El avance inexorable del calentamiento global antropogénico, es decir, por la acción humana, pinta un futuro muy negro en varios frentes. No solo hay que prepararse para un futuro con temperaturas sofocantes, extinción de especies o refugiados climáticos, entre otros, sino que el suministro de alimentos actual pende de un hilo. Entre los efectos de la crisis climática, la escasez de agua es uno de los más preocupantes. Según el último informe de la Comisión Global de Economía del Agua publicado este jueves, la mitad de la producción mundial de alimentos estará en riesgo de colapsar en los próximos 25 años.

La mitad de la población mundial ya se enfrenta a la escasez de agua, y esta cifra aumentará a medida que empeore la crisis climática. Sin embargo, este escenario todavía irá a peor si no se implantan medidas más drásticas contra el cambio climático. Por ejemplo, la demanda de agua dulce superará la oferta en un 40% a finales de la década, porque los sistemas de agua del mundo están sometidos a un "estrés sin precedentes". La investigación de la Comisión apunta que los gobiernos y los expertos han subestimado mucho la cantidad de agua necesaria para que las personas tengan una vida digna. Si bien se necesitan entre 50 y 100 litros al día para la salud y la higiene de cada persona, en realidad, las personas necesitan unos 4.000 litros al día para tener una alimentación adecuada y una vida digna.

Además de destacar que se necesita más agua de la que se suponía hasta ahora para tener una vida digna, el informe destaca la obligación de tener unos ecosistemas globales equilibrados. Gran parte del agua dulce del mundo viene de la lluvia, la cual a menudo se genera a miles a centenares de kilómetros de donde acaba cayendo. "La economía china depende de la gestión forestal sostenible a Ucrania, Kazajistán y la región del Báltico", ejemplariza a declaraciones en The Guardian el profesor Johan Rockström, director del Instituto de Potsdam para la Investigación del Impacto Climático y uno de los copresidentes de la comisión. "Podéis hacer el mismo razonamiento para Brasil, que suministra agua dulce a la Argentina. Esta interconexión solo demuestra que tenemos que situar el agua dulce a la economía global como un bien común global".

Ninguna acción global

El informe denuncia que actualmente no se está coordinando ningún esfuerzo global para abordar esta crisis. A pesar de la interconexión de los sistemas globales del agua, no hay estructuras para su protección. De hecho, en el estudio se denuncia que la ONU ha celebrado solo una conferencia sobre el agua en los últimos 50 años, y solo el mes pasado nombró un enviado especial para el agua.

Además, la Comisión subraya que si bien los peores efectos de la crisis del agua todavía tardarán unos años, actualmente ya se dejan notar. La sequía en la Amazonia, las inundaciones en Europa y Asia y el deshielo de los glaciares en las montañas, que provoca tanto inundaciones como sequías aguas abajo, son todos ejemplos de los impactos de la meteorología extrema que probablemente empeorarán en un futuro próximo. El uso excesivo del agua por parte de la gente también está empeorando la crisis climática, por ejemplo, drenando las turberas y los marjales, ricos en carbono, que luego liberan dióxido de carbono a la atmósfera, según se recoge en el diario británico.