Cardening o tener un jardín montado en el coche. Alguien puede pensar que es de modernillo o una aberración. El caso es que durante el coronavirus el cardening ha encontrado una nueva vida. O la ha recuperado. Porque esta moda no es nueva. De hecho, un artículo del SouthWestJournal de Minneapolis ya hablaba de ello en 2007.

No tiene demasiado secreto. Consiste en crear un jardín al maletero del coche o en cualquier lugar (del automóvil), ciertamente. Excepto a la parte de delante, donde está el motor y no hay espacio. Se puede empezar con una torreta o poniendo torretas distribuidas a lo largo del maletero, pero los auténticos cardenings se hacen a base de tierra, plantas y flores directamente sin macetas.

Un conjunto de suculentas emergen de un coche / Instagram @beachvibesfurniture

¿Nos gustan más (ahora) las plantas y las flores?

Que la pandemia ha impulsado el consumo de plantas y flores no es algo nuevo. No es casualidad. El hecho de pasar mucho tiempo en casa nos ha hecho darnos cuenta 'de las pequeñas cosas' y también de la necesidad de cuidar el entorno. Además, en algunos espacios hay poco verde y la naturaleza también se ha echado de menos.

"El hecho de habernos visto con un cierre durante semanas ha provocado que se valoren otras cosas", explicaba hace unos días a la doctora en psicología y profesora de la UOC Amalia Górdovil en conversación con ElNacional.cat. En un libro conjunto que ha escrito con la también psicóloga Angès Brossa, Compartir la vida educa, hacen referencia a este hecho en uno de los capítulos. "Ir a hacer una cerveza en una plaza ahora es un lujo", comentaba con las restricciones todavía vigentes. Así, recordaba la historia de un adolescente que cuando se empezaron a relajar las medidas quedó con sus amigos para ver una puesta de sol. "Decía que si se lo hubieran dicho el año pasado, quizás habría pensado que era un plan un poco freak".

Como convertir un coche en un jardín en marcha / Instagram @wearesproutl

En la década de 1950 el Volkswagen Beetle ya venía con un accesorio extra que era precisamente una jarra y servía para que los conductores –la mayoría hombres en aquella época, entre el 1900 o 1950– pudieran disimular el olor del humo y poder conducir a todo trapo con el perfume de las flores, según recoge el The Guardian.

Conectar con la vida

El mismo diario recoge también que la pandemia nos ha hecho conectar más con la naturaleza o, cuando menos, es una vía de escape que se ha utilizado cuando estamos deprimidos o queremos conectar con la vida, posibilidad de crecer, etc. El rotativo constata que en los Estados Unidos se alcanzaron cifras récord de venta de entonces y que en Rusia también aumentaron hasta un 30%.

Suculentas en el coche / Instagram @bettyblueandbibbadeeboo

Ahora bien, no todo el mundo tiene el espacio ni los recursos de poder convertir un coche en jardín. Es precisamente por eso que las terrazas, balcones o ventanales –o cualquier interior– también pueden ser una buena opción de colores, plantas y vida.

 

 

Imagen principal: varias flores y colores en un jardín / Unsplash