85 años después del levantamiento militar que supuso el pistoletazo de salida de la Guerra Civil en España, 400 personas se reunieron ayer delante del monumento de la Batalla del Ebre en Tortosa. Convocados por la Comissió per la Retirada dels Símbols Franquistes los participantes a la concentración exigían la retirada de la escultura, la cual estaba programada para ayer y que se ha retrasado sine die a raíz de una decisión judicial.
El monumento forma parte de la skyline de Tortosa desde 1966. De 45 metros de altura, está colocado sobre una de las pilastras que sustentaban el puente de la Cinta, el cual fue volado por los republicanos en abril de 1938. La escultura, obra de Lluís Maria Saumells, fue inaugurada por el dictador Francisco Franco el 21 de junio de aquel año para celebrar los 25 años de la Batalla del Ebre y originariamente se titulaba Monumento en honor en el glorioso ejército vencedor de la Batalla del Ebre. A pesar de sus orígenes, la posibilidad de que sea trasladado de su ubicación original divide a los vecinos de la capital del Baix Ebre. ¿Por qué?
El Gobierno anuncia la retirada
"Llegamos tarde: son nuestros deberes pendientes", avisa en declaraciones en ElNacional.cat Ester Baige, portavoz de la Comissió per la Retirada dels Símbols Franquistes, señalando los 45 años desde la muerte del dictador. La activista lamenta que después de haber conseguido el consenso político, una decisión judicial retrase la retirada del monumento. "Tenemos una importante desmemoria histórica y colectiva", alerta, a la vez que señala que su retirada responde a la ley de memoria histórica de 2007.
El 20 de noviembre de 2020 el Govern de la Generalitat puso fecha a la retirada del monumento franquista de Tortosa. Lo hizo durante la visita de los entonces vicepresidente, Pere Aragonès, y la consellera de Justicia, Ester Capella, donde también explicaron que el ejecutivo catalán asume el coste de las obras, 200.000€, aunque el Estado es el propietario de la escultura. "El monumento quería que las víctimas acotaran la cabeza y en una democracia eso es absolutamente intolerable", justificó Aragonès.
Una retirada que el Govern había escogido materializar ayer, 18 de julio, aprovechando el simbolismo de la fecha, pero que ha quedado postergada y sin fecha por orden judicial. Sin embargo, a principios de julio el juzgado contencioso-administrativo número 2 de Tarragona resolvió detener el desmontaje de manera cautelar a petición del Colectivo para la reinterpretación del monumento de la Batalla del Ebre (Corembre).
Según informa la ACN, la jueza dio la razón a Corembre al considerar que la sentencia pendiente del Tribunal Superior de Justicia sobre la descatalogación del monumento hace que esta no esté 100% confirmada y por lo tanto se podría revertir la decisión. Si el monumento no está descatalogado correctamente por una modificación puntual del Plan de ordenación urbanística municipal (POUM), no se puede retirar. Además, la magistrada también prevé difícil la restitución del monumento una vez retirado, ya que se tienen que cortar las diversas piezas metálicas y supondría un coste importante por|para la complejidad de las obras.
Ante la medida, el Departamento de Justicia, ahora encabezado por Lourdes Ciuró, anunció que interpondría un recurso de apelación delante del TSJC el cual todavía se tiene que resolver. Además, ha indicado que el retraso supondrá alargar el proceso un año más, ya que los trabajos de retirada se tienen que realizar cuando el caudal del río es bajo, es decir, en verano.
Referéndum de 2016
Corembre justifica su petición pegándose a la consulta popular impulsada por el Ayuntamiento de Tortosa con el objetivo de decidir el futuro del monumento. Un referéndum vecinal que se promovió después de que en el Parlamento de Catalunya prosperas una votación que instaba en el consistorio a retirarlo. Con casi un 70% de los votos los vecinos optaron por hacer una reinterpretación.
Una decisión que en declaraciones en ElNacional.cat Joan Otero, portavoz del colectivo, justifica por el hecho de que para la mayoría de tortosinos no lo ven como monumento franquista, sino que forma parte del paisaje diario de la ciudad. Asimismo, asegura que su retirada no se puede justificar en la ley de memoria histórica, ya que ya se han retirado los elementos en referencia al franquismo más significativos.
Concretamente, en 1986 se eliminaron el víctor, adoptado como emblema personal de Franco, y las inscripciones "Al Caudillo de la Cruzada y de los veinticinco años de paz" y otra que decía "A la promoción Ebre de la Guardia Civil". Posteriormente, en el 2008, se sacaron las placas que conmemoraban la inauguración de la escultura por parte de Franco. Con todo todavía restan una gran cruz metálica de doce metros, que recuerda a los muertos a la batalla y una águila de hierro desplegando las alas, que originalmente sostenía el víctor.
Apuesta por la reinterpretación
Haciendo caso al referéndum popular, Corembre apuesta por la reinterpretación del monumento. "Es un monumento de la etapa franquista, pero se puede convertir en un punto de reencuentro, tiene muchas posibilidades a escala turística, histórica y es obra de un autor reconocido internacionalmente", argumenta Otero.
Con todo, reconoce que ahora mismo no tienen una propuesta concreta para la reinterpretación, cosa que justifican por el hecho de que el colectivo surge en un momento de urgencia después de que el Ayuntamiento descatalogue el monumento. Sobre por qué no se han emprendido acciones en este sentido antes, en respuesta al referéndum, atorga la responsabilidad al consistorio.
Baiges, sin embargo, explica que la reinterpretación manteniendo el monumento en la vía pública es imposible. "La escultura significa lo que significa y todavía hay símbolos vinculados al nacionalcatolicismo, mantenerla significa blanquear el franquismo", afirma. Desde la Comissió per la Retirada dels Símbols Franquistes se apuesta para retirar el monumento y crear un centro para su interpretación que permita explicar con detalle la historia de la escultura. Sobre por qué elemento se tendría que sustituir, señala que no es la misión de la comisión decidirlo, pero que en principio ven bien la propuesta del Ayuntamiento de instalar una pasarela y recuperar la misión original de la pilastra.