la desembocadura es el del espacio. "Cuando bajan mil metros cúbicos por segundo por el río Tordera, ni un muro de cinco metros de altura sería suficiente. Hace falta más anchura, y esta anchura la ocupan los campings", dice Romera. Dos de los campings de Malgrat y de Blanes están justo junto al cauce del río y dificultan su paso. Desde hace tiempo, se reclama una reubicación de estos complejos. Romera explica que ya no solo se trata de cuidar de la naturaleza, sino que es un motivo de seguridad. Cuando hay un temporal como el Gloria o una torderada fuerte, la zona queda anegada de agua y no se puede acceder por carretera. "Este enero tuvieron que rescatar a las cinco personas que estaban en el camping de Malgrat en helicóptero", añade.
Los campings ocupan cerca de 100 Ha en el delta de la Tordera. Los que asfixian la desembocadura son un peligro y perjudican un entorno natural de gran valor, pero muy deteriorado por la acción humana. La liberación y restauración de esta área es ineludible. @blanes_cat @ajmalgrat pic.twitter.com/Nw3862FyE4
— Daniel Roca (@piocsalvatge) Augusto 12, 2020
La concejal de Medi Ambient del Ayuntamiento de Blanes, Marina Vall-llosada García, explica que se entiende que medioambientalmente habría que dar más espacio al río, y que eso "posiblemente sería a base de quitar terrenos a los campings". Indica que hace falta que "los que entienden de este tema se pronuncien de una manera que no genere todavía más dudas, para actuar en consecuencia." Sin embargo, asegura que, desde el consistorio no tienen potestad para intervenir en este tipo de actuaciones.
Enric Sagristà expone uno de los otros problemas importantes de la Tordera: la sobreexplotación del acuífero. Reducirla es posible: "Tenemos una planta desalinizadora que si estuviera en funcionamiento todo el año, podría cubrir la mitad de la demanda hídrica del abastecimiento de la población. Además hay un proyecto para ampliarla que la cubriría de sobra". Este año, por el descenso del turismo en verano, la demanda de agua en la zona se ha reducido un 30%, según datos del Consorci de la Costa Brava. Durante todo el verano, el río ha tenido agua, cosa que no es nada habitual en esta época del año.
El compromiso de los ayuntamientos
Desde los ayuntamientos de Malgrat y Blanes se cerraron los accesos a la zona para proteger la nidificación de las aves y procurar la buena estancia de las especies de la desembocadura. También han hecho un seguimiento y vigilancia para evitar que nadie entre. El Ayuntamiento de Malgrat instaló un observatorio desde donde se puede ver la desembocadura por el lado del Maresme. Allí se reúnen aficionados a la fotografía, la ornitología y curiosos de los alrededores que quieren observar las vistas.
La parte de Blanes todavía no cuenta con ningún observatorio definitivo. La concejal de Medi Ambient de Blanes, Marina Vall-llosada García, explica que hay un proyecto para poner un observatorio en la plataforma de hormigón abandonada que formaba parte de la desaladora. Este sería el emplazamiento óptimo para el Ayuntamiento, que está a la espera desde antes del verano que la Agència Catalana de l'Aigua apruebe su colocación. Desde las asociaciones valoran muy positivamente la tarea de los ayuntamientos, que "vieron la oportunidad de proteger el espacio y la cogieron al vuelo", explica Romera. Ahora, los ayuntamientos, entidades naturalistas y la ciudadanía piden que se reconozca la zona de la desembocadura de la Tordera como reserva natural.
Un futuro con optimismo
Javier Romera explica que ahora se habla mucho, pero que hace muchos años que los ecologistas y naturalistas piden que se cuide de la zona y que están encantados de la respuesta de la población y los ayuntamientos con la preservación de la desembocadura. Esta desembocadura, aunque puede sufrir cambios como el resto de la costa, no desaparecerá con una nueva tormenta si se mantiene.
Los naturalistas se muestran optimistas con la situación. Romera explica que, dentro de unos años, podríamos estar hablando de la desembocadura de la Tordera como un espacio tan importante como son el delta del Llobregat o los aiguamolls de l'Empordà pero eso solo será posible si la ciudadanía lo quiere: "Si la gente de Blanes y Malgrat quiere que eso sea un espacio de disfrute para las personas y un lugar referente en biodiversidad, lo tendrá. Dependerá exclusivamente de lo que digan y también de lo que voten".