La tromba de agua que impactó contra el yate de lujo hundido en la costa de Porticello se tiene que entender en un contexto más amplio que el de una fuerte tormenta veraniega. Expertos consultados por el diario británico The Guardian señalan que el cambio climático ha alimentado la tormenta que ha acabado hundido la embarcación provocante, por ahora, un muerto y seis desaparecidos, entre los cuales está el presidente de Morgan Stanley, Jonathan Bloomer; el empresario tecnológico y propietario de la embarcación, Mike Lynch, y su hija, entre otros.

Hasta ahora, las autoridades y los testigos de los hechos sostienen que el barco fue golpeado por una tromba de agua devuelta, una columna giratoria de aire y niebla de agua que tiene las mismas características que un tornado terrestre. Se trata de un fenómeno meteorológico que no es ajeno al mar Mediterráneo, pero que donde es realmente frecuente es en las aguas tropicales. Sin embargo, en los últimos años el número de trombas de agua han aumentado y se han vuelto más violentas en la zona del Mediterráneo. ¿El motivo? El aumento de la temperatura en la región por culpa del calentamiento global provocado por la actividad humana,

La zona del Mediterráneo es una de las más vulnerables al calentamiento global, es decir, que sufre con mayor dureza el cambio climático y sus consecuencias. Este año es una muestra clara de este fenómeno, ya que el agua del Mediterráneo ha llegado a temperaturas caribeñas batiendo todos los récords. En Mallorca se superaron los 30 grados, mientras que en la zona del hundimiento del yate la temperatura del agua se movió entre los 27 y los 30 grados.

Cambio climático y el accidente, vinculados sin duda

Luca Mercalli, presidente de la Sociedad Meteorológica Italiana, ha declarado al diario británico que las altas temperaturas crearon una gran cantidad de energía, que hizo que las tormentas fueran más intensas. "Por ejemplo, hace 30 años un acontecimiento de este tipo podría haber provocado vientos de 100 km/h. Hoy son 150 km/h porque las temperaturas del mar de tres grados más altas significan una enorme cantidad de energía para las tormentas, y cuando llega el aire frío es explosivo", ha detallado.

Roberto Danavaro, biólogo marino de la Universidad de Ancona, ha afirmado que hay "un vínculo directo absoluto" entre las temperaturas anómalas del mar de este verano y la tormenta. "La ocurrencia de tornados o huracanes mediterráneos ha ido aumentando en frecuencia durante los últimos 10 a 15 años. Y a partir de las altas temperaturas, es probable que veamos más en septiembre y en octubre. El calor de este verano no llevará nada bueno".

Otro experto entrevistado por The Guardian, ha apuntado a la relación indivisible entre los hechos del hundimiento y el cambio climático y alerta que todo irá a más. "Desgraciadamente, estos acontecimientos, que antes eran anómalos, en el sentido que casi nunca pasaron, ahora empiezan a pasar con más frecuencia. Este es un signo del cambio climático", ha advertido a Paolo Sottocorona, meteorólogo.