Este martes, el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, ha emitido una advertencia crucial sobre el huracán Milton, que se podría convertir en el peor huracán que haya golpeado el estado de Florida en más de un siglo. Según las previsiones, el huracán impactará en la zona de la bahía de Tampa este miércoles por la noche, con la posibilidad de provocar efectos devastadores. Para entender mejor como se gestiona la amenaza de tormentas tan poderosas como esta, es fundamental conocer la tarea de los llamados cazadores de huracanes, profesionales que arriesgan la vida volante directamente dentro de estos fenómenos para recoger datos clave que permiten predecir su intensidad y trayectoria, datos esenciales emitir este tipo de comunicados a los ciudadanos a tiempo.

Los cazadores de huracanes son equipos de expertos formados por pilotos, científicos, meteorólogos e ingenieros que tienen la tarea de estudiar los huracanes volando directamente dentro de ellos. Los aviones que utilizan están equipados con radares de gran potencia para obtener imágenes tridimensionales del centro de la tormenta. Son aviones como el WP-3D Orion y el Gulfstream IV-SP, que están preparados para soportar las condiciones extremas de un huracán, incluyendo vientos huracanados, lluvias intensas y turbulencias severas. Eso permite a los científicos entrar en el huracán y ver cómo evoluciona. Estos vuelos pueden durar muchas horas, a menudo desafiando las condiciones más duras que cualquier aeronave pueda encontrar. Durante las últimas horas, hemos podido ver unas imágenes donde los cazadores de huracanes de la NOAA (Administración Nacional Oceánica y Atmosférica) atraviesan el núcleo del huracán Milton y son sacudidos.

Así se vigila un huracán desde su interior

La misión principal de los cazadores de huracanes es recopilar datos meteorológicos cruciales que no se pueden obtener desde los satélites u otros instrumentos convencionales. Estos equipos vuelan hacia el ojo del huracán, la región central de la tormenta, donde el tiempo puede estar relativamente tranquilo pero rodeado de las condiciones más severas. Una vez dentro, utilizan instrumentos como las sondas de viento, dispositivos que se lanzan desde el avión y caen a través del huracán. Mientras caen, estos instrumentos miden variables como la presión atmosférica, la temperatura, la humedad y la velocidad del viento a diferentes altitudes.

Estos datos son fundamentales para hacer predicciones más precisas sobre la trayectoria y la intensidad del huracán. Los cazadores de huracanes ayudan a mejorar los modelos meteorológicos utilizados por los científicos y las agencias gubernamentales para tomar decisiones críticas sobre evacuaciones y medidas de protección para las comunidades en riesgo. Sin estos datos, las predicciones serían mucho menos precisas, lo cual podría poner en peligro la vida de muchas personas.

Otro aspecto importante de su trabajo es la investigación científica. Además de recopilar datos operativos para las predicciones, los cazadores de huracanes también ayudan a comprender mejor la dinámica interna de los huracanes y otras tormentas tropicales. Por ejemplo, han contribuido a comprender mejor cómo se forma un huracán, cómo se mueve y por qué algunos se vuelven mucho más destructivos que otros.

Además, los cazadores trabajan en colaboración con otras agencias, como el Servicio Meteorológico Nacional y el Centro Nacional de Huracanes, para asegurar que los datos que recogen se utilizan rápidamente en las predicciones oficiales. Eso permite a los gobiernos locales y estatales prepararse mejor y organizar las evacuaciones u otras medidas de seguridad para proteger a las personas en zonas vulnerables.